miércoles, 29 de abril de 2009

De lo improbable


De nuevo la orquesta encantada, esta vez con oboe, laúd y harmonio. La canción (aquí, instrumental) es una pieza de carácter, si no de época, luminosa y sin recovecos. Me divierte, en cada caso, localizar qué hay de genérico y de peculiar en el planteamiento. Esta vez la armonía es sencilla, diatónica; pero al inicio del tema no sabemos si estamos en mi menor o en re mayor. El estribillo resuelve la duda, que vuelve a plantearse en la coda (...de lo improbable). Las síncopas hacen el resto (no en vano Gema, que pasó a partitura las canciones del disco, nos llamaba, con afecto, Los Sincopitas).

(¿Y la letra? Mitología casera. Dice así: estrofa, estribillo. ¡Ar!)



Luna de los espejos,
diosa de voz amable.
Niña de los vencejos,
verso de miel y sangre.

Luz esmeralda,
dientes de sable;
diosa del tiempo
de lo improbable.



martes, 28 de abril de 2009

La caja del alma


Marea de fantasmas: hay melodías, canciones, que me acompañan desde hace años pero nunca terminan de hallar su momento. Ésta es una de ellas: un juego sencillo para dos guitarras (o flauta y guitarra) que ha acabado exigiendo, en desagravio por la tardanza, bajo, sitar, harmonio y theremin. Todo invisible, fantasmal: música de autómatas que fluye en secreto, con los ojos cerrados. Pienso ahora que un poquito más rápido (sólo un poco) estaría mejor, pero ya no puedo con mi alma (si la tuviera). La guardo, pues, en la caja y enciendo el lector de sueños.


lunes, 27 de abril de 2009

Dos preludios para el Príncipe de Beukelaer


Hay muchos comienzos. Uno de los míos es éste: hacia 1991, después de construir unas cuantas canciones pop (que ahora me vuelven a gustar), pensadas para un grupo de rock, hallé otro punto de partida posible en la música modal que me enseñó a apreciar Alfonso. Antes de convertirse en canción (El Príncipe de Beukelaer), los acordes y (sobre todo) el aura de aquello nos persiguieron durante muchas improvisaciones. Quizá la más linda sea ésta, que he vuelto a descubrir estos días. Dani a la flauta:





Pues bien: instalo un programa nuevo para hacer partituras (que me llevará años dominar) y me lanzo a intentar algo. En pocos minutos, la pieza se escribe sola. Otro preludio (o coda) para el Príncipe. Lavar, peinar y marcar.





(Y la pregunta, claro: ¿cuál les gusta más? —¿o menos?—)

sábado, 25 de abril de 2009

Farolitos


Curiosa ventura la mía: ser arte y parte de Ciento Volando, ese célebre grupo de culto sin culto. Un grupo desagrupado que, si no por centenario, ha cumplido sobradamente, por volandero, la promesa del título. Son casi veinte años y no acaba de morir CV; ni de vivir tampoco, con los titulares de viaje o dispersos por mundos que sólo a veces coinciden. Es lógico que un grupo así, además de un disco publicado pero nunca distribuido (Por amor a lo que venga, 2000), tenga, más que maquetas, atisbos. Va uno de ellos.

Tan poco tan vacía (Farolitos) es criatura de Luli. Hermana de La canción oscura (Hoy toca), estuvo a punto de entrar en el disco, pero una semana de grabación no dio para tanto. Canta y arpegia Luli. Dani ideó el carrusel de flauta del comienzo (que, extrañamente, sigue escuchándose después de apagarse), y el que suscribe, la segunda guitarra.



Tan poco, tan vacía,
tan llena de este sentimiento loco que me guía
a tu ventana
abierta y sin cortinas.
Rezuma primavera, explota
tu imagen en mi boca.
Como un beso
de incienso y agua fría,
así son mis días.

Me pierdo en una acera,
se queman mis zapatos que aún te esperan.
Me confundo,
la niebla no me deja ver de dónde cuelga ahora tu mundo
de cartones, yogures y ocasiones para imaginar.

Una canción de despedida
no es más que desangrarse por el hueco de tu vida,
quién diría,
por mucho que lo intento,
yo te mato y no estás muerto,
apareces
por una esquina rota
con una flor en la boca
y un adiós.

Cada día
me acuesto con mi cara de perdida.
Me despierto,
por un momento
creí sentir tu cuerpo.
Mataría
por sentirte tras la oreja,
por tocar tus manos viejas.

Los candiles,
quinqués y farolitos te persiguen,
tanta lumbre
y yo rogándole a mi boca
que acostumbre
a reír sin que resuene
la tristeza entre los dientes
ni en mis lados tu color.

Una canción de despedida
no es más que desangrarse por el hueco de tu vida,
quién diría,
por mucho que lo intento
yo te mato y no estás muerto,
apareces
por una esquina rota
con una flor en la boca
y un adiós.


jueves, 23 de abril de 2009

Volver a mi lado (Jefferson Airplane)





El verano aspiró
y contuvo de más el aliento.
Parecía que no
nos hubiera dejado el invierno
y por una ventana entreabierta
sin cortinas, te he visto volver,
te he visto volver a mi lado.

Uno empieza a leer
entre líneas alguna mirada
cuya música invita al diván
y de pronto se sabe enganchado;
a través de la lluvia que besa
al caer estos árboles
hoy te he visto, te he visto volver,
te he visto volver a mi lado.

No te puedes quedar a vivir
a mi aire, espacir como hojas
en el viento mi amor. Siempre dices
que no piensas marcharte; yo sé
qué será lo que fue: ya ha pasado.

Un sueño trasparente
por detrás de un suspiro que dejo
casi siempre pasar. Ojalá
que no hubiera empezado esta vez.
Hoy te he visto, te he visto volver,
te he visto volver a mi lado.

Recorriendo los montes
que dan a la costa
sé que he estado otras veces aquí.
Esa sombra en la niebla
que podría haber sido cualquiera.
Hoy te he visto, te he visto volver,
te he visto volver a mi lado.

Guardaré en un jarrón los porqués
y otras cosas pequeñas.
A una estrella fugaz le pedimos
un deseo. ¿Qué habrá sido de él?
¿Tal vez me lo inventé
intentando pasar un buen rato?
Hoy te he visto, te he visto volver,
te he visto volver a mi lado.


miércoles, 22 de abril de 2009

Pop progresivo: La libre creación (Bloque)


¿Recordará alguien a Bloque, aquel grupo de rock progresivo de Torrelavega que cantó a Abelardo y Eloísa? Su guitarrista, Juanjo Respuela, sigue en activo. También su primer letrista, el poeta Antonio Casares, que con los años se ha vuelto 'cada vez más clásico en la forma y ácrata en el contenido'. En la época del primer disco (Bloque, 1978), Casares, empapado del Demian de Hesse, desafiaba la credulidad del oyente con unas letras gnósticas deliciosamente amateur: 'soy Naturaleza, creadora del bien; / puedo ser Dios / por saber al fin. / Ignoro al mundo suelo / para venerar / a la madre naturaleza, / maestro libro'. ¿Puede sonar pop una cosa así? Pues no debería, pero.






(Cuando yo era niño veraneaba en el chalet que tenían mis tíos en Cuchía, cerca de Torrelavega. Durante algún año, Bloque fueron los héroes locales. Después, mis primas descubrieron a Patti Smith y se hicieron modernas.)

domingo, 19 de abril de 2009

Verdades


Me pasan, y les paso, este regalo de Agustín García Calvo. El deslinde que hace aparece también, si no mal recuerdo, en uno de los ataques (capítulos) de su libro Contra el tiempo, pero aquí se explica mejor. Mantengo la ortografía del original.

Para evitar confusiones en el uso del término ‘verdad’

(1) Verdad por todo lo alto es la que reina entre los entes puros o ideales, consistentes en su propia definición: por ejemplo, “En el triángulo, sea cualquiera la razón entre sus lados, la suma de sus tres ángulos es la misma siempre”; “7 > 5”, esto es, que ‘5’ es anterior a ‘7’ en el progreso de la serie de los números naturales; o, por ejemplo, “ ‘nada’ es lo contrario de ‘algo’ ”, esto es, que rige entre ambos la disyunción cerrada, “O es algo O (no) es nada”, y por tanto la negación rigurosa, “NO algo = nada”, “NO nada = algo”, pero “ ‘nada’ es lo opuesto a ‘todo’, en cuanto que, operando, no la negación sobre el cuantificador, sino el cuantificador sobre la negación, “todo NO = nada”, “nada NO = todo”, digamos “todo falta” = “nada hay”, “nada falta = “hay todo” (si la gramática permitiera decirlo); o, por ejemplo, supuesto que el sistema fonémico del español estuviese cerrado y quieto, “T : D :: P : B”, “la razón de T a D es la misma que la razón de P a B”; o, en fin, como suma de todas las verdades, “Lo que es lo que es ES lo que es lo que es” y “NO puede ser que lo que es lo que es NO SEA lo que es lo que es”, “A = A”, “~ (A A)”.

(2) Entre las cosas, o sea, en realidad, verdades son las que suelen entre nosotros pasar como verdades: por ejemplo, “la nieve es blanca”, “lo blanco no es negro”, “lo negro no es azul”, “Fulano tenía 27 vacas”, “lo que pasó fué sencillamente que N se puso delante del tren y el tren lo atropello”, “es el mayordomo el que mató a la marquesa”, “está haciendo frío de veras”, “me duele la cabeza”, “siento mucho el fallecimiento de su esposo”, “la población de España es actualmente de 41.574.058 españoles y el año 2025 habrá alcanzado los 50.000.000”, “mañana habrá cielos nublados en la mitad norte de la Península”, “el Universo surgió en un momento hace unos 7 a la 25 siglos y desarrolló sus condiciones fundamentales en unas pocas millonésimas de segundo”, “Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo”, “esta inversión le producirá a usted un 4’5 % a partir del 4º año”. Tales predicaciones o predicciones se demuestran verdaderas por esperimento y verificación, o sea por referencia a otras cosas (istrumento, testigo, repeticiones de “lo mismo” en otros momentos), que, siendo igualmente reales, no pueden demostrar sino la realidad del hecho, nunca su verdad.

(2a) Debe atenderse aparte al caso de la pura convencionalidad de los Nombres Propios: que Felipe Yanguas es Felipe Yanguas, gracias a que ‘Felipe Yanguas’ no significa absolutamente nada, resulta irrefutable ni comprobable por esperimento alguno, sino que ahí la verdad consiste en la pura ley de su imposición. Es lo que al teólogo medieval le hacía declarar que lo que ni Dios puede hacer es que un Martes no sea Martes.

(3) verdad de verdad, la que no se sabe: no consiste más que en descubrir la no verdad de las realidades, esto es, impedir que las verdades (1) se apliquen a las cosas y sus relaciones (2), como el Poder manda a cada paso que se apliquen: descubre que la existencia no es todo lo que hay y que, en contra de lo que el Poder manda, las posibilidades son sin fin. Las verdades (1) se imponen desde Arriba en (2): la verdad (3) se está contínuamente colando en (2) gracias a que las cosas nunca estamos hechas del todo, y así seguimos sensibles a la mentira de las verdades (2); ese sentimiento es lo que razona, diciendo lo que el-pueblo-que-no-existe dice, “NO”, que es la lengua o razón común, que se sabe contradictoria, costituyendo las cosas, por medio de los significados idiomáticos de las palabras, y denunciando y derruyendo la pretensión de su verdad. La negación o refutación de las verdades (1) no puede hacer más que obligar al sistema lógico a corregir sus definiciones y sus reglas; la negación o refutación de las verdades (2) lo que hace es devolvernos a las cosas a la libertad de no ser lo que somos; a la verdad (3) no hay quien pueda negarla o refutarla, ya que, siendo mero des-cubrimiento y negación, la negación de la negación no sería más que el restablecimiento de las verdades (2), como ya de por sí se están restableciendo a cada paso, y la vuelta a la sumisión al Poder y al Fin; o sea, nada nuevo.

AGUSTÍN GARCÍA CALVO

viernes, 17 de abril de 2009

Fortuna falaz



Fortuna falaz,
sombra venidera,
tome usted de mí
y haga lo que deba.
Si pudiera ser,
lléveme con ella;
nunca la olvidé,
y aunque no merezca,
cuando llegue el fin,
si no corre prisa,
quisiera beber
limpia de su risa;
quisiera tomar
de su mano fresca,
devolverle aquel
beso que me diera.

miércoles, 15 de abril de 2009

Pop progresivo: Share It



(Versión libérrima de Hatfield and the North,
Share It. Canta Richard Sinclair, inmenso.)

Los renacuajos siguen gritándome al oído:
«¡Caray! ¡Ahí lo tienes! ¡El Club del Sinvergüenza!
Explica lo que quiere decir esta canción,
compártela». No logro saber lo que sucede,
ayer perdí la pista, me he dado cuenta ahora
de que ser generoso es lo que me espabila,
así que al tajo: vamos, tú sírvete de mí
y deja que me sirva de ti y de tus amigas.
Podemos extenderlo. ¿Puedes pasar sin ello?
Pues ven a compartirlo: pongámonos a ello
sin perder más el tiempo. Tampoco te lo tomes
en serio (vaya broma). Lo único que importa
es que lo compartamos. Un despliegue grosero
de vergüenza importuna te haría sonrojarte,
será mejor que gastes tu pasta en otro sitio.
Tranquila, que te ahorro el rollo patatero,
para eso, ve la tele, esos anuncios chachis
de laca para el pelo, con actrices de plástico
quitándose la ropa para enseñarle al mundo
sus curvas escotadas, sus muchas sutilezas
(¿quién se acuerda del pelo?). Tampoco te lo tomes
en serio (vaya broma). Lo único que cabe
hacer es sonreír, llevarlo como puedas.
Alegría sin risas, sentimiento enfermizo,
tan lugar común todo que hará brotar tus lágrimas,
dame risa sin pausa, disipa este desastre
o el Club del Sinvergüenza te corta las orejas.
Reír, beber, bailar, pasarlo bien bien ciegos
de nuevo, irnos a pique, cantar con la esperanza
de que tú nos entiendas y quieras compartirlo.





lunes, 13 de abril de 2009

We are the Moles


...and we stay in our holes. La psicodelia inglesa, segunda infancia, bebió de dos libros inolvidables: las aventuras de Alicia y El viento en los sauces. Con tiempo, me gustaría seguir la huella de uno y otro (que tiene episodios bien curiosos, como el primer LP de Pink Floyd). Baste de momento este paralelismo: si John Lennon se probó en I am the Walrus el traje de la Morsa que invitó a comer a las ostras, The Moles se identificaron con aquel topo que se cansó de vivir bajo tierra, en platónica caverna, y salió a descubrir ríos, montes y flores. La analogía llevó a muchos a creer que The Moles eran los Beatles disfrazados, con Ringo de cantante y George Martin tejiendo los complejos arreglos; en realidad se trataba de Simon Dupree & The Sound, los futuros Gentle Giant.




sábado, 11 de abril de 2009

Pop progresivo: Oh Caroline


Un buen día para resucitar, isn't it? Prometí hace tiempo recorrer algunas de las joyas poperas perpetradas por grupos de rock progresivo. Ésta es, de lejos, una de mis favoritas. Arrojado de su campamento base, Soft Machine, Robert Wyatt fundó Matching Mole, con los que se dedicó a hacer una música igualmente patafísica y abstrusa. En su repertorio, sin embargo, reluce esta perla pop, de 1972. (Las anglo Carolinas algo tendrán: Brian Wilson dedicó a otra una de las canciones más hermosas de Pet Sounds.)




lunes, 6 de abril de 2009

Ella y la lluvia


Las cassettes de entonces (y el aparato que las lee) han aguantado lo suyo, pero se deterioran a ojos vista. Es hora de pasarlas a mejor vida. Da la sensación de que darían las gracias, si supieran. Tomo al azar una de las muchas que han ido quedando en mis manos (tengo vocación de archivero): es un ensayo (o quizá una selección de varios) de finales de los 90, con una atmósfera especial, muy relajada. El ruido de fondo es fastidioso, pero se aleja con un par de hechizos. Quedan los errores de interpretación (o de concepto), pero con esos hay que vivir: después de todo, el 95% de las grabaciones de Ciento Volando son maquetas rudimentarias o grabaciones caseras, y eso, aunque desesperante, es lo que hay.

El arreglo de la canción que traigo nació para teclado, pero en las casas no suele haberlos; saltó, pues, a la guitarra, y quizá ganó con ello. A dos guitarras, una de ellas acústica, las cosas acaban sonando con ecos de los primeros discos de La Dama Se Esconde o el In Between Days, y vive Dios que ese sonido me encanta.

La canción es 'una cara B' —que, si no las mejores, suelen ser las más cientovolanderas. Canta (y compuso) Daniel y puntea (tal hormiguita) el que suscribe.



Y a veces mi voz es una canción
inconclusa y confusa que se pierde sin más
y en la ventana relumbran las luces exangües del sol
después de la lluvia.
Y a veces no hay nada nuevo después,
ni siquiera el lamento de dormirse sin sueño,
es la trastienda de la vida enterrada, el baúl que dejé
a nombre de nadie.

Se ha corrido el rumor
de que el tiempo futuro será oscuro y peor,
mis canciones flotando en las alcantarillas,
ya se come esa rata la Canción Amarilla.

¡Ella y la lluvia!

Y a veces se nos escapa el amor
como sangre en las manos sin poder evitarlo,
es tan absurdo el preguntar la razón como echarse a llorar
o huir simplemente.
Y entretanto las canciones se van
con el caminar pausado que las caracteriza
y en la raya que separa el cielo del mar
van desapareciendo caminando sin prisa.

Se ha corrido el rumor...



sábado, 4 de abril de 2009

La enredadera

Hombre, escuchar alguna de las piezas que grabó Antonio está bien; pero cuánto mejor sería poder escucharle a él presentándola como solía, con detalles sobre la estructura musical de la pieza y la historia que había detrás.

—Ok. Deseo concedido.

(Fosikhut, Madrid, en los 90.)

viernes, 3 de abril de 2009

Vagando

Porque yo tengo una banda de rocanrol. La tuvimos, a los 19 años: Assahar. Y mola volver a oírla.

La canción la compusieron el guitarra solista, Nacho, y su hermano, sin duda tras leer a Raymond Carver y apurar un cubata. El navajazo de la segunda estrofa dejó más de un oyente malherido.




Vagando por el parque
una sombra en un árbol
y es de noche.
Un hombre en gabardina
pasea sobre las hojas,
déjale ir.

Y en el cielo
no hay luz,
tan sólo encuentro Coca-Cola.
Quizás bebí...
Para, muñeca,
¿tienes un minuto para mí?

Si miras en lo oscuro
aparece un navajero,
va y te mata
y aquella rubia sola
sin dinero, abandonada,
sólo espera.

Y en el cielo...

Vagando por el parque,
un destello en un árbol
y amanece.
Un coche desguazado
y su dueño cabreado,
qué desgracia.

Y en el cielo...

[Canta Isabel, fan de los Beatles y los Héroes del Silencio. Al bajo y la batería, Raúl y Marcelo, hermanos y residentes en la música surf. Dani (sin canas) a la flauta y coros y yo mismo —qué tirillas— a la guitarra rítmica.]