No creo que lo sepa mucha gente: cuando Kiko Veneno
estaba en Londres en 1992 grabando
Échate un cantecito, pasó algunas horas
en el British Museum viendo la sección de arte mesopotámico. Y algo de esas figuras aladas y serenas, dice
en su diario, se filtró en las
canciones. Benditas sean ellas y todos los que durante milenios, en vez
de destruir, han conservado, excavado, limpiado, investigado. Me
considero (así sea el más vago y torpe de ellos) su hermano.
Una idea sugerente esta de escanear dos páginas de un diario de hace tiempo que deja constancia de tu visita a Londres en julio de 1992, año en que curiosamente también pasé una semana durante la celebración de los JJOO en Barcelona. Luego fuimos a Irlanda a Connemara y las islas Aran. Sin duda estos antropomorfismos asirios también me han fascinado. Por eso, estos días no puedo ver las noticias. Cuando ofrecen imágenes de esa barbarie, procuro pensar otra cosa y alejarme mentalmente de ello. Sin duda estos cosacos están realizando la ilusión de Marinetti de destruir los museos y la historia del arte. Irremediable. Terrible. En el fondo va a ser verdad que el único sitio en que estas obras de arte están protegidas es en los museos occidentales.
ResponderEliminar¡Salid, Joselu! Es el diario de Kiko Veneno, que aparece reproducido completo en la edición que enlazo de su disco 'Échame un cantecito'. Muy recomendable.
ResponderEliminarYo también he pensado en Marinetti. Creo que con cosas así en las noticias tendremos cada vez menos paciencia con el canto a los bárbaros (y a lo bárbaro) que siempre ha formado parte de nuestra tradición (en Espronceda, por ejemplo: '¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra! / La Europa os brinda espléndido botín: /
ResponderEliminarsangrienta charca sus campiñas sean, / de los grajos su ejército festín').