Entro en mi casa.
Es para siempre.
El polvo llora
por las paredes.
La luz se quiebra
sobre los muebles.
Me siento enfermo.
Vienen a verme.
...En el pasillo,
pena la muerte.
Pasan las tardes,
lunes o viernes,
con un estilo
que me estremece,
y un amarillo
sobre la frente
con pensamientos
que no se tienen.
Suceden cosas
o no suceden.
Entro en mi casa.
Lloran los muebles.
La luz se escapa
por las paredes.
Me siento enfermo.
Es para siempre.
Mis enemigos
a verme vienen.
...Junto a la puerta,
cruje la muerte,
tarde tras tarde,
martes o miércoles,
con un acento
que me convence.
Se van las horas,
sube la fiebre,
cruzo regiones
que se sumergen
donde los puertos
se entenebrecen.
Bajo la lluvia,
diviso gentes
demasiado
tristes a veces.
Entro en mi casa,
lunes o viernes,
con un estilo
que me conmueve.
La luz solloza
sobre los muebles,
en los rincones
el polvo teje,
por los secretos
del medio ambiente,
selvas ingrávidas
que se mantienen
sobre preguntas
eternamente.
Son como huertos
que no florecen,
tan sólo sombra,
tan sólo verde,
bajo las almas
de unos cipreses.
Me siento enfermo.
Sube la fiebre.
Mis enemigos
vienen a verme
demasiado
tristes a veces.
Son como amigos
que no se tienen;
son como huertos
que no florecen.
...En el pasillo,
la muerte muerde.
Las horas cruzan
el medio ambiente.
El tiempo enferma.
Nunca amanece.
Suceden cosas
o no suceden.
Tras las ventanas,
las tardes tejen
un amarillo
que se sostiene
sobre la noche
eternamente.
Entro en mi casa.
Es para siempre.
Es una bóveda
que nadie tiene,
con unos ecos
que me estremecen,
con un pasillo
que no se siente,
con unas horas
que me convencen,
día tras día,
eternamente.
...Tras las ventanas,
el viento muerde.
6-03-09
Es para siempre.
El polvo llora
por las paredes.
La luz se quiebra
sobre los muebles.
Me siento enfermo.
Vienen a verme.
...En el pasillo,
pena la muerte.
Pasan las tardes,
lunes o viernes,
con un estilo
que me estremece,
y un amarillo
sobre la frente
con pensamientos
que no se tienen.
Suceden cosas
o no suceden.
Entro en mi casa.
Lloran los muebles.
La luz se escapa
por las paredes.
Me siento enfermo.
Es para siempre.
Mis enemigos
a verme vienen.
...Junto a la puerta,
cruje la muerte,
tarde tras tarde,
martes o miércoles,
con un acento
que me convence.
Se van las horas,
sube la fiebre,
cruzo regiones
que se sumergen
donde los puertos
se entenebrecen.
Bajo la lluvia,
diviso gentes
demasiado
tristes a veces.
Entro en mi casa,
lunes o viernes,
con un estilo
que me conmueve.
La luz solloza
sobre los muebles,
en los rincones
el polvo teje,
por los secretos
del medio ambiente,
selvas ingrávidas
que se mantienen
sobre preguntas
eternamente.
Son como huertos
que no florecen,
tan sólo sombra,
tan sólo verde,
bajo las almas
de unos cipreses.
Me siento enfermo.
Sube la fiebre.
Mis enemigos
vienen a verme
demasiado
tristes a veces.
Son como amigos
que no se tienen;
son como huertos
que no florecen.
...En el pasillo,
la muerte muerde.
Las horas cruzan
el medio ambiente.
El tiempo enferma.
Nunca amanece.
Suceden cosas
o no suceden.
Tras las ventanas,
las tardes tejen
un amarillo
que se sostiene
sobre la noche
eternamente.
Entro en mi casa.
Es para siempre.
Es una bóveda
que nadie tiene,
con unos ecos
que me estremecen,
con un pasillo
que no se siente,
con unas horas
que me convencen,
día tras día,
eternamente.
...Tras las ventanas,
el viento muerde.
6-03-09