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1. Caras
Cara de que no me quieras,
cara de que me dé igual,
caras que nos salen caras,
caras que colorear.
Cara de que te pregunten
lo que piensas de verdad;
cara de que no les guste;
cara de dejarlo estar.
Cara de que te recuerden
todo lo que hiciste mal,
cara de cruzar los dedos
para volver a empezar.
2. A muerte
Todas las mañanas
despierto pensando
que mañana será diferente.
Por las escaleras
un ruido de fronteras
anuncia que llegó la corriente.
Tiendo mis pecados
en versos esmerados
dudando si será suficiente.
Círculos viciosos
guiñándome los ojos,
después de todo es algo frecuente
perderse, perderte.
Todas las mañanas
escucho las campanas
doblando sin rencor por mi suerte.
Bajo de puntillas
las anchas barandillas
rezando por que no se despierte.
Coro de gitanos,
mis versos parnasianos
inundan con su luz
el ambiente.
Duelo de los hados,
olímpicos enfados
azufran nuestra cuenta pendiente:
perdernos a muerte.
3. Dulce sombra
Dulce sombra, mi amor de verdad,
dime dónde te pueda encontrar
cuando al cabo me lave la niebla la boca.
Dulce sombra, mi amigo mejor,
mi termómetro dulce, mi adiós,
con los brazos en corro y en torno del alba.
Sin remedio ni perdón
desharemos mi canción.
4. Avenida de las flores
Avenida de las flores,
caladero de rumores
donde guardo los amores
de mi infancia.
La verdad que no era mía,
tu acerada compañía
como un beso de agua fría
que me espanta.
Vacunado contra el cielo,
rastreando por el miedo
la señal impopular
de tu fragancia.
Esperanzas y azulejos,
laberinto de reflejos
que nos llevan a las puertas
de tu reino.
Hágase tu voluntad.
Lo inevitable se va.
Acertijo de colores,
hervidero de rubores,
donde juegan los olores
de mi infancia.
Horizonte de sucesos,
la llegada de los besos
empañando los espejos
de mi estancia.
Licenciado por el sueño,
arañando con el tiempo
tu anecdótica y polar
benevolencia.
Mariposas y cangrejos
acercándose de lejos,
regalándonos magnánimos
tu ausencia.
Ábrase la oscuridad
sobre la niebla y el mar.
5. Soltera y entera
Soltera y entera
para el niño que me quiera,
cruzando la escuela
con mi pata de madera.
Qué amores tan locos,
yo por ti y tú por otro,
aaaah ahhhh
ahhhh ahhh.
Dicen que lo negro es feo,
pero sé que no es verdad,
porque los besos más dulces
se dan en la oscuridad.
Soltera y entera
para el niño que me quiera,
cruzando la escuela
con mi pata de madera.
A veces me confundo
y una cosa cualquiera
me parece la cosa
más bonita del mundo. (bis)
Soltera y entera
hasta el día que me muera
de amor en tus brazos…
(¡Ay!)
6. Ramas
Quién
fuera gato
de tu zapato,
nube tomando el sol;
ramas del corazón.
Quién fuera sombra
bajo tu alfombra,
hebras de mi dolor,
vértigo de tu adiós.
Líneas de fuego
cruzan el tiempo,
lágrimas de bufón.
Charcos de sueño
sobre el silencio
pálido de tu amor.
7. Cuando la Luna muera
Escondido en mi canción
de dos acordes con
su eterna cantinela,
acechando la ocasión
de compartir el don
con quien mi amor prefiera.
Tardes en flor de mayo,
perfume de cristal;
cuando la luna muera,
nos queda por velar
la eterna oscuridad.
Refugiado en el rincón
más duro del salón,
esperando la cena;
como el plato principal
de alguna bacanal
erótico-manchega.
Tardes en flor de mayo,
perfume de cristal;
cuando la luna muera,
nos queda por soñar
la noche sin rival.
8. Danza del norte (instrumental)
Letra y música: Alejandro González, salvo 5 (letra: popular y Alejandro González; música: Alejandro González) y 8 (anónimo medieval y Alfonso García Pecharromán).
Arreglos de La Bossa y la Vida y Aníbal González.
Técnico de sonido: Iván Vázquez Regalado.
La Bossa y la Vida son:
Alejandro González: guitarra española; coros (7).
Andreana Yaradzhieva: violín; viola (7 y 8).
Fátima Sánchez: voz; coros (1, 2, 3 y 7); percusión (2).
Flor Quijada: teclados.
José Maestro: trompa.
José Miguel Oballos: percusión.
Sergio Barrabí: flauta travesera, beatboxing.
Con:
Adolfo Portillo Campini: bajo.
Aníbal González: guitarra eléctrica (1-7).
Daniel Martín: pandero cuadrado, alboque, puntero de gaita, safón y flauta travesera (8).
Guillermo Córdoba: batería (1, 2 y 7).
Soles occidere et redire possunt.
Nobis cum semel occidit brevis lux
Nox est perpetua una dormienda
(Catulo)
Morir y regresar los soles pueden.
Tan pronto muere nuestra breve luz,
nos queda por dormir la noche eterna.
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