Dos almendras cientovolanderas: la primera es una grabación de los primeros 90, una canción de letra difusa (desechable) pero con un punteo improvisado que, torpe y todo, me sigue gustando. Bien se podría decir que, por ese camino, yo llego hasta ahí: ni he progresado ni creo que pueda hacerlo.
La segunda es una canción de la misma época que se quedó sin letra. Es familia de otra de título revelador: A jugar. Y eso hace el Duende, por el bosque que lleva del la menor inicial al mi mayor en que se pierde. Así suena, vía la orquestina encantada, con melotrón (¡sic!) y clave.
Me gusta mas la segunda que la primera. Pero por muy poco. Quizás el rastro de letra de la primera distraiga de la música; ciertamente es prescindible. Aunque la segunda me recuerda a otro tema (y no es "A jugar")
El primero es una improvisación, con momentos afortunados. Del segundo lo que más mola es el timbre (¡he conseguido integrar en la orquestina un melotrón!), pero para mí tiene el valor añadido de los buenos recuerdos. Por cierto, juguemos: ese tema al que te recuerda, ¿es cientovolandero? ¿Oldfieldiano?
3 comentarios:
Me gusta mas la segunda que la primera. Pero por muy poco. Quizás el rastro de letra de la primera distraiga de la música; ciertamente es prescindible. Aunque la segunda me recuerda a otro tema (y no es "A jugar")
Gharghi.
El primero es una improvisación, con momentos afortunados. Del segundo lo que más mola es el timbre (¡he conseguido integrar en la orquestina un melotrón!), pero para mí tiene el valor añadido de los buenos recuerdos. Por cierto, juguemos: ese tema al que te recuerda, ¿es cientovolandero? ¿Oldfieldiano?
Puede que tenga incluso un punto Wakeman (por los coros). Yo diría que es de Alejandro Olfield.
Gharghi.
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