En este caso, el timo de la 'estampa a demanda'. La idea no puede ser mejor: coger textos interesantes que llevan años descatalogados, y son en muchos casos de dominio público, y digitalizarlos, de forma que puedan incorporarse a una base de datos e imprimirse por poco dinero.
El problema, claro, viene por la codicia y las prisas. Para empezar, el libro no vuelve a maquetarse, sino que se 'respeta' el original ofreciendo un facsímil que en realidad termina siendo un sucedáneo cutre, pues no se mantiene el tamaño original de las páginas, y al reducirlo queda una letra de hormiga. No hay, pues, tal respeto, sino voluntad de abaratar costes, evitándose un trabajo necesario (el de pasar el texto, cuando convenga, a una fuente más adecuada y legible), ahorrando papel a expensas del lector y ahorrándose también el trabajo de añadir un prólogo, o siquiera una contraportada, que sitúe adecuadamente la obra en su contexto cultural, indicando su fortuna posterior y su posible utilidad actual.
En el caso concreto que me lleva a escribir esto, la chapuza es completa. Se trata de un libro clásico de Ludwig Laistner sobre la Esfinge y su enigma, publicado en 1899, que influyó en Freud, Róheim y otros estudiosos del tema, y que recoge muchísimos materiales valiosos del folklore alemán sobre la Pesadilla, las Damas de Mediodía y otros fantasmas de pro.
La cagada la perpetran una compañía llamada Bibliobazaar, que al parecer vive de imprimir libros escaneados gratuitamente por otros, y otra llamada Bookdepository, que los distribuye. No habría nada que reprocharles si pusieran cierto esmero en la tarea.
Muy al contrario, el libro que he comprado, para empezar, se ofrece
en la página web de Bookdepository y en la portada como si fuera el texto completo escrito por Laistner; pero basta abrirlo para ver que se trata del segundo tomo de los dos que publicó don Ludwig, que recoge sólo las dos últimas partes (III y IV) del estudio (para más inri, el análisis de la esfinge y su enigma que promete el título no está incluido en estas secciones).
Si a eso le sumamos que han 'respetado' la letra gótica del original, pero reduciendo el tamaño de la página, el resultado es un churro ilegible. La desidia es tan grande que el índice de palabras y nombres propios que cierra el tomo se interrumpe en la O, probablemente porque el encargado de escanearlo tenía prisa por irse a merendar y no hubo nunca un encargado de comprobar la integridad del texto.
Por este camino, consiguen que uno se lo piense en adelante diez veces antes de volver a confiar en Bibliobazaar, en Bookdepository y en cualquier otra empresa por el estilo. Si mi entrada contribuye a evitar que otros pequen de confiados, bien estará.
(A todo esto, hay a la venta una edición completa, o al menos, mayor. Frente a las 470 de la de Bibliobazaar,
ésta de la Universidad de Michigan tiene 772 páginas. O eso dicen. Cualquiera, ya, se fía.)