sábado, 18 de junio de 2011

Cuando la Luna muera


Extraño, pero bueno: poco a poco toma forma un disco posible, con canciones nuevas que comparten un aire de familia con otras pasadas, pero sobre todo entre sí. Ésta llevaba días insinuándose, pero hoy se ha perfilado, creo que definitivamente, mientras paseaba. Les traigo dos versiones: a la primera, instrumental, le falta la parte final, y a la segunda, cantada, le sobro yo; pero qué le vamos a hacer. La letra (aún tentativa) dice así:

Nobis cum semel occidit brevis lux
nox est perpetua una dormienda...
(Catulo)

Escondido en mi canción

de dos acordes con
su eterna cantinela,
acechando la ocasión
de compartir el don
con quien mi amor prefiera.

Tardes de sol y mayo,
perfume de cristal;
cuando la luna muera,
nos queda por velar
la eterna oscuridad.

Refugiado en el rincón
más duro del salón,
esperando la cena;
como el plato principal
de alguna bacanal
erótico-manchega.

Tardes de sol y mayo,
perfume de cristal;
cuando la luna muera,
nos queda por soñar
la noche sin rival.

Así va la versión instrumental:

Ciento Volando - Cuando la luna muera








Y así suena la versión cantada (muy más o menos):

Ciento Volando - Cuando la luna muera









4 comentarios:

Juan Poz dijo...

No sé si sugestionado por el espectaculo de danza al que asistí ayer, pero la musica ha conseguido que me represente a Israel Galván en un escenario vacío en el que lucha, envuelto en un juego de claroscuros, por vencer una fuerza que lo rodea como se envuelve el gusano de la seda en su capullo: a medida que bracea, taconea y se desplaza hacia salidas inexistentes, una cuerda lo va envolviendo hasta dejarlo convertido en ese capullo evocado. Silencio. Y congoja. Y aplausos de alivio.

Gharghi dijo...

Puedes decir lo que quieras, pero parte del encanto de la canción está en cómo la cantas.
No dudo que la Luli le pondrá su toque especial cuando la cante, claro.
Me encanta lo de la bacanal erótico-manchega.

Al59 dijo...

Me encanta que lo oigas así, Gharghi. Nunca he terminado de reconciliarme con mi voz; aunque no desafine, y haya aprendido a hacer con ella lo posible, me sigue sonando como un instrumento arisco, destemplado.

Gharghi dijo...

Peor me suena la de Bob Dylan, y ya ves.