jueves, 15 de octubre de 2020

La escritura de Aker


En una ocasión, en la portada de un libro de García Lorca, me encontré con un dibujo que resultó ser del propio Lorca. Y pensé que aquel dibujo casaba totalmente con su escritura, y que separar una expresión artística de la otra (su poesía por un lado; sus dibujos, por otro) era una manera de mutilar la comprensión cabal de ambas. Con la obra de nuestro querido Aker sucede algo similar, solo que en su caso el mensaje estético que complementa de manera sustancial lo que escribe no está en sus ilustraciones (aunque es probable que también practicara con esmero ese arte), sino en su propia manera de trazar las letras, en lo que llamamos, con algún sinsabor, su caligrafía. (Y con el sinsabor no me refiero principalmente al sentido etimológico de la escritura: 'escritura hermosa', 'belleza de la escritura', que es incompleto pero defendible; sino a sus connotaciones escolares, que sugieren que alguien tiene 'buena caligrafía', una caligrafía esmerada, cuando escribe siguiendo los cánones de los cuadernillos en que aprendió a trazar las letras.) 

La caligrafía de Aker no es, en ese sentido, 'esmerada'; sino algo mucho más interesante. Revela su estética, su gusto por la expresión elegante, bienhumorada, misteriosa pero comprensible (él combatía el prestigio de los enigmas irresolubles: le gustaba tanto localizarlos como resolverlos). Sus poemas parecen más suyos y más plenos cuando se leen en su versión manuscrita; y cualquier edición que de ellos se hiciera debería incluir, si no todos los textos en esta versión, al menos una muestra suficiente de su peculiar naturaleza. 


En la entrada anterior, nos prometía Joaquín Salado localizar en su archivo la versión manuscrita del poema de Aker sobre el Arqueópterix. Gracias a su buen hacer, aquí lo tenemos hoy, tal como luce en su escritura original. 

 

martes, 6 de octubre de 2020

Likaik: Arqueópterix (Aker)

 


LIKAIK  -  :   “Pájaro ancestral”  -

 ARQUEÓPTERIX

 

  Cuando Tu voz me llamó desde lo más alto de los cielos

Y me ordenó que volase

jamás ave alguna había surcado aún los aires

ni nadie había tenido jamás el sueño de unas alas,

de unos brazos ingrávidos con los que asirse al vacío

sino yo que Te escuchaba y Te acechaba

mientras volabas libre en el Sol y en la Luna gigantesca.

  Vivía con mis hermanos, los reptiles,

que levantaban sus enormes cuellos sobre las ciénagas podridas

y caminaban pesadamente, esclavos de la inmovilidad del espacio.

  Nadie hizo eco a mi llamada

cuando los alenté a remontarnos sobre las más altas copas de los       

                                                                                      árboles,

sino que me hundieron muchas veces, crueles, en el barro

donde mis cuerpos perecieron en varias ocasiones

como los más torpes de mis hermanos, como los desechados.

  Pero yo había escuchado Tu ardiente llamada

desde la roja Luna gigantesca

y Tú me habías dado miles de cuerpos más

en los que renacer, con renovadas fuerzas, tras todos los fracasos.

…Y así recorrí las selvas, miles de noches,

mientras la Luna ardiente me quemaba

con Tu voz cada vez más cercana.

  Poco a poco fui acercándome a Ti

y entonces mis hermanos no me reconocieron el de antes

ni a mis formas las mismas.

  Así sentí el Renacimiento de mi sangre

y Tú viniste a habitar entre mis alas.

  Era Yo, había Nacido y surcaba los aires!  : ¡¡Miradme atravesando los siglos en llamas!!

  Yo soy el Arqueópterix, el ojo desvelado, insomne, de la tiniebla,

el ojo ardiente, fijo y siempre vigilante de la noche.

  He contemplado las selvas encendidas a mis piés,

rindiéndome extasiadas las copas de sus árboles más altos;

pero yo las recorro sin detenerme y vuelo,

la mirada de sangre por el Sol del ocaso,

como Ave misma del Destino al que me entrego y desconozco.

  Mas mi Destino soy yo y Su fuerza, mis alas

que agrandan en su extensión, la noche, como el cielo,

que llevan el Sol dentro de las montañas bajo sus plumas,

ardiéndome los sueños, el vuelo, quemándome como el Destino,

yo, Arqueópterix, Sol y fuego interiores, misterio en que me abraso,

yo, la Luna venida a sobrevolar las selvas.

  Desde el fétido barro del que con Tu llamada me sacaste

he remontado el vuelo hasta hallar mi morada en las alturas;

yo anido en los volcanes más encumbrados; aquellos del silencio

que, apagados transminan invisibles fuegos y presagios

que sólo yo penetro pués veo la luz oculta,

y que una mañana se sacuden su manto vegetal con sus alas de         

                                                                       fuego interminable

y aquellos que, encendidos, enrojecen las noches

y sepultan las tinieblas bajo un velo de llamas,

todos son mi morada; a su fuego enrojezco como el Sol y la Luna;

vuelo sobre la guerra ardiente de las montañas!

…Volé sobre los años, los siglos, las edades, pués mi vuelo era un

                                                                                         sueño

 

como una dolorosa pesadilla hecha jamás llegar, como una fiebre

rodando el horizonte, de un horizonte a otro.

  Un sueño de Tus   Sueños, un Signo indescifrable que sólo Tú

                                                                                    conoces.

  Volé sobre Tus Sueños, sobre los laberintos de fantásticas formas,

Símbolos de Tu Sueño sin tiempo ni lugar.

  En Tus Sueños he sido halcón del horizonte más lejano del Deseo

de penetrar en Tí,

águila o mariposa o el color de las piedras

o la sensación de lo que nunca muere y reverdece vivo sin saberse

o lo que soy ahora, hoy, hoy mismo

para saber que no había sueño sino distancia

que me faltaba recorrer al vuelo para llegar a Ti;  y que estabas

                                                                                   Despierto

-      mis alas, Tu llamada, el horizonte  -,

PADRE, y que eras Yo, un sueño verdadero, … : el niño que se

                                                                                        sueña.

  Por eso hoy, hoy mismo

grito a los cuatro ángulos del horizonte :

 

“¡Yo  Soy  un  ARQUEÓPTERIX,

   un  ARQUEÓPTERIX  Padre  de  ARQUEÓPTERIX,

   un  ARQUEÓPTERIX  Hijo  de  ARQUEÓPTERIX;

   tan sólo Uno  :  EL ARQUEÓPTERIX!   :

   El  Ave  fabulosa  de  Mi  Propio  Principio!”

 

***

 Nota de Joaquín Salado: 

El poema que nos ocupa se enmarca entre los años 1975 y 1977; en este año, sobre noviembre aproximadamente, Aker me facilita una copia cuando las fotocopias se llamaban "copias fotostáticas".
El texto original, manuscrito, lo estoy buscando en mi archivo y podré compartirlo pronto. El texto base que he transcrito está redactadoen una Olivetti 90 manual, y hasta en el empleo de la máquina hay factoresabsolutamente personalizados por Aker: distribución del espacio, tabuladoresentre palabras, empleo de las mayúsculas y minúsculas  no convencional, proliferación de signos de puntuación, etc
 
He hecho una transcripción lo más exacta posible, toda vez que mi fotocopia era (43 años después) un palimpsesto mórbido, donde a pesar de todo no hay ninguna duda sobre el contenido. He mimetizado hasta una leve falta de ortografia, la partícula "pues" aparece dos veces con la tilde; lo he respetado. He adoptado la grafía "verdana" del Word, por ser la favoritade Aker. El texto que comparto es lo más parecido a una fotocopia legible del "original-fotocopia". ¡A disfrutarlo!"