martes, 31 de marzo de 2009

Soneto que cayó rodando hasta un rincón



Ah, si acaso, tal vez, si todavía...,

si mañana, quizás, o sin embargo...,
posiblemente sí, me quede largo
el traje del reptil de la agonía.

Ah, si siempre, si nunca, si de día,
si en un instante nulo, si el amargo
frescor del horizonte bajo el cargo
de nacer de la luz me desafía...

Por más inverosímil que pudiese
parecerme después, después de esa
y otras muchas mañanas sin mañana,

al final, me estalló, sin que la oyese,
una risa espaciosa, una sorpresa,
y un ojo siempre azul en la ventana...

(Antonio Hernández Marín, Variaciones del espacio)


lunes, 30 de marzo de 2009

Lejos, muy lejos del mundo


Imagino que los timoratos tendrán muchos peros que poner a la resurrección general del pasado que, a través de démones como Facebook o este mismo blog, nos reúne con amigos perdidos y épocas distantes —pero a mí me encanta.

Aunque he hecho bastante arqueología musical a través de las sufridas cintas de Ciento Volando (y su prehistoria, Assahar), nunca había llegado tan lejos como en este caso. El mérito, entonces (¿1986?) y ahora es de Ricardo Mariscal, buen colega, que grabó esta canción para un trabajo de clase de Filosofía (sobre la motivación, nada menos) cuando éramos alumnos de BUP en el colegio San Viator de Madrid, y ha logrado ahora localizarla y pasarla a dígitos.

El invento tiene sonido e imagen (un solo mudo de Mariscal, a lo Ringo, que revuela pensativo en torno a una visión dormida sobre el pupitre, la bella Ángela), pero de momento sólo he podido capturar el primero. He resistido la tentación de filtrar y meter reverb, porque el aula donde la grabamos ya tenía un eco considerable, y la cámara debía de ser buena (hay ruido ambiente, pero no, para entendernos, parásito).

La canción es la primera que recuerdo haber hecho, o al menos la primera que me atreví a tocar por esos mundos. Para no saber nada de música, no está tan mal: la armonía tiene algunas especias modales (mixolidias, para los que gustan de esas cosas) y comienza con un par de acordes de séptima-cuarta suspendida, en los que sigue cifrada, para mi gusto, cierta forma de magia.

La letra es un tanto oblicua: habla del encuentro becqueriano de dos amantes en el Más Allá, en un amanecer eterno; pero, contradictoriamente, acaba emplazándolos para el Juicio Final. Me doy cuenta ahora de que he vuelto sobre el tema al menos otra vez.

Canta Aurora Babarro, que después hizo un par de años de Clásicas conmigo en la Complutense. Ya no recuerdo si la coña entre 'brilla la aurora' y 'brilla la Aurora' estaba o no en mi cabeza cuando compuse la letra. A la flauta, ya entonces, Daniel (ya son años juntos, oiga).





Hay
un lugar lejos del mundo
donde el sol
no se pone jamás
y a la luz
de un amanecer sin tiempo
brillan (*)
voces de puro cristal;
y la luna
navega azul en el cielo
y brilla la aurora sin final.

Lejos, muy lejos del mundo,
lejos por siempre jamás.
Un día estaremos allí juntos
y esperaremos el Juicio Final.


(*) Aurora, que además de bella era docta, prefería vibran a brillan, pero, por esta vez, dio por buena la sinestesia.

(**) En la foto, Carlos (derecha) y yo, en un pasillo del Sanvi. En alguna de las aulas que se abren a la derecha de la foto se grabó el invento.

viernes, 27 de marzo de 2009

Propaganda sáfica


Pocas cosas suenan mejor que el verso
que inventara Safo y su nombre lleva;
aunque no conozcas su son extraño,
no lo desprecies.

Hay en él un eco de cosas viejas,
pero avísame cuando encuentres otro
son que encierre tanta sorpresa, tanta
música nueva.

Por los cuentos sabes que sólo fuera
del camino empieza su viaje el héroe.
Piérdete sin miedo por este bosque
y halla el tesoro.


miércoles, 25 de marzo de 2009

Quién maneja mi barca


Tiene que doler que te tiren por tierra una cosa tan bien hecha. Años después, contaba Remedios Amaya que mientras grababa Quién maneja mi barca toda su ilusión era bajar a la panadería a comprar una palmera de chocolate. Yo la entendí perfectamente.

El problema de los tiempos y las modas es espeso. Cuando se grabó esta canción ya habían sucedido Smash, Triana, La leyenda del tiempo y las Grecas. Es verdad que el arreglista forzó un poco las cosas introduciendo una caja de ritmos, que envejece el tema sin darle a cambio un 'aire de época' estimable. Pero todo lo demás es un acierto: la letra minimalista, que podría ser tradicional; el bajo que insiste en las notas menos obvias; y la voz fresca, sin aditivos ni manierismos, de Remedios.

Si recuerdo bien la entrevista, después de la catástrofe eurovisiva Amaya pasó años y años de silencio obligado, hasta que el tiempo la separó de una discográfica que no quería publicar nada suyo, pero tampoco dejarla libre. (Pues sí: diez años, que se dice pronto: 1984-1994.) Después, por fortuna, le ha ido estupendamente.




jueves, 19 de marzo de 2009

Perfecta Christina

Cazando otro tren, canta Christina Rosenvinge, tan bien como suele. Del enemigo, el consejo. También los falsos amigos (catch a train) traen a veces regalos y aciertos.




*

Leo una intervención de García Calvo en la tertulia política del Ateneo. Aunque no lo nombra, la guerra de fondo se dirige contra Procrustes: aquel bandido aliterado que cortaba o estiraba a los viajeros hasta hacerlos encajar en las dimensiones exactas de su lecho. Así la abstracción falsifica cualquier señal, podándola y rellenando sus huecos con escayola hasta hacerla manejable, minimizando el riesgo (nunca descartable) de que en el proceso vaya a revelársenos algo sobre la falsedad del proceso y sus actores.

Pocos amigos para la perfección en semejante foro. ¿Qué hacer con ese ideal: la cosa bien hecha, acabada, rotunda? Pienso en el soneto o la décima, en la rima o la medida afortunadas; pero también en el aforismo. En el límite, en cualquier acierto.

En sus escritos sobre métrica, el maestro aborda el tema a su manera: la reducción del discurso a un ritmo medible exagera la esclavitud al número y su dominio, pero muestra también cómo salvarla y subvertirla, convirtiendo virtud en flaqueza, o viceversa, a la manera de la sumisa que se sabe, secretamente, señora de su Señor: pero no hay Dios ni hay ley que a contradanza / no se puedan danzar.

Por el otro costado (el del significado), la burla de la ley es, pienso, parecida —el poema que nos parece 'perfecto', acabado, es en realidad principio: una máquina cuya eficacia consiste en generar posibilidades, despertar ecos. Entiéndase que no se trata, al menos principalmente, del tópico del texto abierto, por su vaguedad, 'a mil interpretaciones' (cuando tal cosa se da, bien pueden las mil ser igualmente planas y banales, como las soluciones de un problema mal planteado), sino de la capacidad de lo escrito para enredarse de manera impredecible en la actividad que sigue a la lectura: no sólo repitiéndose de forma espontánea, placentera o compulsiva, en la memoria, como una melodía —sino insinuándose (a menudo, sin mostrarse) como plantilla de expresión de nuevos pensamientos e interpretación de sentires y sucesos. El poema logrado no se limita a decir de forma memorable algo que merecía la pena decirse: hace decir y hacer, pone los perros en danza. Vive.

martes, 17 de marzo de 2009

Jeroglíficos


(Leyendo un texto jeroglífico en el transporte público)

A veces, dice un niño, de repente:
—Mirá, mamá, ¿qué letra será ésta....?
—¡Ay, niño, no molestes...! —No molesta.
Esto es la efe; y es una serpiente

que fue buena.... La cara sonriente
dice: —¡Hola! —¿Y qué es esto....? —Es una cesta.
—¿Y esto...? —Es un pajarito con su cresta.
Y éste es el sol que sale en el saliente....

Pero no siempre hay niño interesado.
Muchas veces voy solo, y voy leyendo
desbandadas de pájaros furtivos.

Al final, flotará el significado.

...Los señores me observan sonriendo.
Los ancianos me miran, compasivos...

(Antonio Hernández Marín,
33 sonetos en una isla)



domingo, 15 de marzo de 2009

Romance de Galadriel


A mediados de los 80, Antonio Hernández Marín (Fos, para los que le tratábamos entonces) escribió este romance, que es un homenaje a dos de los autores que más amaba: Lorca y Tolkien. Con sentido del humor, Antonio encontró una galería imprevista que comunicaba la Andalucía del Romancero Gitano con la Comarca. Más tarde, se mudó a vivir a Valdemanco y fue el primero en advertir que aquellas sierras pertenecían a la Tierra Media. Cuando supe que había una lista de correo dedicada a Tolkien, corrí a avisarle, y de allí nació Mandul, un niño tumulario que, a pesar de las limitaciones que da estar no-muerto, acabó amistando con todas las razas medioterráqueas. Fiel a sus amigos, Antonio nunca dejó a Tolkien: El Señor de los Anillos y el Silmarillion casi siempre andaban abiertos por algún rincón de su casa.

Romance de Federico García Lorca a la reina Galadriel

Las Giraldas de Gondor
se deslumbran con la aurora
mientras los Nueve Jinetes
buscan las venas más hondas.
El Terror sin nombre viene
desde Isengard la redonda,
con patas de capricornio
y aguijones en la boca.
¡Ay, Mordor, tierra de nadie,
donde se pierde la historia!
Un abismo de planetas
bajo cuchillos de escoria.
Tu Luna de yeso frío
se vela y se rompe sola.
Los tricornios de los orcos
dan consistencia a las sombras;
en contra, Gimli el enano,
como un Saturno de rocas,
Vulcano de los suspiros
y martillo de las olas.
Elfos gitanos del bosque
rasgan guitarras ruidosas
y la noche está dudando
si el ruiseñor o la alondra
mientras el cielo vegeta
entre prímulas y anémonas.
Las espadas de los lirios
con azufre se coronan
y los anillos no encuentran
reposo en la tierra toda.
Ya Frodo y Sam pierden rumbo
por desesperanzas lóbregas,
Géminis irrepetibles
entre ternura y zozobra.
Cae el murciélago nocturno
bajo el arco de Legolas
y hay en los ojos del elfo
una luz de gaviotas
y blancas playas de espumas
que la luz del Sol no toca.
El unicornio del día
va persiguiendo las sombras
y a lomos de Sombragrís
se pasea la victoria,
Gandalf, caballero blanco,
entre la espada y la rosa,
como un San Jorge racista
ennacarado de aljófar.
Luego viene Elrond, el sabio,
apurando una demora,
medio hombre y elfo y medio,
bajo el rigor de la norma.
Detrás viene Celeborn
con cara de mala sombra.
Y luego va Galadriel
con una bata de cola,
salpicando castañuelas,
dando garganta a una copla.
¡Ay Galadriel, Galadriel,
andaluza y cantaora,
reina cristiana en Jaén,
y en Granada, reina mora,
sarracena y tucumana,
zingaresa y faraona,
napolitana de pro
y siciliana de contra...!
"Ay, espejito, espejito,
¿quién es más bella, la otra
o yo?". Pero no hay ninguna
como ella. La congoja
me atenaza, ay Galadriel,
que tengo penas muy hondas:
¡no te vayas a los Puertos
aunque se fueran las Lolas...!
"Ay, pena de los gitanos
que dejan la Tierra sola:
si en el Oeste, la muerte,
en el Este, la derrota..."
Sauron, malo, malo, malo,
caimán y mala persona,
yo te daré un merecido
que te ablande la memoria.
Pero los huesos no saben
lo que las tumbas ignoran
y nada importa el mañana
cuando ayer tampoco importa.
Allí va Tom Bombadil,
amarillas cabriolas,
y un "derry doll" victoriano
desde Irlanda a California.
Ya el rey Théoden cabalga,
al aire las barbas fofas.
Por el Bético Anduín
bajan derrocadas glorias,
un Boromir irredento,
un Faramir de escayola,
y en una balsa de juncos,
Federico García Lorca
con elfos amanerados
de alta cuna y baja estofa.
Bárbol huraño recita
sus pormenores de alcoba
y huertos abandonados
rezuman fresas remotas.
Aragorn, rey de los hombres,
rey de caballos y sotas,
tendrás un árbol por hijo,
la nieve tendrás de esposa
y cien torres de diamante
desde Góndor hasta Córdoba.
Ay, Sarumán, Sarumán,
asesino de las frondas,
en valles equivocados
perderás fusil y honra.
Pero los montes no tienen
amor ni misericordia
y hasta los mares se niegan
ante las puertas de Moria.
Ya un polvo de oro sublima
la Comarca bulliciosa
y niños hobbits hambrientos
entre los retoños brotan
mientras resbala en su charla
Cebadilla Mantecona
desde Delagua a Sevilla,
desde el Darro al Sonorona.
Y cuando las nieblas bajan
sobre un pasado sin forma,
en los Bosques amarillos
caducan solas las hojas
y se oye un soplo de cítaras
como un eco de deshora
con una melancolía
que el Oeste no perdona...


sábado, 14 de marzo de 2009

La fiesta de las hadas


'El maestro de órgano', le llamábamos, cuando empezamos a acudir a verle, pensando en Pistorius, aquel personaje de Demian. Una de las actividades que más le llenaban era tocar el órgano en una pequeña iglesia del centro de Madrid. Aunque poco nos dejamos enseñar, o supimos aprender, la visita a su casa no estaba nunca completa hasta que Antonio se sentaba al teclado a interpretar algunas de las piezas que le ocupaban en esos días. El repertorio, siempre cambiante, iba y volvía de la música barroca al rock de los 70 (le encantaban King Crimson, Genesis, Camel...), pasando por Cesar Frank y sus propias composiciones. En ellas volcaba todas sus influencias, tamizadas por un sentido de la melodía (y del humor) único. Días después, uno se sorprendía tarareando la tonada —o paladeando los títulos, que siempre tenían su aquél: El enano; Einstein, un mendigo y la mecánica cuántica; Aproximación a X; Balada para un martes; Variaciones de la memoria; Lluvia de Leónidas; Canon de la cerveza...

La Fiesta de las Hadas se grabó en una de esas visitas, en el 2005, a los pocos días de componerla. Se trata de unas variaciones, uno de los géneros que más le gustaba abordar. Por un problema de impedancia u otras mandangas, la última variación se grabó con distorsión: el filtro de ruido del CoolEdit la ha dejado como un pañuelo quemado por la lejía —pero, al menos, puede seguirse la música (y son sólo unos segundos, en una grabación que por lo demás recoge bien el sonido luminoso de aquel órgano).

Que lo disfrutéis.




viernes, 13 de marzo de 2009

Pérdida


Cuando un amigo muere, se borra una parte del mundo. Justo la parte que nos interesaba. Es como un lugar donde has estado muchas veces, donde te han sucedido algunas de las cosas más importantes de tu vida, y al que comprendes que ya nunca podrás volver. Quedan sólo los recuerdos, fragmentos de un puzzle en el que faltan casi todas las piezas. Queda, en fin, la amistad de los que aún no hemos caído: algo que nunca será suficiente —pero tampoco es poca cosa.


*

Los amigos de Aker (Antonio) en Observatorio le han rendido un sentido homenaje en el comentario a las fotos del 11, 12 y 13 de marzo. Una pequeña muestra de otra de sus facetas, la de egiptólogo, puede consultarse en Dialnet y en la página de la Asociación Española de Egiptología. Una de sus alumnos de la Asociación, Tawi, ha enviado un mensaje esclarecedor al blog Offtopic (del que tomo la foto que encabeza esta entrada).

*

Muchos son mis nombres en numerosos países. Mithrandir entre los Elfos, Tharkûn para los Enanos; Olórin era en mi juventud en el Oeste que nadie recuerda, Incánus en el Sur, Gandalf en el Norte; al Este nunca voy. Antonio, así, fue Fos entre los tebanos (o tebeos), Grifo entre los de Azúa, Mandul en las Quebradas de los Túmulos, Aker entre los astrónomos. Los pueblos de la Tierra Media son muchos. Imagino que a algunos aún no habrá llegado la noticia de su partida.

*

Offtopic: In memoriam.


miércoles, 11 de marzo de 2009

Crying Song


El final de un viaje. El del viajero. La música de Pink Floyd, me dijo, es el bálsamo de los tristes, el consuelo de todos los drogotas derribados por la vida, recluidos en sus habitaciones. Esta noche soñé que alguien muy querido volvía a morir. Las circunstancias, sin embargo, no encajaban (¿desde cuándo eras tú, fiero Héctor, poeta?). Me he despertado inquieto, pero optimista: un gran amigo venía a verme, la mañana se prometía llena de música y risas. No ha tardado en llegar su llamada: Antonio, Fos, ha muerto. Con él, la mañana.




lunes, 9 de marzo de 2009

De papel es esta luna (Jatzidakis)


Bajo un libro de canciones populares griegas y pongo la guitarra a la obra. Populares, dice (Greek Folk Songs), pero en realidad son tonadas del gran Jatzidakis. La primera es tan bonita que no me resisto a colgarla en versión de Savina Yannatu, traducción (o traición) rítmica incluida.

Pájaros te traerá la mar
y el aire rubios astros
para tu pelo acariciar,
para besar tu mano.

De papel es esta luna,
esta playa y su coral;
si me creyeras un poco,
todo se haría verdad.

Sin tu querer, pasa el tiempo
deprisita, sin sentir.
Sin tu querer, más pequeño
es el mundo para mí.




sábado, 7 de marzo de 2009

Voy cruzando el calendario


Y tanto. Escribo, claro, en la última hora de mi cumpleaños. 39 años haciendo de uno mismo (se pueden restar, por distintas razones, tres o cuatro: siguen siendo Legión) dan para bastante. Con tanto bagaje, uno se conoce, se teme, se detesta (qué colérico, qué autoindulgente) y a lo sumo se perdona y concede alguna que otra ventaja. En los últimos tiempos he tomado (algo es algo) unas pocas decisiones que me gustan: despejan caminos que una vez quise seguir, o en los que, tras lanzarme a andar, me quedé, en algún momento, estancado. No es fácil. Indeciso, pido a veces consejo, y me lo dan. Puedo comprobar, entonces, que distinguir el norte es tan difícil para otros como para mí. Hay algunos parámetros claros sobre lo que hacer en esta vida (vivir, cuidar a los tuyos, cumplir tus compromisos), pero sobre todo lo demás apenas hay guía ni consuelo posibles. En especial, todo lo que tiene que ver con el arte es peliagudo. Si uno va por la vía positiva, es imposible convencerse de que lo que uno haya hecho ya o pueda intentar supere el pasatiempo prescindible, redundante. Sólo queda, pues, la vía negativa: al final, uno hace lo que no puede evitar. Si eso nunca es bastante, tampoco parece que la comparación con un mero fantasma (lo que pudo o podría ser) autorice a concluir que es poca cosa. Citando al presocrático,

No sé si estoy en lo cierto,
lo cierto es que estoy aquí.
Otros por menos se han muerto.
Maneras de vivir.




martes, 3 de marzo de 2009

Siete canciones lorquianas


Canciones y Primeras canciones llamó Lorca a dos de sus libros. En otro, precisó el tipo de cante (jondo) que tenía en mente.

Sorprende un poco que un poeta y músico tan dotado no diera (hasta donde sabemos) el paso de musicar sus propias composiciones. No sé si alguna vez se pronunció sobre este asunto, y sobre la musicación de poemas en general (como sí lo hizo Rubén Darío, que se extrañaba de no ver musicada su Sonatina).

En cualquier caso, de los años 60 para acá no han faltado músicos que se lanzaran a cantar a Lorca (y no sólo en España). En cosecha tan amplia, abundan los bodrios, pero no faltan las joyas. Con estas siete, bien podría coronarse la Reina de Marzo. Allá vamos.

1. Pata Negra, Bodas de sangre



2. Leonard Cohen, Take this waltz



3. Manzanita, Verde (que te quiero verde)



4. Camarón (¡y Gualberto!), Nana del caballo grande



5. Paco Ibáñez, El lagarto está llorando



6. Enrique Morente (algo afónico), El pastor bobo



7. Μάνος Χατζιδάκις, Νανούρισμα (Manos Jatsidakis, Nana del caballo grande)



lunes, 2 de marzo de 2009

Casida de las palomas oscuras

«Sobre uno de los poemas más enigmáticos, que abordan con diversa fortuna varios de los articulistas, volveré en extenso en la próxima entrada.»

Hela.