jueves, 26 de mayo de 2011

Dos poemas inéditos de Miguel Ángel Velasco


Por gentileza de Isabel Escudero, les acerco dos poemas inéditos de Miguel Ángel Velasco. El primero está escrito como reacción a las protestas populares que hubo en Grecia el año pasado; el segundo, algo anterior, maldice del dinero y su imperio. Con la que está cayendo, los dos resuenan hoy cercanos y oportunos.

GRECIA, 2010

Tuviera uno las fuerzas
de antes, y corriese a defender
la dignidad vendida, como antaño
hacían los poetas, cuando aún
había en este mundo
cantores orgullosos de su nombre,
no gestores de un nombre y un medroso
valor en la almoneda.

Qué mansos nos llevaron al pesebre
a masticar la paja del raquítico
prestigio adocenado.

Nos llenaron la boca
con la palabra Grecia, mientras iban
desnutriendo la vena
de nuestra educación, mientras faltaba
cada día un recurso
distinto del pupitre,
una vieja herramienta
de luz, una raíz del tronco antiguo.

Del vasto capitel,
de aquel nuestro alimento necesario
para catarle a la verdad su dátil,
al saber su sabor; para saberle
las vueltas a la trampa, ese diario
fabricarnos el miedo, el ruido ruin
de tanta alpaquería como asorda
la canción del ahora,
la vida del espíritu,
cada día saltaba una viruta
hacia el olvido, hacia la nada eterna
desde la urgencia del cepillo frío.

Hasta este deslucido muladar,
esta patria de noche
que santifican firmas y academias.

Pujad, yo doy cinco poetas, seis
reservados orfebres de su ombligo,
por sólo un grano de esta masa ardiente,
por uno sólo de estos
desgajados oscuros
de la breada carne
de cañón de su tiempo,
y al joven de mi ayer, al que gasté
en consentidos bríos y bravatas
lo pongo a combatir a pie de calle
codo con codo con el pueblo griego,
ramo con ramo con el viejo olivo.


TIEMPO DINERO

Axioma del milagro: dinero igual a tiempo.
Vende el día el cambista, la noche el poseído
de su lucro, lo venden tratante y competencia,
y la fulana vende su tiempo perfumado.

Ya no huele el dinero, que lo atusan muy fino,
que lo sedan y almizclan, y lo viajan abstracto.
Pero se cuela el tufo de las viejas letrinas
en cada urgente gesto sonámbulo, en el gesto

del presente y del pésame, de la mano tendida
con la dádiva fácil o el empinado adiós;
en el gesto entregado de subirle el rebozo
al durmiente que sueña sin saberse denario.

Hila cada resquicio el astuto micelio
del dinero, se afianza en cada telaraña
de cada paraíso, de cada árida mística
sentimental, en cada solitario cultivo.

El dinero se esconde como fuente Aretusa,
pero su peste cala la tierra que pisamos.
Ya no es tierra esta tierra, que un día de abandono
la entregamos cobardes a gestores del miedo.

Y el tiempo que va oliendo, Mañara embalsamado,
a dinero evidente, mientras la voz del niño
acusa: ¡va desnudo! Y el don Juan a su burla,
porque sabe que el niño también está comprado.

Se te compran el tiempo que te cuesta ganarlo,
esclavo, y no te quejas; lo malvendes, vendido.
Carne de propaganda, ¡aviva!, ¿no recuerdas
la promesa de un mundo, tu promesa de un día?

Despierta, tú, breado de la usura, sacúdete
el mal sueño de pez, tu parda siesta espesa,
operario, aprendiz, oficinista, paria,
intelectual dormido…; cuánta masa vendida

en la turbia almoneda por el premio de un rápido
auto para las tornas; por un circo barato
de domingo, ese juego de pelota que heredas
de los dioses aztecas, sin la espuela y el riesgo.

Para que no lo dejes caer del corazón,
va la estrofa ferrada en la vieja cuaderna
de aquellos calafates tan bravos que traían
las aguas, las lorigas del cauce repitiendo

la antigua barcarola de que todo es del río
eterno de los sueldos; la moneda sonante
de las nieves de antaño, de donceles vellidos;
su linaje de cambio, sus nombres de dinero:

Nuños, Arias, Gonzalvos, sacrificadas huestes
por aquellos vellones, por los cueros aquellos,
por aquellas putañas tan caras como fueron
de dejar y tan fáciles, las madres con las hijas;

¡despertarais y viereis cómo se llama el cuerno
quemado del milagro, cómo se llama el viejo
portento de a las horas, cómo se llama el don
de entonces y de agora, pascual tiempo dinero!

12. XI. 09

3 comentarios:

rafa herrera dijo...

¡Qué días tan animados! En tu cita puntual, a la que siempre, si callado, acudo, nos visitan ahora tantas voces queridas: Agustín, Anita, Velasco... y todos acompañando eso que está pasando. Porque ahora sí que pasa algo. Me cuesta sacudirme la desconfianza, pero... tras la cotidiana batalla de las calles de Atenas que vemos en tu foto. ¿Te has fijado en el cartel del fondo donde, aunque sea de ¿casualidad? se lee en mayúsculas ELPIS?
Saludes y saludos y saudades a todos,
Rafa

Al59 dijo...

Bien sabes, Rafa, qué placer me da siempre leerte. Lo de Grecia se presentó aquí como una algarada violenta y lamentable; le honra a Velasco haber cuestionado esa imagen que daban los medios de formación de masas. Inevitablemente se pregunta uno cómo estarán vendiendo por esos mundos lo que pasa por aquí estos días (aunque será difícil empeorar la versión delirante de Intereconomía y cía.) De momento, leo que están desalojando a los acampados en Barcelona para hacer sitio a una muchedumbre deportiva, de ésas que le encantan al régimen.

Al59 dijo...

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-169047-2011-05-29.html :

«Miles de personas salieron ayer a las calles en Grecia por cuarto día para protestar contra las drásticas medidas de ahorro del gobierno. La convocatoria fue realizada por el movimiento Ciudadanos Indignados a través de Internet, tal como el movimiento que irrumpió en la española plaza Puerta del Sol. En Atenas, varias personas salieron a las calles munidas de cacerolas y cucharas al grito de “ladrones, ladrones”, dirigido al Parlamento. Los manifestantes hicieron ruido con motos y silbatos.

La mayor aglomeración se produjo en la plaza Syntagma, frente al Parlamento de Atenas. Las protestas transcurrieron de forma pacífica y las organizaciones dijeron que seguirán manifestándose contra las medidas mientras se pueda. Entre los activistas podía leerse una pancarta con la consigna: “Estamos despiertos. ¿Qué hora es? Ya es hora de que se vayan”.

Otra pancarta llevó como lema unos versos del escritor Nikos Kazantzakis: “No creo en nada, no espero nada. Soy libre”. En las ciudades de Tesalónica y Patras, en Creta y en el Peloponeso miles de personas salieron a las calles y las plazas para manifestarse en contra de la política de ajuste que viene aplicando el gobierno griego desde que entró en crisis por un déficit crónico y creciente en las cuentas públicas. Las protestas habían comenzado con la visita de técnicos del Fondo Monetario Internacional y expertos de la Unión Europea para analizar un nuevo programa de privatizaciones y medidas de ahorro para que Grecia pueda reducir su grave déficit fiscal. La economía del país helénico está al borde de la quiebra.»