martes, 13 de abril de 2010

El aula encantada


No todos mis alumnos marroquíes creen en genios, pero casi. Los pocos escépticos que encuentro se consideran, no obstante, musulmanes (ignoran, quizá, que la creencia en cuestión es parte del dogma de su religión). Trato de llevar la cuestión al límite: ¿creen de veras que hay por ahí genios de la misma manera que hay gatos, y que uno puede, como narra uno de los cuentos que me contaban estos días, herir sin querer de muerte a uno de ellos al pasar sobre un charco? ¿Realmente conocen 'casos reales' de parientes o conocidos que han sido poseídos por genios y hayan tenido que pasar por un exorcismo?

La respuesta a estas preguntas es un sí sin fisuras, sincero. Pienso entonces en el abismo que para bien y mal nos separa. Un mundo donde ciertas puertas siguen abiertas no es el nuestro, aunque tenga territorios comunes. Cuánto más parecido a aquél de Tales: todo está lleno de dioses. También el aula en que los evocamos.


15 comentarios:

El Camino Mágico de los Dragones dijo...

Acaso los cristianos no creen algunos a pie juntillas en sus mitologías?

Al59 dijo...

Que yo conozca, Aurora, pocos, y no se lo reprocho. ¿Cuántos católicos creen que el mundo se creó en siete días al genesíaco modo, o que el sol se detuvo a petición de Josué (Josué 10:13-4)?

Al59 dijo...

Por otra parte, hay bastante distancia entre el dogma islámico y las creencias populares. Por ejemplo, para mis alumnos los que nosotros llamamos fantasmas son tipos de yinn (mientras que un letrado en el Corán los consideraría entidades totalmente distintas).

El Camino Mágico de los Dragones dijo...

Ciertamente ciertos mitos en los últimos 30 años se van disipando, pero ojo en los últimos 30 años, que a mi la religión católica me la enseñaron al pie de la letra y aun conozco muchos católicos que mirar con desdén la teoría del big ben. Pero aun conozco muchos católicos que piensan que realmente Santiago anduvo al mismo tiempo por Zaragoza, el Mar Báltico y Sicilia y que San Pancracio estuvo dando de tortas a no se quien en Libia. Y que San Jorge se cargo a un dragón con una espada. También conozco a muchos que piensan que cuando se mueran se irán sobre las nubes y se encontrarán con un señor de barba blanca con una paloma blanca revoloteando sobre su coronilla.
Estamos lejos de ellos pero no tan lejos como nos gustaría

Al59 dijo...

Lo curioso es que uno se siente igualmente lejano de los que creen que todo eso es desechable como meras paparruchas. Y qué raro es dar con alguien que acepte esa tercera opción: ni creyente ni ateo, sino todo lo contrario. (Pagano, suelo añadir, pero no sé si aclaro algo o lo embrumo más todavía.)

Al59 dijo...

Por otro lado, es posición bien conocida de los clásicos. El joven Savater solía citar a Salustio (no el de Catilina, sino el neoplatónico): estas cosas (los mitos) no sucedieron jamás, pero son siempre.

El Camino Mágico de los Dragones dijo...

Creo que el concepto del yinn en la mentalidad popular árabe no me es muy conocido, pero a veces las realidades metáfisicas, cuando pasan al pueblo adquieren matices de superstición

El Camino Mágico de los Dragones dijo...

"Lo curioso es que uno se siente igualmente lejano de los que creen que todo eso es desechable como meras paparruchas. Y qué raro es dar con alguien que acepte esa tercera opción: ni creyente ni ateo, sino todo lo contrario. (Pagano, suelo añadir, pero no sé si aclaro algo o lo embrumo más todavía."

no, no me entiendas mal, no me parecen paparruchas, solo quería hacerte ver que es algo que sucede en todo tipo de creencia. Aquí tienes a tu pagana jeje. En el caso del cristianismo, se utiliza costumbres de otros religiones y ritos para crear su propia mitología, que como te comenté tiende tristemente a la literalidad

Al59 dijo...

Aplicándome al caso, yo diría que negar la existencia de seres sobrenaturales (negar que estén ahí en el mismo sentido o plano en que lo está mi gato) es banal; lo interesante es que no se puede negar la experiencia de lo sagrado (o, con un poco más de precaución: la experiencia de ciertas cosas como sagradas). Y eso, sin entrar en más fes ni creencias, ya es terreno fascinante.

Al59 dijo...

Claro: no lo decía por ti. Pienso más bien, por lo que has ido contando (y que espero nos cuentes en una entrada aquí, dentro de poco) que te tienes que ver a menudo en el mismo caso.

El Camino Mágico de los Dragones dijo...

Es simplemente la manera en la que cada uno experimenta la realidad a través del Espíritu. Más evolucionada, menos evolucionada, ese es otro tema, pero desde luego no es tan solo fascinante, sino esencial para todos los seres y a mi modesto entender, el sentido de toda existencia. Yo desde luego soy partidaria de profundizar al máximo en ello. Tras tantos siglos de racionalizarlo todo, nos viene muy bien dar rienda suelta a este nuestro otro sentido ¿no crees?

Al59 dijo...

Lo que está claro es que lo numinoso no sólo no se va ir de este mundo, sino que aparecerá en nuestras vidas cada vez que le plazca, sin pedir permiso: Vocatus atque non vocatus deus aderit. Si uno lo ha reprimido y hasta vilipendiado, es normal que se comporte como uno de esos genios que Salomón encerró en vasijas o botellas, y que a la menor oportunidad salen de las mismas echando chispas.

El Camino Mágico de los Dragones dijo...

El sueño de la Razón produce monstruos y la constricción del Espíritu genios maliciosos. jeje

Isa leal dijo...

Casualidades de la vida, hoy he estado hablando yo también de yinns, porque tengo una alumna, musulmana, que esta contándoles historias de miedo y me han dicho que ocmo se dice yinn en espanol. Pues genio, o fantasma o espiritu... Le svoy a llevar el cuento que colgaste y les voy a dirigir a tu blog. Lo he flipado, que ls inetresen estas cosas... por lo normal son bastante sosos...
Ya te contare, a lo mejor te consigo un cuento de yinns albanes!

Al59 dijo...

Suena muy prometedor, Isa. Nota ultrapedante de Morelli: en principio los yinn no son fantasmas; pero sólo en principio, porque en algunas zonas de Marruecos sí que llaman yinn a las ánimas en pena. En estas cosas del folklore, como en todo, no hay quien ponga puertas al campo.