domingo, 18 de abril de 2010

¿Quién ha escrito las líneas de la mano?


Ya conté, creo, que dedico mis ratos memorieros a las narraciones más o menos tradicionales que van recogiendo mis alumnos marroquíes, muchas de ellas sobre genios, aunque no todas.

La más larga que me ha llegado, de R., un alumno al que ya no doy clase, y al que quiero especialmente, son cuatro largos folios sobre Yuseph, o sea, José. La aprendió de su abuelo, agricultor, y éste, directa o indirectamente, del Corán, cuya sura duodécima está dedicada al personaje. El relato coránico recoge a su vez el testigo de tres capítulos del Génesis (37, 39 y 45), aunque añade nueva información y se aparta a menudo, en los detalles, del relato bíblico.

Algo así pasa también con la narración de R. respecto a su fuente coránica. Por ejemplo, cuando la mujer de Putifar acusa a José de haber intentado violarla, el Corán recoge que «un testigo de la familia de la mujer» indicó a Putifar la manera de averiguar quién mentía: si la camisa de José estaba desgarrada por delante, indicaría que la mujer se había defendido; pero si la rasgadura estaba por detrás, confirmaría la versión de José. En el relato de R. este testigo anónimo se convierte en un pájaro, que interviene también después: cuando el Faraón le da vuelta a su sueño, intentando encontrar quien lo interprete, pregunta al pájaro sabio, pero éste sale volando, pronunciando sólo un nombre: Yuseph.

La variante que les traigo es una adición, no un cambio, a la trama que da el Corán. Leemos allí (12: 30-32, tr. Juan Vernet) que una vez preso José, a pesar de haberse probado su inocencia,

las mujeres de la ciudad decían: «La mujer de Putifar ha solicitado a su garzón: la hirió de amor en su corazón. Ciertamente, la vemos es un error evidente». Cuando Zulayja oyó sus habladurías, les envió un mensajero, las hizo preparar toronjas, las invitó y dio a cada una de ellas un cuchillo. Entonces dijo a José: «¡Sal ante ellas!». Cuando le vieron, le alabaron, se cortaron las manos sin darse cuenta y exclamaron: «¡Dios nos guarde! ¡Esto no es un hombre! ¡Es un ángel noble!» Zulayja dijo: «Vosotras me censurabais por mi conducta a su respecto...»

Así cuenta R. el mismo episodio:

Pasaron varios meses y un día la reina se enteró de que había unos rumores que decían que tenían encarcelada a una criatura sobrenatural y bella, porque la reina quiso acostarse con ella. Nada más oír esto, la reina llamó a las más bellas de Arabia y Oriente y a cada una les entregó un cuchillo y una patata y dijo la reina que cuando saliera Yuseph ellas cortaran la patata. Al salir, se quedaron asombradas. De tanto mirarle, no se daban cuenta de que se cortaban las manos (dice una leyenda que por eso tenemos rayas en las manos).

Sépanlo Auserón y los que en su casa moran.

6 comentarios:

Tsevanrabtan dijo...

Estoy releyendo Declara, de Tim Powers. Es una novela que fue Premio Mundial de Fantasía, que mezcla el género de espías con la presencia sobrenatural (y en el centro de la política mundial) de djinns (hay una colonia en el monte Ararat). Es, como todas las novelas de Powers que he leído, muy brillante.

Al59 dijo...

La pongo en busca y captura. Todas las que he leído de Powers son, en efecto, deslumbrantes.

Al59 dijo...

Ya que estamos:

But it´s written in the starlight
And every line on your palm,
We´re fools to make war
On our brothers in arms

Joselu dijo...

Es espléndida la idea de conocer estos relatos orales por parte de los alumnos magrebíes y también latinoamericanos. Ha habido centros en Cataluña que han publicado ediciones con relatos orales de distintas partes del mundo. Es una riqueza enorme a la que no se suele prestar la suficiente atención, pero que está ahí.

Aurora dijo...

Estoy con Joselu, sería muy importante recopilar todos estos relatos

Al59 dijo...

Estamos en ello, y parece que la cosa llegará a buen puerto.