El libro de Marta Fuentes se abre con una dedicatoria:
A mi hermana Sara
porque voy a su habitación
y miro a través de su
ventana,
porque viene a mi habitación
y mira a través de mi ventana.
Tras el prólogo, sigue esta cita de Fichte:
Según esto, la realidad de cada momento, lo que real y verdaderamente es un hecho vivido, es eso en que tú te olvidas.
Y el primer poema:
HAY COSAS QUE ADMITEN LOS INVIERNOS
de terrazas altas en ciudades visitadas.
Hay cosas que requieren su forma de ver,
visiones de viajes que remontan
a una forma más ancha de morir,
de concebir la risa del cosaco.
Hay cosas tremendas como un naufragio
o nieve matutina en la contraventana.
Son como vestidos, recuerdos, figuraciones,
despistes hechos tragedias
en la conciencia de un tiempo.
2 comentarios:
La dedicatoria es, de hecho, uno de los poemas que más me gusta del libro. En su sencillez, tiene algo becqueriano. La poética de las ventanas abiertas es muy femenina. Le viene a uno a la mente el famoso cuadro de Dalí que representa a Gala asomada a la ventana, https://blocdejavier.files.wordpress.com/2012/05/dali-muchacha-en-la-ventana-1925.jpg, y aquella canción de Luli: 'Si las ventanas son hermosas de por sí, parecen otra cosa cuando asomas la nariz'. http://www.goear.com/listen/dd50ca2/carrera-22-ciento-volando
Por el lado masculino, hay recelo sobre esas mismas ventanas: 'Ventanas a la calle / son peligrosas / pa los padres que tienen / hijas hermosas', dice la seguidilla tradicional.
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