martes, 17 de julio de 2018

Diez cosas (y una más) sobre A pesar de los años (La Bossa y la Vida)


A pesar de los años
y los evos extraños,
no se acaba la muerte
ni mis ganas de hacerte
volar

reescribiendo la historia
con tu traje de novia,
entreabriéndome el cielo
con tu falda de vuelo.

Luna nueva
y en mi corazón,
¿quién bebió
las gotas del reloj?

Subrayar lo que es cierto,
recordarme que has muerto
y eres ya tu heredera,
tu muñeca de cera.

Ropa sucia
de mi corazón, 
¿quién bebió
las gotas del reloj?


1. El título original (y mejor) de esta canción era Las gotas del reloj. Lo cambiamos porque A pesar de los años son las primeras palabras de la canción, y era más fácil identificarla así en los ensayos.

2. Los evos extraños aparecen en la famosa cita del Necronomicón que inventó H. P. Lovecraft: No está muerto lo que puede yacer eternamente, y con los evos extraños también la muerte puede morir. Él hablaba de Cthulhu; yo, menos esotérico, del primer amor. Como uno se avergüenza de ser críptico, estuve a punto de cambiarlo en algún momento. Me alegro de no haberlo hecho.

3. ...porque si sí, no se entendería lo que dice a continuación: A pesar de los años / y los evos extraños, / no se acaba la Muerte.



4. Sobre la muerte de la Muerte habló también Mario Roso de Luna, el gran teósofo y ateneísta extremeño. Cuando era pequeño, sus libros, en ediciones de principios de siglo, eran una de las sorpresas más increíbles que aparecían al explorar la biblioteca de mi casa. El volumen pertinente se llama El libro que mata a la muerte o Libro de los jinas (o sea, de los yinn, los genios de Las mil y una noches y otras tradiciones orientales).



5. La canción está dedicada a una dama de verdad. Pero, como se trata de un amor infantil e imposible (el primero de quien les escribe), también se podría decir que habla de una dama completamente fantástica. Por citar un poema no inédito que habla de lo mismo (y de la misma),

Algo de ti creció cuando arrancaron
de cuajo tu presencia de mi vida
dejando este tocón: ves hoy la herida

sin verte. Cómo comprender que es esa
ficticia y melancólica princesa
que no eres tú lo que de ti criaron

las sombras de mi amor por no perderte:
la primavera eterna de tu muerte.

6. Cuando estábamos ensayando por primera vez esta canción Fátima y yo, en su casa, llegó nuestro percusionista Miguelón (que no es muy puntual) y, sin saludar ni nada, para no interrumpir el momento, cogió los bongos y comenzó a tocar a mitad de la canción exactamente lo que la canción necesitaba, como si la conociera de toda la vida. Desde entonces, la canción (¿un bolerito?, dijo) quedó ligada a él.

7. ...como si no pudiera sonar sin él, lo cual es cierto. De hecho, es él quien abre la canción (todos los demás no entramos hasta el segundo tiempo del quinto compás, lo que exige estar bastante atentos; una atención que te mete en la canción de forma distinta a ninguna otra del disco).

8. Solo cuando tuve que hacer la partitura, para compartir la canción con nuestras dos instrumentistas de formación clásica (la violinista, Andreana y la pianista, Flor), me di cuenta de que en el estribillo se produce un cambio de compás: del 4/4 de la estrofa se pasa a una célula rítmica formada por dos compases de 3/4 y uno de 2/4. Nada que nos hubiera llamado hasta entonces la atención a los demás músicos, ni que sepa yo explicar de dónde pudo salir. Como 3 + 3 + 2 son 8, es casi como tocar dos compases de 4/4. Hasta que lo escribes.

9. En algún momento del arreglo, en vez de hacerlo más complejo, como suelo, lo simplifiqué, dejando en la mayor parte del piano un fraseo en octavas (que remite a otras canciones del disco donde también aparece esta sonoridad).

10. El arranque de la canción fue, si no una idea de última hora, sí un descubrimiento relativamente tardío. Un día en casa se me ocurrió que, sin modificar la melodía de las estrofas, se podía cambiar la armonía, haciéndola más estática al comienzo y citando una de las Gymnopedies de Satie, con su legendaria cadencia plagal, pero con un tono levemente reggae. Como me recuerda Fátima, tras varios intentos de explicar lo que quería, le dije: Canta esa parte como si fueras Julieta Venegas. Y eso fue.

11. La idea de beber las gotas del reloj se deriva naturalmente de la imagen de un reloj de agua, una de esas clepsidras que usaron los griegos. Imagino ese agua amarga, como la que toman los iniciados del rito masónico. Beber ese agua es hacerse mayor. Bien por Peter, que rehusó (a)catarla.


6 comentarios:

Al59 dijo...

'Hacerte volar'. O sea, llevarte al cielo (lo que encaja bien con la falda de vuelo de después). Como diría el Kanka, 'volar, / lo que se dice volar, / no vuelo, pero...' desde pequeño me familiaricé con esos textos psicoanalíticos que explican (como ya sabe la gente desde siempre) que volar, lo que se dice volar, es tocar el cielo en vida (lo que corrobora, incluso, Ana Belén: 'Para entrar en el cielo / no es preciso morir'). O sea, que se trata de morirse (o matar) de gusto. Un noble propósito.

Al59 dijo...

La 'luna nueva' forma parte también del paisaje celeste, pero supone un fundido en negro, como si hubiéramos borrado la pizarra nocturna; es la negación de la visión celeste (salud, don Juan Larrea) de la estrofa anterior, en la que la Amada era Luna y estrella (una visión que, a su vez, era una reescritura de la Historia, de lo que realmente pasó). Al final, lo que queda en el corazón es una mezcla de lo que fue y lo que pudo haber sido, de la realidad y el deseo: esa 'ropa sucia', mixta y contradictoria, que es la vida propia cuando no discurre tan limpiamente como quisiéramos.

Al59 dijo...

Todos somos herederos de los niños que fuimos; pero también vivimos una segunda vida en el corazón de quien nos quiso como tales, y luego ya no vuelve a tratarnos, o solo superficialmente, como adultos. Muerta la niña de la que uno se enamoró, queda la rabia de haberla perdido: y la imagen interior, que nunca crece, o lo hace a su manera, de la Amada. Una forma extraña de vida, como la de una muñeca de cera (que arde, se funde y se forja en los fuegos del alma: soul of a woman / was created below). // Me viene a la mente Caroline No, de Brian Wilson, que lo explica muy bien. Y el difícil trato de la ya señora Liddle con el nunca señor Carroll, o de Wendy con Peter.

Al59 dijo...

O de Poe (o su alter ego) con Annabel Lee.

Al59 dijo...

Liddell. Estos apellidos ingleses y sus ortografías imposibles.

Al59 dijo...

'Child is Father to the Man', que decía Wordsworth. (Y a esto también le puso música, reveladoramente, Brian Wilson, en su Smile.)