La gente se obsesiona con la muerte.
La miran de reojo, por si acaso
se da por aludida y al ocaso
acude a recetarnos nuestra suerte.
Mas ella ni siquiera se da cuenta.
¡Somos tantos! Su aciaga lotería
hace girar con sórdida entropía
la rueda accidental que la alimenta.
Un pobre ser resbala, otro asesina;
aquel descubre, tras la nieve fina,
la traza impopular de una emboscada.
Todos juegan y el ganador no sabe
que el paso que ahora da será la llave
que cancele la puerta ya entornada.
La miran de reojo, por si acaso
se da por aludida y al ocaso
acude a recetarnos nuestra suerte.
Mas ella ni siquiera se da cuenta.
¡Somos tantos! Su aciaga lotería
hace girar con sórdida entropía
la rueda accidental que la alimenta.
Un pobre ser resbala, otro asesina;
aquel descubre, tras la nieve fina,
la traza impopular de una emboscada.
Todos juegan y el ganador no sabe
que el paso que ahora da será la llave
que cancele la puerta ya entornada.