La eternidad está en endecasílabos. El siempre para siempre para siempre. Es el metro del polvo enamorado, burlador de la muerte y sus manijas roñosas. Si una década o decena cubre el mundo, el once es una alegre demasía, un borbotón diamantino que parece algo más o menos que un verso. Lo que humilla la muerte resulta, por lo demás, tan implacable como ella. Es Dante Gabriel Rossetti, el gentil prerrafaelista, enterrando junto al cadáver de su amada Lizzy los sonetos que le había dedicado o negado —para hallarse, siete años después, hurgando en la huesa para resucitarlos. Ese eco de ultratumba que regresa de donde nada vuelve, como héroe de cuento, sirve para dar vida eterna a un amor o muerte a un enemigo satirizado —pero no puede desenvainarse en vano, so pena de espantar moscas (o chimangos) a cañonazos. Rossetti, como comentando el hecho:
Soneto: monumento del momento,
recuerdo desde el alma sempiterna
a inmortal hora muerta. Haz que sea
(para rito lustral o cruel tormento),
de su ardua plenitud respetuoso:
talla su forma en ébano o marfil,
tal Día o Noche ordenen; vea el Tiempo
su cresta en flor en perlas esplendente.
La cara de un soneto muestra el alma.
Su cruz, qué Potestad lo hizo posible:
tributo a la llamada de la vida,
ofrenda en el cortejo del amor,
su dueño, o en la boca de las sombras
peaje entre los dedos de Caronte.
recuerdo desde el alma sempiterna
a inmortal hora muerta. Haz que sea
(para rito lustral o cruel tormento),
de su ardua plenitud respetuoso:
talla su forma en ébano o marfil,
tal Día o Noche ordenen; vea el Tiempo
su cresta en flor en perlas esplendente.
La cara de un soneto muestra el alma.
Su cruz, qué Potestad lo hizo posible:
tributo a la llamada de la vida,
ofrenda en el cortejo del amor,
su dueño, o en la boca de las sombras
peaje entre los dedos de Caronte.
7 comentarios:
No se crea poco visitado, que vengo a diario. Dígame ¿de dónde saca tantas ilustraciones? Un gusto refinado, no me cabe duda.
¿Puede poner algo de Fortuny? No encuentro nada en condiciones por la red. Esas pinturas de moros...
Gracias!
Bienvenido siempre, Melò. En mi bruticie, ni siquiera conocía al pintor en cuestión, así que le agradezco la pista. (Memorable esa odalisca ajorqueña seductora de espejos —que, de momento, me deja sin palabras.)
Esta pintura en concreto es de Dante Gabriel Rossetti. Échele un ojo a la obra de este hombre y al resto de la nebulosa Prerrafaelista, injustamente ninguneados todos en los manuales oficiales de la cosa del Arte pero creadores de muy poderosos iconos y una estética perfectamente autónoma, propia y viva. No deje pasar la Ofelia de Millais. Detrás de todos ellos en buena parte está la poderosa influencia, que llega hasta nuestros dias, del gran William Blake, del que tanto hay que aprender todavía.
Un saludo.
Y Fortuny, un monstruo. Otro ninguneado, por salirse de una concepción del Arte evolucionista. En fin...
Amigo Pesi: comparto su veneración por Rossetti y por la Ofelia de Millais (de la que acabaremos hablando aquí, más temprano que tarde).
Jospa... esto me pasa por meterme a comentar el cuadro sin haber leído el texto antes... Que planchazo. :(
Tiene gracia, que hasta Blake aparece indirectamente: ilustró el Libro de Job.
Un saludo.
curioso blog, hermosa imagen
buscaba el soneto, por aquello de los que aguardan
me gustaría visitarlo luego,
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