viernes, 13 de enero de 2012

Contra mayúsculos

No debe en poesía el narcisismo
tenerse por matrícula notable;
de baba, y no dulcísona, es el cable
que cruza tan alquitranado abismo.

Si poema y poeta son lo mismo,
lo son de otra manera: como el sable
que se hunde, colérico y amable,
en el cuerpo que aloja su exorcismo,

así la poesía nos despoja,
nos arranca la ropa, nos arroja
donde el mar y sus náufragos son uno;

perderse, no enclaustrarse, es la cuestión:
sin bancarrota no hay revolución;
el hambre no es lo mismo que el ayuno.

6 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Excelente arte poética.
Saludos.

Antonio del Camino dijo...

Estimado Al, hacía mucho tiempo que no leía uno de tus espléndidos sonetos. La espera mereció la pena. De este, todo bueno, y el final, redondo.

Un abrazo.

Al59 dijo...

Gracias, José Miguel. Es una reacción, casi química, a la poética de un señor que se considera sin rubor 'uno de los máximos poetas de toda la literatura española'. ¿Cómo se puede caer tan bajo?

Al59 dijo...

Querido Antonio: mil gracias. Llevaba mucho tiempo sin lanzarme por estos caminos. Es curioso que la Musa se arranque cuando menos lo esperas. Ayer leía que Félix Grande estuvo 40 años, que son pocos, sin escribir un verso. Aun pensando que exagere, es para asombrarse. Toquemos madera.

Juan Poz dijo...

¡Impresionante el segundo cuarteto! Supongo que mi reacción es la propia de quien lee que la obra que hubiera wuerido escribir. La imagen es estremecedora, y me recuerda muchísimo un aforismo de Valery: "Hay que entrar en uno mismo armadohasta los dientes", si bien los referentes son muy distintos en un o y otro caso. Siempre he sentido predilección por la poesía conceptista y este cuarteto colma esa "necesidad" constante que tengo de que me lo digan todo a través del ingenio, de la agudeza.
Por la respuesta a José Miguel creo entender que hablas de Caballero Bonald, ¿o me equivoco de poeta? Le oí hablar de sí mismo con esa pomposidad andaluza insorportable de quien cree estar hollando permanentente la pradera de la Gloria y se me revolvieron las entrañas. Ni que decir tiene que jamás he abierto un libro de esa persona, me pierda lo que me pierda, pero si hay algo que no soporta es la afectación, vicio viciosísimo contra el que Cervantes nos previno en el Quijote: "habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectacion es mala." Se ve que Bonald no lo ha leído...

P.S. Tenía un problema de conexión con tu página y sólo hoy he podido "ponerme al día"

Al59 dijo...

Juan: el poema es de aplicación a narcisistas varios, pero surgió como reacción a la lectura de un poeta mucho menor que Caballero Bonald, pero endiosado hasta decir adiós. Sucede que, siendo ese el caso, prefiero ni nombrarlo. Llamémoslo, como Trapiello, X.