miércoles, 29 de marzo de 2006

Nevermore


El cuervo
(metamorfo)

Cierta medianoche aciaga, cuando, débil y cansado,
meditaba sobre algún volumen de olvidada ciencia

y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,

como de alguien que llamara, suavemente, a mi portal.

«Es un visitante» —dije—, «que está llamando al portal;

sólo eso y nada más.»


Lo recuerdo claramente: fue en el gélido diciembre,

cada chispa moribunda dejaba un rastro espectral.

Yo esperaba ansioso el alba, pues en vano busqué calma

en los libros a mi pena por la perdida Leonor,

la niña radiante y clara que los ángeles tan sólo

Leonor podrán llamar,

sin nombre en el mundo ya.


El crujir triste e incierto de las cortinas purpúreas

me embargaba —me llenaba de fantásticos terrores

que jamás antes sentí.

Así, por calmar mi angustia, me repetí con voz mustia:

«Es tan sólo un visitante que ha llegado a mi portal;

un visitante tardío que ha llegado a mi portal;

sólo es eso y nada más».


Cobré fuerzas de repente; no dudando por más tiempo

«Caballero» —dije—, «o dama, me tendréis que disculpar,

pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido

y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal

que dudé de haberlo oído...» —y abrí del todo el portal:

sombras allí, nada más.

Perdí la vista, asustado, en la oscuridad siniestra,

maravillado, dudando,

soñando sueños que nadie antes se atrevió a soñar

pero en el silencio intacto la quietud no dio respuesta.
Sólo se oyó una palabra: «Leonor», di en murmurar.

«Leonor» dije, y el eco su nombre volvió a nombrar.

Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía dentro, regresé a mis aposentos,

pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.

«Quien quiera que sea, llama esta vez a la ventana;

veamos de qué se trata, qué misterio habrá detrás.
Que mi corazón se aplaque. Veamos lo que hay detrás;

es el viento y nada más».


Mas cuando abrí la persiana, se coló por la ventana

agitando su plumaje un cuervo cuyo linaje

provenía de los santos días de la Antigüedad.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,

con aire envarado y grave fue a posarse en el portal,

en el busto de Minerva que hay encima del portal

fue y se posó: nada más.


Esta negra y torva ave transformó con su aire grave

en sonriente extrañeza mi triste solemnidad.

«Ese penacho rapado no te impide ser osado,

viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;

¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?»

Dijo el cuervo: «Nunca más».


Mucho me maravillaba que un ave tan desgarbada

me respondiera, aunque fuera despropósito su hablar;

sé bien que estaréis conmigo que hombre alguno fue testigo

en el mundo de tamaña cosa extraña en su portal:

¿quién vio ave o alimaña que, instalada en su portal,

se llamase «Nunca más»?


Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,

como si en ello le fuera el alma, un vocablo más.

No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna

hasta que al fin musité: «Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis ansias, volará».

Dijo entonces: «Nunca más».


Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;

«Sin duda» —dije—, repite lo que ha podido acopiar

del repertorio olvidado de algún amo desgraciado

que en su caída redujo sus canciones a un refrán:

«Nunca, nunca, nunca más».


Como el cuervo aún hacía sonreír mi fantasía,
planté una silla mullida frente al ave y el portal;

y hundido en el terciopelo me afané con gran recelo

en descubrir que quería decir aquel agorero,

torpe, lúgubre, agorero pájaro de mal agüero
que graznaba «Nunca más».


Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra

al ave que ahora abrasaba mi pecho con su mirar;

esto y más cosas pensaba, con la cabeza entregada

al cojín de terciopelo que el candil hacía brillar.

¡El cojín de terciopelo que el candil hacía brillar

y en el que ella como antaño

nunca más se sentará!


Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
«¡Tu Dios!» —grité—, «desdichado, estos ángeles envía

a traerte el filtro arcano que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, apura el dulce filtro que a Leonor te hará olvidar!»
Dijo el cuervo: «Nunca más».

«¡Profeta!» —dije—, «¡malvado, pájaro al fin o diablo!,

bien el Tentador te envíe o la tempestad arroje
tu demacrado plumaje a este remoto paraje
,
a esta casa desolada, dime, te imploro, verdad:
dime, te imploro, ¿hay acaso un bálsamo en Galaad?»

Dijo el cuervo: «Nunca más».


«¡Profeta!» —dije—, «¡malvado, pájaro al fin o diablo!

Por el Dios que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén hoy lejano

a la niña santa y clara que entre los ángeles vive,

a Leonor, doncella santa, un día podré abrazar».

Dijo el cuervo: «¡Nunca más!».


«¡Diablo alado, no hables más!», dije, dando un paso atrás;

«¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!

¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje

quiero en mi portal! ¡Intacta deja ya mi soledad!

¡Quita el pico de mi pecho! ¡Deja en paz mi soledad!»

Dijo el cuervo: «Nunca más».


Y el cuervo, siempre obstinado, aún sigue, sigue posado
en el busto de Minerva que preside mi portal;
es su mirada aguileña la de un demonio que sueña,

y el candil lanza su sombra sobre el suelo, fantasmal;
y mi alma, de la sombra que allí flota, fantasmal,

no ha de alzarse en este mundo;

¡no ha de alzarse nunca más!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa traducción, por la que no sé a quién tengo que felicitar, llena de musicalidad, de ritmos quebrados y de oportunas rimas.
Y excelente teatralidad la de este gran poema, en el que, suceder de verdad, sólo suceden los estribillos fatales de las estrofas y unos cuantos pasos argumentales bien medidos.
Interesante semana.
Saludos

Grifo

Al59 dijo...

Gracias, Grifo. La verdad es que el poema tiene tal ritmo que, al traducir, fue sólo cosa de dejarse llevar. La potencia de este estribillo es asombrosa, desde luego. A veces parece que todo el romanticismo cabe ahí (o en aquello de Keats que le gusta citar al cuervo Albiac: Pleasure is never at home —ni en la COPE.).

Al59 dijo...

Curiosa (y salvaje) reescritura la que propone Lou Reed: http://www.leoslyrics.com/listlyrics.php?
hid=v0OemyF60rY%3D (todo en una línea).