miércoles, 15 de marzo de 2006

Toma de tierra


The Dark Side of the Moon
(largo soneto de descenso)

And all that is now,
but the sun is eclipsed by the moon.


Apenas hago pie. La certidumbre,
feliz ave de presa, me abandona:
calado hasta la mínima neurona,
el péndulo que sube hasta la cumbre

me lleva ya de vuelta hasta la lumbre
donde la luz astral se desmorona.

Un ángel me retira la corona.

De pronto siento sed, y la costumbre


del mundo me parece deseable.

Anhelo reposar en lo mundano,

salir sin un traspiés del Otro Lado


...y empieza la vigilia interminable,

la carne basta y sólida, lo humano:

la noche sin ensueño del soldado.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, parece un mal viaje. Como dice Roger, un viaje en el que te quieres bajar una vez en marcha y resulta ya demasiado tarde.
Que conste que me gusta el tema de los viajes, y que mis recelos hacia el asunto no tiene que ver con motivaciones de meapilas. Incluso mi psicoanalista argentino (en la época en la que estuve de tratamiento) que era amigo de recetar pastillas de todos los colores y formas me alertaba sobre la posibilidad de hacer viajes.
El peligro del viaje es interno y externo. El interno, lógicamente, es que si no disfrutas de un mínimo equilibrio mental, es que te puedas meter un susto al ver lo que hay debajo de la tapa. Y el motivo externo es que te den mierda en lugar de la sustancia adecuada. En todo caso, siento envidia de Aldous Huxley, que se metió el chute bajo estricto control médico, con lo que los peligros quedan minimizados.
Sí que me gustaría meterme un viaje, claro. Igual que los moritos van a la Meca una vez en la vida, nosotros deberíamos bajar al sótano al menos una vez. Por cierto, que me pareció que una vez comentabas en Chez Arcadi que te habías metido un viaje, estaría bien que desarrollaras en un post como fue la experiencia.

Al59 dijo...

Lo que sube baja, amigo vampiro. Pero no porque uno quiera bajar (muy al contrario, ¡quién se quedara siempre allí!). La bajada es escarpada o no según la calidad de la cuerda —y ésta no era made in Sandoz, ciertamente. De repente (y es la única vez que lo he sentido así) uno comprendía el viejo retruécano pitagórico: sóma séma, el cuerpo es una tumba. Muerto de cansancio, una tumba no era tan mala idea; pero quién sabe qué diablillo le mantenía a uno despierto en la fosa después de la partida del alma, semejante en todo a aquel albatros de Baudelaire que, tras haber tocado el cielo, era ahora víctima en cubierta de las atenciones de los marineros. Un buen argumento contra la falta de control sanitario de las cuerdas (pues otras hay con las que la bajada es casi tan grata como la subida, en plan aquel final plácido de Echoes de Pink Floyd en que todo va volviendo sin estridencia a su ser matutino). Nada en contra del alpinismo —y no me tire más de la lengua, hombre de Abraxas, que el primer mandato de Eleusis (y de Wittgenstein) es no hablar de lo inefable. ¿Estamos? Pues eso.

Al59 dijo...

Cambiando de tercio. Amigo Hobbes, si me lees: tengo novedades sobre la ilustración del hombre que se sale (literalmente) del mundo conocido. Detalles en el post correspondiente.

Anónimo dijo...

Pues un servidor les está muy agradecido a los indiscretos que se fueron de la lengua con pelos y señales --desde los venerables como Hoffman o Huxley a las amistades más anónimas--, violaron el precepto eleusino y me pusieron los dientes largos. Les debo las ganas con que me lancé al vacío la primera vez. Bienvenidas sean las tentativas de decirnos lo indecible (me han encantado las de Al, tanto en verso como en prosa): ya se ocupará cada cual de "tirar la escalera (por seguir con Wittg.) después de haberla subido" (6.54).

Por otro lado, si lamentamos (con sobrados motivos) el discurso puritano por opaco, espurio y alarmista... valdría como antídoto, si de arrojar luz se trata, un exceso de celo esotérico?

Al59 dijo...

Admitido, JR, y de buen grado: si la conjura pagana hubiera permanecido en la clandestinidad eleusina, como querían algunos de sus participantes, nos habríamos perdido tanto de bueno que da entre vértigo y grima pensarlo. Afortunadamente, hoy la información está ahí (aunque haya también mucho ruido interesado en el ambiente). Es una lástima que tengamos que convivir con una legislación tan insensata, pero en fin. Yo hay días que no sé cómo llevarlo.