Llega una edad en que los hijos se van de casa. Así estas melodías que a uno se le ocurrieran para algunas canciones del maestro Agustín, como Ay lino y Con una cinta de seda, que ya el año pasado refrescamos con las ideas nuevas que traían los amigos Dani y Juanfran, y que ahora siguen su curso en el repertorio de La Araña Calva, mudando en el trayecto de estructura y a veces también de sustento armónico.
El resultado me parece especialmente brillante en el caso de Con una cinta de seda, donde la base de la canción ha sufrido una reescritura radical. Pero como uno es cabezón (lo dice un personaje de Borges: Todas las cosas quieren perseverar en su ser, ha escrito Spinoza. La piedra quiere ser una piedra, el tigre un tigre, yo quería volver a ser Hermann Soergel), los acordes originales han venido a visitarme esta noche para convencerme de que en ellos quedaba aún mucha música por exprimir. Y esto me cuentan.
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