En los últimos tiempos, la Muerte ha hecho sentir su dominio en Arcadia. La penúltima baja: Hugh Hopper, bajista y compositor de algunas de las mejores canciones de Soft Machine. Asombra (o no) saber que un músico de tanto talento las pasó canutas en varios momentos de su vida, llegando a abandonar el instrumento para intentar ganarse la vida con menos suspense. Por suerte, antes de morir vio renacer el interés por Soft Machine y el rock inventivo en general, etiquetado, según el caso, como psicodélico, progresivo o fusivo. La biografía oficial de la banda, de Graham Bennet (Soft Machine. Out Bloody-Rageous, 2005) trae, entre otros testimonios, un pequeño prólogo de Hopper que habla del tema y demuestra que, como otros grandes de su época, nuestro hombre, además de tocar, se explicaba estupendamente. Lo traduzco:
Para cuando los ochenta echaron a rodar, los discos de Soft Machine no eran algo que quisieras mostrar en público. El Síndrome del Viejo y Aburrido Coñazo... Pero en los últimos años, gracias a Steve Feigenbaum, de Cuneiform Records, en Estados Unidos y Rob Ayling de Voiceprint Records, en el Reino Unido (ambos fans con solera de Soft Machine), ha renacido de repente el interés por estos lejanos dinosaurios. De acuerdo: todavía no tripulamos Maseratis ni vivimos en la Côte d'Azur gracias a los royalties —pero cuando echas un vistazo a las reediciones, los Cds recopilatorios y las bandas que refrescan el repertorio de Soft Machine, como Polysoft, resulta reconfortante pensar que la música no ha desaparecido para siempre.
Y los libros, artículos de fanzines y documentales siguen llegando: primero la biografía de Mike King sobre Robert Wyatt (Wrong Movements) y ahora la obra de Graham Bennet, también cuidadosamente fundamentada. Es interesante leer lo que los demás componentes del grupo recuerdan o dejan de recordar. Hay que tener en cuenta que todo empezó hace cuarenta años, en una neblina de humo y egos musicales.
La relación de Hopper con Soft Machine es compleja: ayudó a crear el sonido de su época de gloria, experimental y pop al mismo tiempo; pero después se alió con Ratledge, el teclista, para expulsar a Robert Wyatt y reducir el grupo a una banda puramente instrumental. Decía un comentarista, con maldad, que tras perder a tres genios (Daevid Allen, Kevin Ayers y Wyatt), los virtuosos que tomaron el mando comenzaron aburriendo al público y acabaron aburridos ellos mismos. Algo hay de eso. Hopper dejó de hecho el grupo en el 73, para embarcarse en colaboraciones varias; aunque nunca abandonó el sonido magnético patentado por la banda.
Sus aventuras en solitario son inabarcables. Mi momento favorito es el disco que editó con el teclista Alan Gowen en 1980, Two Rainbows Daily. Sin batería ni guitarra, el sonido que crean los dos es audaz pero cálido, impredecible pero siempre melódico. Música interior, sin apuros ni compromisos. Piensa uno que a Erik Satie o Debussy les hubiera encantado escucharla.
10 comentarios:
Una lástima, sí, me ha dado mucha pena. Hoy pondré "Third" de la máquina blanda en su honor. Muy bueno el clip, desconocía ese disco. Gracias por descubrírmelo. Un abrazo, J12
El Rock progesivo de finales de los 70 es lo que tiene; resulta tremendamente evocador...un reflejo musical de los efectos del LSD sobre el sistema nervioso: imágenes musicales.
Hay ciertamente un punto de unión fuerte entre Rock prgresivo y bandas sonoras. Se me viene a la cabeza las de Lalo Schifrin de aquella misma época, con recursos expresivos muy similares, aunque adaptados al gran público.
D.
Releyéndola, veo que en la nota que acompaña al disco habla Hopper su relación con Gowen y la tentación de abandonar la música. No me resisto a traducir el pasaje: A finales de 1978 yo había dejado de tocar. Ni siquiera saqué el bajo de su funda durante más de un año. Pero Alan y yo aún nos veíamos aquí y allá y nunca me dio por perdido como músico. Dos años después, cuando notó otra vez una chispa de interés en mí, me sugirió con amabilidad que hiciéramos lo que acabó siendo Two Rainbows Daily: sólo nosotros dos tocando el bajo y los teclados, grabando en varias pistas para añadir color do procediera, pero sin intentar que sonara como un grupo. Finales del 78: no es una fecha inocente. Por entonces el punk prometía acabar con todo, aunque, como ironizaba Mike Oldfield, el único peligro real era que el volumen dejara sorda a la audiencia. Para los músicos como Hopper se abría un período de incertidumbre: tiene que ser horrible caer de pronto en desgracia, sin haber llegado nunca al éxito comercial. Del underground al cajón de saldos.
Del disco hay reseñas ocurrentes: «lo más cercano al New Age que produjo el sonido Canterbury». Cierto: pero sin incienso ni champú de yerbas.
No estoy seguro que HH quisiera que se fuera Wyatt del grupo, que era mucho mas que un vocalista. De hecho colaboró con él en sus discos en solitario.
By the way, me ofenden los burdos comentarios de Cateto y algún otro sobre Pink Floyd. Personalmente tengo cuatro grupo de la época sobre los que no admito crítica alguna:
-Soft Machine
-Pink Floyd
-King Crimson
-ISB
Gracias a ti, Jordi. Enorme "Third". Uno que yo me sé tiene el disco original firmado por la plana mayor de los Softs en la visita que hicieron a España en los primeros 70 (y ha sido también quien me avisó de la muerte de Hopper).
Una música inolvidable, D. Vivimos tiempos un poco ñoños, pero hay que decir que sí: la historia del arte, sobre todo en algunos períodos, está ligada al consumo de esas sustancias prodigiosas (temibles también, a veces) que expanden los registros de nuestra sensibilidad. El arte será psicotrópico o no será.
Un lujo leerle, Sablista. Me temo que Hopper estuvo de acuerdo en que Wyatt tenía que irse, aunque, al menos según Wyatt, el instigador más contumaz fue el saxofonista, Elton Dean: "En realidad, fue Elton quien me echó de Soft Machine porque no le gustaba la parte cantada (creo que no), y tampoco el lado más heavy de mi forma de tocar la batería. A él le iba ese rollo del free jazz. En fin: yo me había dedicado a escuchar free jazz a finales de los 50 y comienzos de los 60, y no quería volver a hacer eso. Pero consiguió que los otros votaran en contra y se libró de mí". La versión de Hopper: "Un día donde Ronnie Scoot Robert le dijo a nuestro manager 'Ojalá pudiera encontrar otro grupo'. Y, como cobardes que éramos, le encargamos al manager que le dijera a Robert que ya no le necesitábamos".
A mí, la verdad, siempre me ha costado entrarle al rock progresivo.
En su momento, la culpa, me temo, fue del punk, aquel "movimiento músical sin música" (Morrisey) que, aunque a algunos nos sirvió para dar salida a las efusiones emocionales y hormonales propias de la edad, proscribía cualquier cosa hecha con dos dedos de frente.
Más adelante, curado o aliviado de aquel prurito juvenil, encontré que, en realidad, la culpa era del jazz, pues el rock progresivo venía a ser algo así como una especie de rock para amantes del jazz, condición que por el momento no me ha sido dado alcanzar.
Ahora, tras haberme dejado mecer repetidamente por esa preciosa nana alienígena que nos has traído, estoy a un tris de reconocer que la culpa tal vez no sea del punk, ni del jazz, ni del chachachá, sino de algunos prejuicios que cuelgan aun pendientes de mis orejas.
En fin, volveré a intentarlo... Por cierto, Al ¿por dónde podría empezar?
Jesús: da gusto leerte. El rock progre(sivo) es un género muy amplio, en el que caben todo tipo de aventuras. Algunas (como la de Soft Machine, precisamente) son bastante jazzísticas. En otras, hay yerbas folk o contrapunto bachiano. Creo yo que los aficionados 'serios' al jazz no ven con buenos ojos el rock en general, ni siquiera éste, que les parece un quiero y no puedo, un guachiguachi.
Como lo de las listas me encanta, respondo a tu petición con cinco títulos que me parece que, además de ser buenos de por sí, dan idea de las posibilidades variopintas del género. En todos hay grandes canciones, y al mismo tiempo un espíritu juguetón, arriesgado, en los arreglos.
1. King Crimson - In the Court of the Crimson King (su primer disco, se puede decir que inventa el género).
2. Yes - Close to the Edge
3. Genesis - Selling England by the Pound
4. Pink Floyd - The Dark Side of the Moon
5. Jethro Tull - Thick as a Brick
Como por aquí paran no pocos degustadores del género, tal vez alguno quiera añadir títulos. (Y así descubrimos alguna joya desconocida.)
Un abrazo,
Al
Ah, vaya... de hecho son títulos con los que uno se ha tropezado a menudo, de esos que uno intuye imprescindibles pero no acaba de atreverse a abordar: el ambiguo prestigio de los clásicos...
En fin, habrá que echarle un par de orejas...
Un abrazo, Al, y muchas gracias.
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