martes, 23 de marzo de 2010

Los viajes de Sabina


Poca discusión cabe: con los años, Joaquín Sabina ha ido a mejor, reinventándose en varias ocasiones y picando con acierto en casi todos los géneros, desde el blues hasta la ranchera. Comparando aquel Inventario de 1978 con cualquiera de sus discos recientes, Sabina podría hacer suya la frase de Dylan: I was so much older then, / I'm younger than that now.

Sin embargo, en las sucesivas mudas cayeron algunos Sabinas que no han envejecido del todo bien, pero me gustaban. No veo a nuestro hombre componiendo hoy Calle Melancolía, Mi amigo Satán o Gulliver: ni tendría sentido ni le alcanzaría la voz. El disco que las contiene, también ya muy lejano (Malas compañías, del 80), es el comienzo del Sabina rockero y posmoderno, pero guarda aún esencias de los 60 y 70. Lastre, si se quiere; pero también poso, fundamento.

No quiero decir que el Sabina que perdimos en los discos posteriores fuera un cantautor 'progre' (como dicen ahora con asco tantos retros) al uso, predecible. Más bien me parece un bohemio a la usanza del XIX, dispuesto a quemar los últimos cartuchos de un imaginario a punto de caducar: la idea del artista como visionario, rebaño mágico de Satán. En Gulliver, la lista de la compra que cierra el tema (marca de la casa) tiene un deje bíblico, de letanía, muy dylaniano y, a la distancia, un tanto impropio. ¿Qué queda hoy del profeta dispuesto a aparecer ante los demás, si no ante sí mismo, como la voz que clama en el desierto?

No es fácil, por otra parte, encontrar una canción tan aristocrática y contrapopulista: en Gulliver, Sabina convierte a los liliputienses en la mayoría natural: un hatajo de burgueses cegatos y codiciosos, incapaces de comprender al protagonista, el hombre de genio que él era o quería ser. El gusto mayoritario es, así, garantía de error (lo que podría tener curiosos corolarios políticos). Según lo explica el mismo, Gulliver es un antipanfleto. Se dirige contra los que creen que la igualdad consiste en cortarles la cabeza a los más altos. Como diría después Iniesta: Yo, minoría absoluta.



Un día los enanos se rebelarán contra Gulliver.
Todos los hombres de corazón diminuto

armados con palos y con hoces
asaltarán al único gigante con sus pequeños rencores,
con su bilis, con su rabia de enanos afeitados y miopes.

¡Pobre de ti, Gulliver, pobre de ti,
el día que todos los enanos unan sus herramientas y su odio,
sus costumbres, sus vicios, sus carteras, sus horarios!
No podrán, no podrán, no podrán perdonarte que seas alto.

Para ellos la generosidad no es más que un lujo que no pueden pagarse.
Viven alimentados por la envidia que los habita en forma de costumbre.
Míralos revolverse recelosos tras sus gafas de concha.
Te acusarán, te acusarán, te acusarán…

…de ser el tuerto en el país de los ciegos,
de ser quien habla en el país de los mudos,
de ser el loco en el país de los cuerdos,
de andar en el país de los cansados,
de ser el sabio en el país de los necios,
de ser el malo en el país de los buenos,
de divertirte en el país de los serios,
de estar libre en el país de los presos,
de estar vivo en el país de los muertos,
de ser gigante en el país de los enanos,
de ser la voz que clama en el desierto
de ser la voz que clama en el desierto
de ser la voz que clama en el desierto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica canción y estupendo disco Al, que me ha acompañado durante muchos años, y con el que Sabina comenzó los 80 con un aire nuevo, que le sentó muy bién a su música. "Malas compañías" contiene varios temas que son "munición" de buena calidad para el alma: desde "Calle Melancolía" hasta "Gulliver", pasando por una canción lévemente machista "Bruja" pero que refleja a un tipo de mujer con el que alguna vez hemos tenido que lidiar...
Un abrazo
D.

Al59 dijo...

Qué bueno era también aquel blues de Sabina, de los comienzos, el que hablaba de encontrarse en la calle con la maleta y tal y cual. ¿En qué disco estará?

Anónimo dijo...

¡Qué bueno AL!, aún recuerdo cuando escuchabamos éstas viejas canciones en cinta, hace 20 años. Sin duda Sabina siempre ha tenido a parte de las musas de su lado, o ha sabido sobornarlas con su buena labia y algo de alcohol.
Se podría hacer una versión de ese blues, quedaría divertido.
D.