La flecha que enviaste a por nosotros,
altiva, insobornable
metal usurpador de su madera,
ya cruza por los márgenes del tiempo,
ya se detiene
en un viejo motel de carretera,
ya apura las caricias de la fiebre,
ya duda si su ruta era certera.
La flecha cuya punta entre mis dedos
araña mis palabras, no Te ofendas,
Señor, si de esta guisa a Ti regresa,
si Te alcanza su beso traicionero,
si mi sangre en la tuya Te envenena.
3 comentarios:
Religioso te leo.
Pues léeme mejor :).
Al, me gusta tu blog, Folklore, poesía y psicodelía no faltan, me encantará leerte,
Hasta pronto!!
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