domingo, 5 de febrero de 2017

Materiales para la Bestia (perfil A)


Para Ana Vera

Esta cerveza bruja
por cuyos ojos pasan veloces sostenidos,
pelícanos de fondos egresados
desde el hondo bocanal del plenilunio
grandes grandes son los hechos de san Juan y san Fermín
gres un poco de gres
la casa se hunde entre nubes de incienso basáltico
y soy esa propiedad vagamente intransitiva de los mares
cuando perfuman de ignorancia su malvada arqueología

férreas como truenos de un material doméstico
las densas alteridades de un señor en caras vivas
que persigue su propia valencia sobre el cielo incandescido

blanco será mi nombre cuando tú llegues a pronunciarlo:
lejos de mí estaremos cuando me beses con tus acequias
de nieve donde la e no arrastraría sus vanos prejuicios
sin aprehender en sus ijares un breve esputo de terciopelo

tendrás todos los nombres que necesites para llamarme
cuando las costras de los heridos hagan un árbol entre tus brazos
y un hombre de fin del muro diga verdades como alhelíes
o vértigos de Dante mientras divisa zonas de Laura

quién digo quién es autómata
si las flores arteras reposan su polen
sobre el costado límpido de un fresco atardecer
en que las cosas son casi de queso

helados bajo costosas expediciones a la cocina
alados miserables volvemos
hasta la voz de infinita luz que nos deja probar el tiempo
que atesora diamantes planos y asimetrías
como un delicioso sirope de manos introvertidas

probad probad tendré las energías suficientes
para sudarme un hueco entre las olas del verano
que llega buceando como un festín de cobre
como un mármol muy dado a la bebida de anagramas
o un sátrapa del Santo Corazón de la Gangrena

hemos ganado y hemos perdido pero no te hagas ilusiones
tú no jugabas
tus túmulos festivos daban gracia a los nenúfares
del cielo consternados por plegarias hidroeléctricas

uno más uno es el grave
y yo soy su perdido sobrino
comida para el búfalo de sangre imperdonable
amigo de los músculos que sueñan en la piel

nunca jamás me tendrás en tu lista
de aceleradas partículas, verbos a partir de boca
y cocacolas que dejan sentir un chispazo cetrino

airadas eléctricas lindas reservas
como si un banco de hielo portátil abriera los ojos
hasta tocar el sabor espectral de tus blancos peligros
entre penínsulas hechas de pluma de ferrocarril

tilos y amigos que sirven su voz en pequeñas palabras
como la vida qué suerte eso es guay nos veremos muy pronto
pero qué ojos nos van a servir eso ya no se sabe.

la incertidumbre esa amiga propensa a quedar en un verso
sin que uno sepa si habrá de venirle ocasión de encontrarlo
sin torcer algún rincón equivocado
que nos lleva de vuelta a Santa Siempre

es difícil perderse: llegar es lo fácil
hasta el tazón de terrible obviedad que ilumina las clases
donde explicita su argucia veloz el arcángel taimado

"Sócrates Sócrates Sócrates Sócrates Sócrates Sócrates"
un silogismo de tenso cristal en los verbos barbados
que hacen del ocio sintáctico un modo fugaz de morirse
sin esperar a que llegue la cita en materia indeleble

Hemos grabado una letra en los pliegues del miedo:
cuando miramos su eclipse sentimos a veces
el fraternal revolverse de un gato en fondo del circo
donde se juega con pocas palabras y zarzas contadas

mazas más hace una taza de té que un gobierno en Bruselas,
más un mojón de hachís que la Biblia en versión ilustrada
por el pequeño regato de añil que acompaña a los muertos
cuando atraviesan la lápida gres del pequeño terrado
para venir a dormir en las venas repletas de sueño
de los que bajan guiñando un doblón en sus ojos abiertos

mucho habría que morir para poder tocar el tiempo
ese niño de cristales que hacen noche como el plomo
en cañerías donde cada luz es un destello

almenas san Juan en vestido de noche fumándose un verso
de la versión del Cantar de Cantares del sabio fray Luis
mientras espera le hiera el señor de los tiempos perfectos

en torno al mar el filtro de las horas no conoce
maneras compatibles con lo próspero del censo
cuando atraviesa páginas de fresca yema abierta.

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