Los esotéricos fantasean con un grupo de iniciados que anónimamente, desde la sombra, animan y vertebran cuanto de bueno sucede en el mundo. Gracias a la biografía de Joe Boyd, Bicicletas blancas, descubro que este productor norteamericano cumple de forma inmejorable las condiciones: casi adolescente, descubre a artistas negros de blues totalmente olvidados, los rescata de trabajos sórdidos (casi forzados) y los lleva a triunfar al campus universitario; después, parece estar donde quiera se cueza un prodigio: anima a Eric Clapton a grabar Crossroads, prueba sonido con Dylan en Newport, descubre a Fairport Convention, Pink Floyd, la Incredible String Band, Vashti Bunyan, Nick Drake, las Voces Búlgaras y hasta Abba (!), organiza el duelo de banjos de Deliverance, compila el documental definitivo sobre Hendrix, graba con Silvio Rodríguez...
El título del libro alude a una canción que Boyd no produjo pero supo apreciar. El grupo inglés Tomorrow (donde se desbravó Steve Howe, el futuro guitarrista de Yes) se inspiró en una iniciativa de los provos de Amsterdam: sembrar la ciudad de bicicletas blancas, sin dueño, para que la gente pudiera cogerlas y abandonarlas a su gusto y conveniencia. Durante un tiempo, resultaba posible moverse de una parte a otra de la ciudad cogiendo una de estas bicis y dejándola luego donde otro pudiera cogerla a su vez y dar con ella una vuelta.
La melodía y los arreglos captan y eternizan la electricidad de aquel momento en que la ciudad floreció cual Bucólica de Virgilio. Hay revoluciones traicionadas, pero en algún sentido misterioso, necronómico, ninguna está muerta.
3 comentarios:
Al: qué bueno que los jóvenes recuperen CREAM, donde lo mejor no era Clapton sino Bruce.
Bonita entrada y gran tema con sabores a psicodelia británica.
Querido Verle: a mí Cream se me hacen un poco cabezones (como Led Zeppelin). Pero fueron grandes, sí. Mi momento favorito es el obvio: Sunshine of your love.
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