miércoles, 25 de noviembre de 2009

Salvado por las Vainica


Taquicardia, el Álbum Blanco de Vainica Doble, es quizá el mejor de los suyos. Era 1984, el año de La ley del desierto, la ley del mar. El libro que Fernando Márquez, el Zurdo, escribió sobre ellas en la colección Los Juglares, de Júcar, publicado en julio de 1983, había demostrado a los modelnos que no era pecado gustar de las Vainica, y una compañía independiente, Nuevos Medios, ofreció a nuestras damas la oportunidad de explayarse como mejor les pluguiera. La aprovecharon, pariendo un disco doble donde incluso los éxitos (como éste que les traigo, profanado en su día por Sergio y Estíbaliz) aparecen envueltos en arreglos arriesgados, con abundancia de piano clásico y arreglos beatlémanos. Habría que esperar a su última entrega, En Familia (también con un pequeño sello independiente: Elephant Records) para que el dúo volviera a dar lo mejor de sí. De Berlanga y Canut a los Planetas, pasando por Pauline en la Playa y La Monja Enana, todos los que saben han reconocido el magisterio de este dúo de señoras de cierta edad, mercuriales e imprevisibles. En estos días agotadores, en que uno aprende a no desear lo que no tendrá tiempo de hacer (por ejemplo, mantener en pie este blog), Taquicardia (un disco que nunca logro oír entero) me va entregando a tropezones sus secretos. Lo mismo les deseo.




3 comentarios:

Al59 dijo...

Y lo que les gustaba a estas damas Dear Prudence.

Estudiodelsonidoesnob dijo...

Hombre, no vamos a discutir ahora a las Vainica. De ellas, como del cerdo, hasta los andares, incluido "Carbono 14", que ya es quererlas.
Ahora, decir que "Taquicardia" es el mejor de sus discos es una boutade entrañable, aunque nada más que eso.
Otra cosa es que a usted se lo parezca. Es bien sabido que para gustos los colores.
Saludos

Al59 dijo...

Bueno, me lo parece en este instante. Imagino que pocos lo pondrán al nivel del primer disco, o de Heliotropo; aunque no creo que muchos consideren superior Contracorriente o El tigre del Guadarrama, y nadie, desde luego, al pobre Carbono 14, con sus figurones haciendo bulto.

Intento razonar un poco mi predilección (que admito actual y acaso momentánea): en primer lugar, se trata de un disco doble (como el blanco de los Beatles; que era, en opinión de Lennon, tampoco muy compartida, el mejor de los suyos): nunca fueron las Vainica tan generosas a la hora de dejarnos explorar los extremos de su repertorio, desde el posible hit hasta el apunte sutilísimo. Sucede que merecía la pena conocer todo el territorio.

Por otra parte, Taquicardia tiene también algo de otro doble, Wee Tam & The Big Huge, de la Incredible String Band. En ambos casos, se atempera cierta exhuberancia anterior, restringiendo la paleta de instrumentos al mismo tiempo que se mantiene abierta la de registros. Hay una madurez expresiva, que permite hacer más con menos. Las canciones no te conquistan con la rapidez de antaño, pero recompensan la audición repetida, hasta llegar a revelarse en todos sus detalles.

No hay, en fin, relleno. Sí miniaturas, que es cosa muy distinta. Pero nada que haya envejecido con la rapidez de El pabú o la Crónica madrileña. Todas las canciones se mantienen frescas, intemporales en sus arreglos pianísticos y beatlémanos.