Nueva entrega de la orquesta encantada: esta vez clarinete, vibráfono, cello y guitarra. La melodía surgió mientras leía el poema de Antonio, así que en cierto modo lo comenta. Va por usted, maestro.
(Edito: la versión en GoEar es la más reciente, con algunos cambios, creo que a mejor, en la instrumentación y el acompañamiento. Sigue el cello. Salen los demás instrumentos y entran en su lugar corno inglés, dulcimer y piano eléctrico.)
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Vaya. A Antonio Piñero, que algo sabe de estas cosas, también le gusta Ágora. Ya somos dos. (Con García Gual, asesor de Amenábar, tres.)
5 comentarios:
Ciertamente mucho mejor la versión Goear.
¡Precioso tema, por Bach y K. Emerson!.
Ah, amigo cabal, qué bien me conocéis. :) Yo oigo ecos de Epitaph, también.
Hablando de amistades, y pasando de las de verdad a las otras, que tanto abundan: hay quien, después de pedirme paz donde no había guerra, mendiga mi atención con tanta constancia, un pellizco monjil tras otro, que uno se pregunta no ya si la merece, sino qué querrá hacer con ella. Lo que cantaba Simon.
Se ve que le gusta a usted el mundo prerrafaelita, amigo Al. Y Rackham, uno de mis ilustradores favoritos. Blake es más interesante -creo- como poeta que como pintor. Saludos.
Bien lo dice, amigo Crítico: para mí, que no entiendo nada de pintura, la prerrafaelita es un mundo amistoso, una esfera afín a mis propios intentos en otros campos.
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