No me esperes despierta. Han ardido mis naves
y mi nombre es apenas un harapo salado.
Duerme. Teje una tela, un capullo secreto
donde nadie sospeche que maduran tus alas.
Cuando llegue el momento, alza el vuelo. Las islas
y este torpe mendigo te esperamos, cansados.
y mi nombre es apenas un harapo salado.
Duerme. Teje una tela, un capullo secreto
donde nadie sospeche que maduran tus alas.
Cuando llegue el momento, alza el vuelo. Las islas
y este torpe mendigo te esperamos, cansados.
2 comentarios:
Excelente poema, Al, de estética que podría parecer "novísima" pero (me parece) va más allá.
Gracias, Alfredo. He pensado a menudo que, aunque no coincida al cien por cien, mi estética está bastante más cercana a los novísimos que a la poesía de la experiencia, por ejemplo.
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