Papiro mágico griego
λαβὼν
πιθήκου ὀφθαλμὸν ἢ νέκυος βιαιοθανάτου...
(PMG I 248-9)
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar
(RD)
Toma el ojo de un mono o de un muerto
de forma violenta,
piensa en cosas picudas y sucias,
heridas que ascienden,
mariposas que van asfixiando
la luz del lugar.
Ten presente que lo que aparece
no muestra sus cartas
y el silencio es a veces un modo
de hacerse negar.
Toma el ojo de un mono o de un muerto
de forma violenta,
piensa en esa mujer que deseas
y no mereciste
y contémplala en todas sus mudas
llegar y pasar,
sonreírse pensando que tú
la imaginas ahora,
rosa escuálida, eterna promesa
de un cielo voraz.
Toma el ojo de un mono o de un muerto
de forma violenta,
reconoce tu estrella en sus vagas,
heladas canicas
que contemplan con prisa (y, con todo,
su prisa es eterna)
la llegada de flores, arroyos,
espejos, rumores,
ocasiones de darse al olvido,
de arder o sangrar.
Toma el ojo de un mono o de un muerto
de forma violenta,
déjate recorrer por su miedo
que no desemboca,
por su amor que se pega a las cosas
y luego resbala,
su inocencia salada, grumosa,
que inflama tu lengua
como lágrima enferma de sueño
o la gota que quiebra el cristal.
Toma el ojo de un mono o de un muerto
de forma violenta,
y preséntate en casa de aquél
que lo sepa llorar;
sé su firme sostén cuando el suelo
reclame su peso.
Ten piedad, ya que no la mostró
quien cobró su despojo.
Y por arte de magia sé humano
—si aún hay lugar.
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