Por orden de quien no puede evitarlo,
se hace saber que el cielo es un erial,
que es pecado mortal cruzar los dedos
para mentir sin nubes y que el tiempo
es un camino múltiple en que todo
se tuerce, se bifurca, se entrevera
hasta volver en sí, cual burra al trigo.
Se hace saber que todo es espejismo:
un sueño del oasis esta ruta
y el hombre cuya sed colma el desierto.
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