miércoles, 16 de mayo de 2007

Poesías del revés


Así llamó Juan Ramón a uno de sus proyectos más extraños, destinado al parecer a recoger poemas satíricos. En éste, la víctima de la chanza es una monja cuyos encantos, antes de consagrados, cató el poeta —pero cabría pensar que él mismo, en cuanto personaje, no sale del todo bien parado.

Ella, cuya voz de falsete es cosa fina,
en la penumbra malva del misterioso coro
canta espresivamente a la gracia divina
palabras en flor: Faro, Encanto, Rey, Tesoro...

Fuera, el otoño piensa su elejía violeta,
y prende en el ocaso un recuerdo amarillo....
Madre Lina me dice: «¿No oye usted, mal poeta,
qué fervor pone en el precioso estribillo?»

Yo: «Una Santa Teresa, luz de Santa Cecilia...
Conozco la miel suya. Y esos lirios de toca
de sus labios, son, madre, de la misma familia
de los ricos corales que ponía en mi boca.»


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre Lina me dice: «¿No oye usted, mal poeta,
qué fervor pone en el precïoso estribillo?»

En la edición que conozco de este poema, 'precïoso' aparece como 'precioso', sin hiato. ¿De dónde procede ese hiato? ¿Procede de Juan Ramón...? JR, que yo sepa, no solía emplear esa diéresis (si acaso en su primera etapa). Para la etapa de este poema, queda un poco forzada, sin fluidez ni naturalidad (y no conozco otro caso). Si es corrección suya posterior, no lo entiendo. No entiendo nada. Este verso no necesita la diéresis. Y tiene la misma medida del primer verso, que JR aceptó tal cual, tratándose de un tipo de distribución de acentos que conocía bien: 'Ella cuya voz de falsete es cosa fina'. O sea: 'Ella, cuya voz dé / falsete es cosa fina' (única división posible del alejandrino).
El segundo caso, sigue la misma regla: '¿...qué fervor pone én /el precioso estribillo?'
Son los don únicos versos que recurren a tal truco acentual. Creo que JR conocía bien el 'truco', que no dejó de usar. ¿De dónde, entonces, ese hiato sacado de la manga...?
Si lo sacó el propio autor, no entiendo nada (se equivocó la paloma, se equivocaba, etc...).
El poema es otra cosa. Tiene su propia lógica y estructura, su narración, escenificación y planos de contraste que le son propios, de un poema que sólo se puede escribir bien de una manera. Y uno de cuyos secretos pasa por la acentuación extraordinaria de esas sílabas átonas (como en el de Darío : '...o se me rompe en ún / fracaso de cristales').
Recordemos, además, que el alejandrino (verso par) se divide en dos partes iguales (al menos, éste; si yo quiero hacer uno de 8+6, no podré combinarlo con el de 7+7; en uno de 8+6 no contarían los finales en aguda y esdrújula del verso de 8: el alejandrino es otra cosa).
De modo que tal diéresis me plantea un agudo problema sobre los límites.
Me gustaría saber. Gracias por adelantado.
Saludos.

Grifo

Anónimo dijo...

Como nota final, habría de decir que conozco el poema desde hace tiempo por tratarse, sin duda, del poema de JR que con mayor detenimiento haya analizado.
De ahí mi sorpresa.
Saludos.

Grifo

Al59 dijo...

Corrijo, Grifo. Qué (mal) oído el mío. La diéresis la puse yo, pensando en una escansión qué fervor pone_en el / preci-o-so_estribillo —pero quedo convencido de que la otra lectura es la correcta, y edito en consecuencia.

Al59 dijo...

Por cierto que el poema no aparece recogido en el lugar correspondiente de Leyenda (donde Poesías del revés es una de las tres secciones que forman Esto). Vienen sólo dos poemas, también muy divertidos: 'Clase' y 'Semana Santa' (en breve en sus pantallas).

Anónimo dijo...

Gracias eternas, Al... ¡Ufff! Qué prueba de fuego acabo de pasar (y sin quemarme: no me lo creo todavía). Se trata de un poema concienzudamente analizado por un servidor. Toda una teoría literaria (que afecta al análisis de otros poemas) podría haberse tambaleado por esa diéresis.
Parece que JRJ sabía cómo lo hacía. Y quedo más seguro respecto a mi interpretación, que ha superado una prueba tan desconcertante como ésta.
Mañana comentaré algunos detalles de este poema.
Y espero esos otros, que deben de seguir esta línea; todos los cuales florecen en ese momento cenital de la poesía de JR, cuando el autor luce todos sus medios de expresión; y cuando empieza a cansarse de su propio virtuosismo, motivo que origina el poema de estas dos monjitas.
Saludos.

Grifo

Anónimo dijo...

Lo intentaré:

1)En la primera escena, una novicia canta en el coro de una capilla de convento. Desde el principio sabemos que todo es falso por el tono irónico con que lo anuncia el poeta: 'Ella, cuya voz de falsete es cosa fina...' Voz de falsete (y un 'cosa fina' de extracción coloquial). Ella había sido antes novia del poeta (en la tercera estrofa). Y, dese el principio, sabemos que su farvor monjil no es sincero (llama a su nuevo amor 'encanto', 'tesoro', con giros inequívocos de cupletista, que echan en cara al poeta su fracaso amoroso (interesante el verso: 'en la penumbra malva del misterioso coro', con sus aliteraciones).

2) En la segunda estrofa se encuentra el centro de la escena, en la intervención reveladora de Madre Lina: -'¿No oye Vd., mal poeta...', etc.
El comienzo es lo más interesante por sutil. JR intenta escenificar en ellos su propia hartura de su recargada poesía impresionista. Y trata de representarse escribiendo 'mal' (de ahí el apóstrofo de M. Lina: 'mal poeta').
'Fuera, el otoño piensa su elejía violeta
y prende en el ocaso un recurdo amarillo.'
Son dos versos, ante todo, muy bellos. A JR le es imposible escribir 'mal'. Pero, como todo buen escritor, puede aparentarlo.
Véase: 'FuErA, el otoño piEnsA su elejía violEtA' es verso que conduce una inexplicable rima interna en 'ea' (repetida hasta tres), que JR jamás hubiera consentido sin un fin. Y, aquí, no lo tiene, salvo el de escenificar el descuido estilístico.
'Y prende en el ocaso un recuerdo amarillo' es verso más sereno. El 'recuerdo amarillo', con su calidez, evoca la pasada gloria amorosa del poeta, hoy en su crepúsculo. Por demás, son dos versos en los que el autor tira del tópico de su inagotable cantera de crepúsculos. Carecen de toda sorpresa, lejos de aciertos normales para JR en esta misma clase de descripciones ('Luz corrediza de ocasos que se barajan, / por las mojadas calles en las tardes de lluvia...', entre cientos de lo mismo).
Interpreto, por lo tanto, que el autor escenifica su hastío (muy comentado después por él) de su retórica posromántica. De ahí la oportunidad de la intervención de M. Lina. Llamar al autor 'mal poeta' encuentra plena justificación. Es que el poema trata, precisamente, de eso y no de lo que parece.

3) En este divertido poema, todos mienten. Miente descaradamente la novicia. Pero miente también Madre Lina al sancionar positivamente la actuación de la novicia y proponer un ideal religioso basado en el sainete. Y, más aún, miente el propio poeta. Aunque, lejos de mentir a los demás como nos hacen las dos monjitas (crítica implícita de JR a la 'religión'), él sólo se miente a sí mismo. Y nos escenifica lo cansado que se encuentra de sí mismo y de su estilo mágico y doliente. Es normal: lleva ya muchos años machacando el alejandrino (después de haber escrito la losa imposible de sus Elejías, puras, intermedias, etc..., todas muy iguales, en alejandrinos muy puros, etc....). Y el fracaso amoroso con la novicia le presta una magnífica ocasión escénica para representarse a sí mismo. Y, por supuesto, deberemos entender como fición del poema la existencia de tal novicia y tal noviazgo (no documentado, que conste, aunque RJ haya sentido, parece ser, algún caso de amor sublimado por una religiosa; a cualquiera le ocurre).

4) Finalmente, la última estrofa es de pena. Es, en ese sentido, lo mejor del poema como objeto de curiosidad sobre el autor del mismo: ¿Por qué remató tan mal este magnífico poema?
Qué cursilada lo de Sta. Cecilia y la madre que la parió (y lo de los 'lirios de toca' es un pequeño monumento a la afectación). Lejos de mí considerar 'cursi' a un señor que representa lo contrario: el valor mágico de la naturalidad, fluidez y sencillez.
Hay motivos por los que JR pudo patinar al crearse este lenguaje monjil en esta estrofa. En ella declara la verdad pura y dura: Cómo la novicia y él se habían conocido íntimamente. Y peca en todo de ingenuo: Se lo cuenta, convencidísmo en apariencia, a una M. Lina que, por lo que él mismo nos acaba de decir, se sabe ya hasta la Teoría de Relatividad (perdón). ¿Por qué lo hace...?
Como siempre, han de ser varias las razones. Y la principal, creo yo, es que JR se tomaba en serio (se ve en su Epistolario) eso de ser una persona íntegra, veraz, natural, sin doblez, etc... Todo lo cual le dejó traumas tempranos insalvables. JR reivindica aquí su conducta ingenua que él cree heróica (y su profunda inadaptación social). Parece haberse dejado llevar por la emoción reivindicativa. Y consintió una reivindicación penosa, lo que suele pasar (él siempre estuvo convencido de su derecho a hacerlo así e incluyó el poema en sus Antologías).
Por otra parte, el final del poema es bien difícil. Tras el magisterio demostrado en la segunda estrofa (que nadie en su época hubiera podido escribir sino él), supone un riesgo cualquier final que se le quiera dar.
Quevedo, por ejemplo, hubiera podido concluirlo a la perfección, dejando al lector en una carcajada.
Le habría bastado un solo verso. El problema es qué hacer con los otros tres versos de la estrofa: cuanto más estiremos la respuesta (como hizo JR), menos eficacia tendrá.
Hay dificultades técnicas reales en este poema, que exigen un trabajo que, JR, que escribió 'demasiado', no se pudo tomar. Y, aún así, es una obra de pinceladas imponentes.
Pido disculpas al lector (si lo hubiera) por mi extensión desvergonzada.
Saludos.

Grifo

Juan Poz dijo...

¡Coño, Grigo!, ¿todo ese derroche de hermenéutica para una pifia místico-festiva? Misteriosos son, vive Hermes, los caminos de la interpretación, y más aún los que nos llevan a recalar en este o en aquel poema; pero déjeme decirle que "ardo" en deseos de leerle otro comentario sobre alguna pieza de más sustancia, o de más enjundia, que ya no sé si se sigue diciendo.
Nota bene: En la famosa edición de la revista Poesía dedicada a JRJ,-y que yo, Alejandro,¡ay!, aún sigo buscando, por el disco en el que JRJ recitaba a san Juan de la Cruz- aparece la carta que éste le mandó a un vecino suyo en Madrid, quejándose de que tuviera un grillo de inquilino en su balcón, cuyo canto le hacía la vida imposible al neurasténico poeta. ¡No tiene desperdicio, la carta! De una maestría irónica insuperable.
Pues eso.
Dos saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Juán Poz @:

¿Derroche...? El análisis sólo ha sido expuesto en términos generales, dejando en la sombra cuestiones capitales como el por qué Madre Lina habría de estar al tanto de los anteriores amores entre la novicia y el poeta. El lector percibe que la superiora ha de estar enterada. Pero detallar los artilugios de los que el poeta se ha servido para exprearlo supone un análisis minucioso.
No hay que extrañarse. Los poemas se escriben así, aunque no todos los poemas y no todos los autores. Por otra parte, esa 'pifia místico-festiva' no lo es tal. Su vanalidad y frivolidad es demasiado aparente para ser real. Se trata de una crítica amarga que el poeta se hace a sí mismo. Y es interesante en un momento de inflexión de la poesía juanramoniana.
Además, su vanalidad se encuentra fuertemente compensada con una cuidadísima elaboración escénica. Poemas aparentemente fáciles suelen ir equlibrados por una estructura muy compleja (en esta época, JR se vuelve muy complejo y delicado de interpretar).
Al contrario: los poemas tan profundos a los que alude se suelen bastar con el interés del tema y una estructura cuanto más sencilla mejor.
Aquí, y quién lo diría, estamos en el lado opuesto. Y el poema despliega una serie de fuegos de artificio. Es más delicado de analizar que los poemas 'profundos'.
Y, para colmo, se trata de un poema muy estudiado por mí, que siempre me hizo gracia; y que acabó enganchándome.
Sólo he contado la superficie. De los demás poemas de JR no sé prácticamente nada.
Saludos.

Grifo

Anónimo dijo...

Nota: avergonzado quedo comprobando que escribí 'vanal' por 'banal' (trivial) (!), sin duda por atracción de 'vano'. Ni se sabe la de veces que habré podido confundirlos. Pido perdón a la blogosfera. Conste pues.

Grifo

Al59 dijo...

Grifo: nos dejas con la intriga sobre los medios de los que JR se vale para hacernos saber que Madre Lina está al tanto de la relación anterior del poeta con la ahora novicia. Está bien: tampoco es cosa de dárnoslo todo resuelto. Mirándolo un poco, parece claro que la Madre en cuestión conoce muy bien al poeta (tanto que se permite juzgar su calidad) y que le considera parte interesada en el asunto, pues con claro retintín le pasa por las narices el precioso estribillo, como si dijera "¿ves?, ¿a que está mejor con nosotras que contigo? Quiere más a Cristo de lo que te quiso a ti". También el poeta tiene familiaridad con la Madre: la llama por su nombre apocopado, familiar, y le habla con toda confianza. La sensación que queda es que aquí se conocen muy bien todos, aunque sólo él, rompiendo las convenciones, diga la verdad abiertamente.

Anónimo dijo...

Al: me pillas con poco tiempo. Éste es asunto que dejé pendiente. está claro que no pretendo poner todo el trabajo de investigación.
No obstante, sí quiero dejar claras las líneas principales. Si Madre Lina está al tanto de los pasados amores entre la novicia y el poeta, también está al tanto del teatro de la novicia (que alude a su nuevo amor con términos inadecuados). Sabe que miente. Y ella también miente, corroborando la mentira general: ...'¿qué fervor pone en el precioso estribillo?'
Fervor que, está claro, ni ella puede creerlo. El argumento de M. Lina es inconsistente, ridículo y la delata (que la novicia cante con tanta afectación no significa un fervor auténtico, etc, etc... -y, encima, se fija, ironía del poeta, sólo en el estribillo-).
De modo que, tras un argumento tan cómico, M. Lina demuestra saber de todo...
En segundo lugar, está todo lo que has escrito tú mismo. en resumen: Hay una oposición 'Dios-poeta' entre los amores de la novicia, todo lo cual centra la escena. M. Lina no sólo sabe sino que ha de saber. Se dedica a echarle en cara al poeta su fracaso amoroso.
Y de paso, como personaje pirandelliano, habla desde dentro del poeta, que se juzga a sí mismo como mal poeta.
Y, por supuesto, todo ello tiene en este poema alguna otra forma de expresión más patente aún, explícita, y menos confiada al análisis de los supuestos implícitos.
Y, en fin..., poco más. Es poema fino y cuidado, pero no es para tanto. El alucine es la composición 'fractal' de este poema, cuya unidad, o supuestos implícitos, se reflejan en cada verso por igual.
Nada más. saludos.

Grifo