Songfacts
1. A mi parcial entender, el final de esta canción, que alguno hallará sonso, vale (y resume) la canción entera —aunque no sabría explicarlo.
2. La canción, de Daniel, es tan antigua que cuesta entender algunas referencias: Ciudad, con mayúscula, es un enclave mítico de los cuentos que escribía Dani por entonces, a finales de los 80 (Quisiera partir / rumbo a Ciudad; / mas sólo iré si la noche es clara / y tú vas detrás); el 47 es un autobús que recorre, entre otras, la calle de Oporto, en Madrid, y que en aquella época impaciente llegaba siempre tarde (o no llegaba).
3. La grabación es reciente. La canción tuvo en su día un arreglo más convencional, del que no queda nada, y este otro fue uno de los intentos de abrir las canciones de Ciento Volando hacia un espectro sonoro más amplio, menos cantautoril, con teclado y guitarra eléctrica. (Ahora, replíquelo en directo si se atreve.)
4. ...Lo que decía Ian Anderson: Nuestra música es como la zarzaparrilla. No le gusta a todo el mundo, y probablemente ni siquiera a la mayoría. Pero si te gusta, es probable que no encuentres fácilmente algo parecido. O sí.
La tarde había ido cayendo en un rincón
sucio y triste que tengo en mi habitación
donde guardo las guitarras, las arañas,
los libros que hay que olvidar.
Por el cielo pasa un barco de vapor.
¿Cuándo fue la última vez que hice el amor?
¿Qué pasado me ha robado
lo que nunca quise a nadie regalar?
¿Qué ciudad oculta nuestros cuerpos,
de Ciudad enamorados?
Antes de morder el polvo
buscarán, copa tras copa,
salir de la vieja Europa.
Por culpa de la última hora de dolor
se nos hiela cada noche el buen humor,
por culpa de los 47s que se pierden
rumbo al mar de smog.
Qué será, qué no será tras el reloj,
la tarde había ido cayendo y se partió,
se rompió en dos mil pedazos
que brillaban en la noche.
No eran las estrellas,
que había un apagón;
no eran las farolas, no,
que había polución.
Que era una nube de recuerdos
que se fue alejando hacia Oriente
lentamente,
débilmente,
tristemente,
sutilmente.
sucio y triste que tengo en mi habitación
donde guardo las guitarras, las arañas,
los libros que hay que olvidar.
Por el cielo pasa un barco de vapor.
¿Cuándo fue la última vez que hice el amor?
¿Qué pasado me ha robado
lo que nunca quise a nadie regalar?
¿Qué ciudad oculta nuestros cuerpos,
de Ciudad enamorados?
Antes de morder el polvo
buscarán, copa tras copa,
salir de la vieja Europa.
Por culpa de la última hora de dolor
se nos hiela cada noche el buen humor,
por culpa de los 47s que se pierden
rumbo al mar de smog.
Qué será, qué no será tras el reloj,
la tarde había ido cayendo y se partió,
se rompió en dos mil pedazos
que brillaban en la noche.
No eran las estrellas,
que había un apagón;
no eran las farolas, no,
que había polución.
Que era una nube de recuerdos
que se fue alejando hacia Oriente
lentamente,
débilmente,
tristemente,
sutilmente.
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