martes, 13 de mayo de 2008

No siempre brilla el oro


Un viejo amigo, levemente remozado:

No siempre brilla el oro
ni todo el que anda errante va perdido.
Lo viejo, cuando es fuerte, no se amustia
ni en la raíz profunda entra la escarcha.
De las cenizas subirá una llama,
asomará una luz entre las sombras.
El hombre sin corona será rey;
de nuevo forjarán la espada rota.

(Y aún otra versión, atendiendo varias sugerencias de Valnaur):

No siempre brilla el oro,
no están perdidos todos los que vagan;
no se amustia lo añejo vigoroso,
no llega a la raíz honda la escarcha.
De las cenizas despertará un fuego,
asomará una luz entre las sombras;
la espada rota forjarán de nuevo
y será rey el hombre sin corona.


4 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

Por eso se dice que nosotros los que vagamos no somos perdedores, somos buscadores. La corona, ya lo dijo el poeta, es rocío de las heras.

Joselu dijo...

Me gusta la idea de que no todos los que vagan están perdidos; a veces, es una forma de encarar la existencia con la que me identifico.

Aker dijo...

ni en la raíz profunda entra la escarcha.
De las cenizas subirá una llama,
asomará una luz entre las sombras.


Alguna vez sucede que de las cenizas se alza una llama, pues no todo lo que anda errante anda necesariamente perdido.
El viajero encuentra la respuesta de su Duda Metódica.
Y se forja de nuevo la espada rota.
A veces, es real.
Saludos,

Aker

Al59 dijo...

Es curioso que el poema tenga un sentido tan ajustado en la obra y sin embargo, al leerlo fuera y al margen, adquiera otro igualmente fuerte —quizá aún más seductor.