Vuelvo sobre una de mis canciones favoritas: Tarde de agosto (mi amiga mejor). En realidad, he vuelto muchas veces sobre ella, encontrándole siempre nuevas vueltas. Recuerdo cuando le nació una segunda voz y Alfonso me hizo notar que era modal (te he contagiado, se rió). Recuerdo la sorpresa de Antonio ante esas dos voces que se cruzan de forma heterodoxa, de modo que la que empieza más grave acaba más alta y vicecontra. Recuerdo, en fin, oírla por primera vez con la voz mágica de Luli, llevándonosla juntos a donde siempre apuntó. Esta versión instrumental, para laúd, saxo, cello y oboe, sustituye, de momento, la versión cantada que alguna vez espero grabar (en directo o con la mesa) como es debido. Va por ustedes.
*
Edito. Sale el saxo y entra el clarinete. Entre tanto, a la canción le ha crecido una parte nueva (un breve solo, antes de la melodía cantada) que explota la ambigüedad de la armonía.
Cuándo ha de ser, dónde he de perder lo que más quiera.
Carne de abril, rosa sin fin dulce y traicionera.
Tarde de agosto, mi amiga mejor, baila conmigo este buen rock'n roll.
No hay comentarios:
Publicar un comentario