domingo, 14 de marzo de 2010

La Señora de la Isla


Si la isla, reposo de las olas, consuelo de insomnes, cobra forma humana, es común que sea femenina: una Señora de la Isla que acoge a los náufragos y cuyo peligro, como el de las sirenas, es resultar demasiado acogedora: un regazo del que uno ya no querrá ni podrá moverse, atrapado en un sueño eterno. La Odisea es la expresión clásica de este motivo, con sus Circe y Calipso, o esos lotófagos que invitan a los hombres de Ulises a probar una planta deliciosa que borra los recuerdos y hace olvidar todo propósito. No andan lejanas las sirenas, que seducen a los hombres hablándoles de las hazañas que éstos han realizado, halagando su vanidad, y amueblan la playa en la que viven con los huesos de quienes les prestan oídos.

La mitología griega, entre otras, ha situado en ciertas islas (las de los Bienventurados) la morada de Ultratumba de los hombres que se han ganado con su virtud el aprecio de los dioses. Aunque unas islas así no tienen acomodo en la geografía real, las islas Canarias (conocidas en la antigüedad como Fortunatae Insulae, «islas afortunadas») sirvieron a veces de patrón para estas ensoñaciones, al modo de la modelo de carne y hueso que sirve al pintor como punto de apoyo para pintar a Venus o a Diana. Modernamente, las Baleares han cumplido una función similar para los artistas bohemios ingleses y los hippies que no se atrevían a sacar billete para destinos más lejanos y riesgosos, como Katmandú o Marrakesh. En Estados Unidos, Hawai, aunque sobreexplotada, todavía conserva cierto encanto ajado asociado a su paisaje volcánico, las guirnaldas de flores que tejen sus nativas y su música relajada.

En la novela gótica Melmoth el errabundo encontramos el motivo de la muchacha tan bella como buena e ingenua, que se ha criado sola en una isla tropical, lejos de la civilización. La actriz Brooke Shields encarnó un personaje similar en El lago azul (1980), donde no encontramos la ironía trágica de Melmoth: casi todo es sirope en la historia de un niño y una niña que crecen solos en una isla de postal y se enamoran cuando se hacen mayores, siguiendo el modelo clásico de Dafnis y Cloe, de Longo.

Incluso en El lago azul, sin embargo, hay indicios de peligro: un hombre malo anda suelto por la isla; en la misma crecen unas bayas rojas, que traen la muerte o un sueño que, como el de la Bella Durmiente o el de Julieta, se le parece mucho.

Una canción de 1969 evoca el lado más relajado de estas islas paradisíacas: Lady of the island, de Crosby, Still & Nash (incluida en su primer LP, homónimo). Así va:



Lady of the Island
(Graham Nash)

Holding you close, undisturbed before a fire,
the pressure in my chest when you breathe in my ear;
we both knew this would happen when you first appeared,
my lady of the island.

The browness of your body in the fireglow
except the places where the sun refused to go.
Our bodies were a perfect fit,
in afterglow we lay,
my lady of the island.

Letting myself wander through the world inside your eyes,
you know I'd like to stay here until every tear runs dry,
my lady of the island.

Wrapped around each other in the peeping sun,
beams of sunshine light the stage,
the red light's on.
I never want to finish what I've just begun with you,
my lady of the island.

8 comentarios:

Joselu dijo...

Ya sabrás, tal vez, por mis posts la atracción poderosa que ejercen sobre mí las islas. Cada isla es un universo repleto de misterios, rodeado de mar infinito. Quisiera morir en una isla frente al mar. Entiendo toda esa tradición literaria en torno a la isla y no dejo de indagar sobre cuál será mi isla. Cada verano exploro alguna. Literatura pura. Este verano me fascina conocer la isla del Hierro. Ojalá.

Anónimo dijo...

Otro significado de "vivir en una isla" se refiere a la soledad del ser humano o al aislamiento que escojen los que creen haber conseguido algo precioso que no quieren hacer peligrar. Para las islas de los solitarios también se han escrito hermosas canciones

Al59 dijo...

Linda canción. Y una soledad muy bien acompañada (and we'll get high).

Al59 dijo...

A vos, Joselu, os hago alcanzando La isla de Huxley. Nunca tan merecida.

Joselu dijo...

He leído La isla de Huxley en un par de ocasiones y tuve ocasión de pasar tres semanas en la isla en que se inspiró, Balí. Me asenté en una parte no demasiado turística de la isla, lejos de las aglomeraciones. Algún día me gustaría volver. Lo espero. Hermoso tu blog y tu música.

j. dijo...

Hay un poema de la escritora polaca Wislawa Szymborska relacionado con el asunto, muy característico además de su tono, y que he encontrado en la Red en esta dirección:

http://verdadmujeresarte.blogspot.com/2009/03/utopia-wislawa-szymborska.html

Espero que os guste.

La canción de Weezer muy chula, también el vídeo. El tono dominante de melancolía no se percibe si sólo se lee la letra o se conoce el fragmento que se usó para un anuncio de móviles (es lo que me pasó a mi).

Un saludo!

j. dijo...

(Y mola el nuevo color de la página, el refrescante azul del cielo y del mar.)

Al59 dijo...

Nos hemos pasado a los campos de agua, sí. Como canta aquél, pero al revés:

Yo conocí un jardinero
que hizo un huerto en la mar
y se metió a marinero.