miércoles, 3 de marzo de 2010

Valses


Mi sed de valses es infinita. Prefiero los de Satie o Chopin (o el magnífico de Sibelius), pero tolero los de Strauss. Sobre todo, adoro los improbables, como aquél del caballo Enrique o estos dos que les traigo: el Vals Negro de los Stranglers y el Vals de la Luna Nueva, de la Incredible String Band.

Pero el vals ha llegado.
Es una playa sin ondas,
es un entrechocar de conchas, de tacones, de espumas o de dentaduras postizas.
Es todo lo revuelto que arriba.

Pechos exuberantes en bandeja en los brazos,
dulces tartas caídas sobre los hombros llorosos,
una languidez que revierte,
un beso sorprendido en el instante que se hacía «cabello de ángel»,
un dulce «sí» de cristal pintado de verde.






5 comentarios:

Joselu dijo...

Estoy escuchando el maravilloso vals de Sibelius, pero no con el vídeo de Youtube que has enlazado sino con el programa Spotify que supongo conoces. Es realmente extraordinario. Es una nueva dimensión de la posibilidad de oír música sin asaltar derechos de autor ante lo que cada vez soy más sensible. Por Sibelius.

Al59 dijo...

En cualquier formato, Joselu, es una obra espléndida. Para mí, tiene el valor añadido de que fue banda sonora de mi infancia, junto a las Gymnopedias de Satie y los nocturnos y valses de Chopin. Hay otra música 'clásica' que me ha llegado más tarde, pero esta tendrá siempre una resonancia especial.

Gharghi dijo...

The Srangles: Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice.

Bremaneur dijo...

Quédese con esto y recuerde quién le dijo que la peli era una bazofia y la banda sonora execrable.

http://chexpirit.com/versiones-del-vals-de-amelie/.

Al59 dijo...

Buena entrada. Si la hubiera encontrado, seguro que hubiera añadido también ésta (que es la partitura original para acordeón más un arreglo de guitarra inédito).