Cuando me propuso la semana pasada el buen maestro Aníbal hacer una suite de danzas al modo barroco, pensé primero en aprovechar las piezas más o menos bailables de aire medieval o renacentista, o simplemente folk, que se me habían ocurriendo en estos años, con las variaciones y ajustes que fueran menester —pero no tardé mucho en lanzarme más bien a examinar las convenciones de la allemande (por empezar por algún sitio) e intentar replicarlas, con la idea de que hacer una pieza de este tipo tampoco puede ser tan distinto de componer un soneto o una décima.
La ignorancia es atrevida, pero también instructiva. Este es mi primer intento con la allemande: por corregir, porque se repite la estructura AB AB cuando debería ser AA BB, y hay una coda, extraña al género; pero algo hay ya de allemande en la pieza —al menos eso espero.
Para la ocasión he invitado a dos saxofonistas virtuales a tocar el melotrón —aunque, escala oriental mediante, vienen a sonar más bien como clarinetistas balcánicos o del Epiro. Mola. Ahora falta que Carlos cumpla y aporte el bailecillo.
1 comentario:
Ya improvisaré algo.
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