Por lo que dejan ver,
van haciéndose tierra.
¡Hojas caídas!
(Tooyoojoo)
Una vez compuestas, unas piezas se resignan al olvido; otras vuelven cuando lo sienten oportuno y no paran hasta que reciben lo que demandan. Esta es de las que más contento me dejaron cuando le di forma: una melodía modal de flauta, más infantil que siniestra, que se desliza sobre una secuencia minimalista de dos acordes (A - G#m) al compás de un ritmo mecánico, como de reloj de juguete. A la pieza le ha brotado una letra, así que pronto habrá que volver a grabarla como canción propiamente dicha. Pero entre tanto le han crecido imágenes: las que le ha tomado prestadas al otoño el fotógrafo Santiago Hernández-Cano en este estupendo montaje, cuya confección es enteramente obra suya. Mil gracias, Santiago.
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