Ya lo he contado alguna vez: salvo error u omisión, soy la única persona que conozco que disfruta con las clases de solfeo. Salgo de ellas con los ritmos nuevos dando vueltas en la cabeza, y no es raro que de ello acabe saliendo alguna melodía. Hoy hemos estado viendo los dosillos y cuatrillos en compases ternarios. Y, en verdad, alguno que otro hay en esta pieza modal minimalista...
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