martes, 13 de diciembre de 2005

Martes y trece


Primero el martes (o el viernes). Ni te cases ni te embarques. Martes/Marte y viernes/Venus, amor a contrapié. Días y dioses peligrosos, medio espuma medio sangre, orgasmo y (pequeña) muerte.

Después, el trece. Los doce apóstoles más Cristo. El trece es el Asiento Peligroso, el de Judas. El capítulo 13 del Apocalipsis es el consagrado a la Bestia, y el arcano 13 del Tarot, la Muerte. Las doce ya las dije, trece no las aprendí, vete al infierno, demonio, que esta alma no es para ti. En los sistemas de doce (las notas cromáticas, los Olímpicos, los signos zodiacales, los meses) el trece es el número imposible, excluso. Vainica Doble:

El cuco salió a cantar doce veces
pero le miraste
y cantó las trece.

Uno de los grupos psiquedélicos más añejos se llamaba 13th Floor Elevators, los Ascensores del Piso Trece. Las 13:00 son hora peligrosa, la hora inmediata al mediodía en que andan sueltos fantasmas y apariciones. El sol de las trece, que camina para ponerse, es ya un falso sol, según vieja cosmología amerindia: a la vez sol y luna, sol de esqueletos y de apariencias. Ya casi dormidos,

se pueden leer en el sol que se pone
los nombres del rey de este mundo y la fecha
en la que los ojos habrán de cerrarse.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes, Al. Juraría que el 13 es de mala suerte por la última cena, pero que 'El Asiento Peligroso', como Vd. dice, no lo es por ser de Judas, sino por ser el de Cristo.

En fin, era por decir algo. Pasaré por aquí de vez en cuando. Tiene buena pinta este blog.

Salud.

Al59 dijo...

Bienhallado, caballero. Parece que la duda es antigua, y hasta podría decirse que forma parte de la tradición. Resumiendo la historia del Grial, cuenta García Gual que José de Arimatea instituyó el culto de la reliquia en torno a una mesa redonda (arquetipo de la Tabla Redonda posterior), construida en memoria de la de la Última Cena. Los asientos son los mismos de tan memorable ocasión, pero hay uno vacante: «el de Cristo o el de Judas». Teniendo en cuenta que sólo un caballero perfecto puede sentarse en él sin perecer, lo más lógico sería pensar que es el de Cristo. Pero eso convertiría a uno de los doce pares en un nuevo Judas, y sería contrario a la tradición funesta del trece. Así las cosas, con la duda nos quedamos, creo yo. (Recordando, ya de paso, la duda más grave que Borges planteó en Tres versiones de Judas .)

Anónimo dijo...

... creo que dancing the waltz

martes y trece y sigo vivo. Oye, las vainica son grandes y una de las más grandes influencias del pop español (incluso del más descerebrado tontipop)

Si me hubieses preguntado por el trece no hubiese pasado del 12+1 de Ángel Nieto.

Al59 dijo...

A mí me pasa lo mismo con la (trascendental) mosca drosófila.