domingo, 5 de octubre de 2008

Remember A Day


Cambio de tercio (no sólo de la luna vive el hombre). Escribí algunas cosas sobre Rick Wright, teclista de Pink Floyd, cuando estaba vivo, y no supe (quizá ni siquiera quise) añadir nada inteligente cuando falleció.

Ahora, he encontrado algo sobre lo que sí me apetece hablar: un vídeo grabado pocos días después (23/9/08) en el que su compañero Dave Gilmour toca en directo «Remember a Day», una de las pocas canciones que Wright compuso para el grupo, incluida en el segundo elepé de Pink Floyd, A Saucerful of Secrets (1967).

Miguel Ángel Velasco escribió versos memorables en La vida desatada sobre los supervivientes y el legado agridulce que arrastran. Habitados por los muertos cercanos, su presencia nos produce una sensación extraña: uno no sabe si eso es ya parte de uno o si se trata de un territorio anexo donde siempre estaremos de paso, en condición de invitados (o intrusos). Las 'creaciones' de los amigos perdidos son criaturas que nos han dejado en custodia, huérfanos que uno no puede resistirse a proteger y mimar, aunque nunca vaya a tratarlas con el acierto del autor.

Los grupos de los 60 son ya sesentones, y la situación se repite con frecuencia. Los artistas más concienciados no quieren saber nada del pasado, salvo en clave de Tzara: para descartar lo que ya se logró y elegir nuevos retos. Otros músicos, como Gilmour y McCartney, han asumido como legado la música de los amigos que ya no pueden tocarla (Wright, Lennon, Harrison) y la interpretan, pienso, no tanto como homenaje conmemorativo, sino como celebración de lo mucho que sigue vivo en aquellas propuestas.

No quiero caer en un juicio, que me llevaría por ejemplo a hablar mal de la búsqueda implacable emprendida por Robert Fripp, uno de mis artistas favoritos, enemigo feroz de la nostalgia; pero confieso mi simpatía por los segundos, los artistas que se saben supervivientes y beben sin reparo de esa experiencia propia y apropiada. En un artista menos dotado que Gilmour o McCartney (pienso en Álvaro Urquijo, que mantiene activos Los Secretos, con un repertorio basado en los hallazgos de su hermano muerto, Enrique), la fidelidad al patrimonio resulta una jugada obligada (la otra opción sería, verosímilmente, dejar la música, o al menos pasar al underground). A falta de otras opciones viables, la fidelidad al pasado no resulta per se objetable, pero tampoco emociona. Lo grande es que Gilmour, citado para presentar su ultimísimo disco, se pase la promoción por el forro y elija en cambio tocar una cara B de Wright de hace 41 años, simplemente porque lo amaba y le apetece darnos el gusto. (Y que lo haga tan bien, encima.)



7 comentarios:

Anónimo dijo...

Philip K. Dick tiene una obra intitulada "Recordando el año pasado". Y quizás sea así como vivimos algunos, recordando el pasado. ¿Existe algo mejor, o mejor dicho, seremos capaces de dejar algo para futuras generaciones?
Las últimas novedades me indican que esta década poco o nada va a dejar en el campo artístico.

Al59 dijo...

Gharghi: me inclino (será optimismo) a pensar que te equivocas, que hay por ahí grupos y canciones cojonudas. Es sólo que no terminamos de llegar a ellos, ni ellos a nosotros, a pesar de la Internet y etcétera. Lo que sí me parece probable es que a medio plazo siga vivo lo que hoy pasa desapercibido, mientras los hits, lamentables, pasan a la historia ...de la infamia.

Al59 dijo...

Un ejemplo de grupo buenísimo que no conoce (en España) ni Cristo: El Cuarteto de Nos.

Anónimo dijo...

No están mal, pero no me parece que musicalmente aporten novedad.

Al59 dijo...

Entiendo el punto de vista, pero pienso que al final lo revolucionario es hacer buenas canciones, de ésas que no te cansas de oír. De ésas, el grupo rebosa. No hace falta que la música sea espectacular, si la letra es inteligente y el conjunto funciona. Valgan de ejemplo estas dos:
Ya no sé qué hacer conmigo y No quiero ser normal.

Anónimo dijo...

A lo que parece habrá que prestar atención a México y Argentina especialmente y a sudamerica en general. Parece ser que lo más original viene de por ahí.

Al59 dijo...

Efectivamente. En especial, el rock uruguayo (el Cuarteto de Nos son de allá) es una mina. Si tienes un rato, aventúrate y verás.