domingo, 19 de abril de 2009

Verdades


Me pasan, y les paso, este regalo de Agustín García Calvo. El deslinde que hace aparece también, si no mal recuerdo, en uno de los ataques (capítulos) de su libro Contra el tiempo, pero aquí se explica mejor. Mantengo la ortografía del original.

Para evitar confusiones en el uso del término ‘verdad’

(1) Verdad por todo lo alto es la que reina entre los entes puros o ideales, consistentes en su propia definición: por ejemplo, “En el triángulo, sea cualquiera la razón entre sus lados, la suma de sus tres ángulos es la misma siempre”; “7 > 5”, esto es, que ‘5’ es anterior a ‘7’ en el progreso de la serie de los números naturales; o, por ejemplo, “ ‘nada’ es lo contrario de ‘algo’ ”, esto es, que rige entre ambos la disyunción cerrada, “O es algo O (no) es nada”, y por tanto la negación rigurosa, “NO algo = nada”, “NO nada = algo”, pero “ ‘nada’ es lo opuesto a ‘todo’, en cuanto que, operando, no la negación sobre el cuantificador, sino el cuantificador sobre la negación, “todo NO = nada”, “nada NO = todo”, digamos “todo falta” = “nada hay”, “nada falta = “hay todo” (si la gramática permitiera decirlo); o, por ejemplo, supuesto que el sistema fonémico del español estuviese cerrado y quieto, “T : D :: P : B”, “la razón de T a D es la misma que la razón de P a B”; o, en fin, como suma de todas las verdades, “Lo que es lo que es ES lo que es lo que es” y “NO puede ser que lo que es lo que es NO SEA lo que es lo que es”, “A = A”, “~ (A A)”.

(2) Entre las cosas, o sea, en realidad, verdades son las que suelen entre nosotros pasar como verdades: por ejemplo, “la nieve es blanca”, “lo blanco no es negro”, “lo negro no es azul”, “Fulano tenía 27 vacas”, “lo que pasó fué sencillamente que N se puso delante del tren y el tren lo atropello”, “es el mayordomo el que mató a la marquesa”, “está haciendo frío de veras”, “me duele la cabeza”, “siento mucho el fallecimiento de su esposo”, “la población de España es actualmente de 41.574.058 españoles y el año 2025 habrá alcanzado los 50.000.000”, “mañana habrá cielos nublados en la mitad norte de la Península”, “el Universo surgió en un momento hace unos 7 a la 25 siglos y desarrolló sus condiciones fundamentales en unas pocas millonésimas de segundo”, “Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo”, “esta inversión le producirá a usted un 4’5 % a partir del 4º año”. Tales predicaciones o predicciones se demuestran verdaderas por esperimento y verificación, o sea por referencia a otras cosas (istrumento, testigo, repeticiones de “lo mismo” en otros momentos), que, siendo igualmente reales, no pueden demostrar sino la realidad del hecho, nunca su verdad.

(2a) Debe atenderse aparte al caso de la pura convencionalidad de los Nombres Propios: que Felipe Yanguas es Felipe Yanguas, gracias a que ‘Felipe Yanguas’ no significa absolutamente nada, resulta irrefutable ni comprobable por esperimento alguno, sino que ahí la verdad consiste en la pura ley de su imposición. Es lo que al teólogo medieval le hacía declarar que lo que ni Dios puede hacer es que un Martes no sea Martes.

(3) verdad de verdad, la que no se sabe: no consiste más que en descubrir la no verdad de las realidades, esto es, impedir que las verdades (1) se apliquen a las cosas y sus relaciones (2), como el Poder manda a cada paso que se apliquen: descubre que la existencia no es todo lo que hay y que, en contra de lo que el Poder manda, las posibilidades son sin fin. Las verdades (1) se imponen desde Arriba en (2): la verdad (3) se está contínuamente colando en (2) gracias a que las cosas nunca estamos hechas del todo, y así seguimos sensibles a la mentira de las verdades (2); ese sentimiento es lo que razona, diciendo lo que el-pueblo-que-no-existe dice, “NO”, que es la lengua o razón común, que se sabe contradictoria, costituyendo las cosas, por medio de los significados idiomáticos de las palabras, y denunciando y derruyendo la pretensión de su verdad. La negación o refutación de las verdades (1) no puede hacer más que obligar al sistema lógico a corregir sus definiciones y sus reglas; la negación o refutación de las verdades (2) lo que hace es devolvernos a las cosas a la libertad de no ser lo que somos; a la verdad (3) no hay quien pueda negarla o refutarla, ya que, siendo mero des-cubrimiento y negación, la negación de la negación no sería más que el restablecimiento de las verdades (2), como ya de por sí se están restableciendo a cada paso, y la vuelta a la sumisión al Poder y al Fin; o sea, nada nuevo.

AGUSTÍN GARCÍA CALVO

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