miércoles, 21 de diciembre de 2005

Mercurii Dies


Le había dado esa mañana por pensar en frases egipcias, en Thoth, significativamente dios de la magia e inventor del lenguaje. Discutieron un rato si no sería una falacia estar discutiendo un rato, dado que el lenguaje, por más lunfardo que lo hablaran, participaba quizá de una estructura mántica nada tranquilizadora. Concluyeron que el doble ministerio de Thoth era al fin y al cabo una manifiesta garantía de coherencia en la realidad o la irrealidad; los alegró dejar bastante resuelto el siempre desagradable problema del correlato objetivo. Magia o mundo tangible, había un dios egipcio que armonizaba verbalmente los sujetos y los objetos. Todo iba realmente muy bien. (Julio Cortázar, Rayuela, capítulo 42)


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Este post de hoy me recuerda la siempre inquietante tarea de analizar el "puente ontológico" que une el ser y el pensar. Ese puente sería el lenguaje que, a través de la cópula, expresa el ser de lo real, uniendo el sujeto y el objeto. La tarea es la de descifrar si esa unión puede aspirar a la verdad, a saber, que nuestros juicios no sean meras fábulas, que puedan organizarse en discursos que expresen el ser de la realidad. Aunque siempre asalta la cuestión humeana, duda nada metódica, acerca de la estructura del lenguaje que, por propia naturaleza, presupone una interpretación del ser subjetiva que nos aleja de tan anhelada realidad. Siempre quedarán las palabras del alemán a propósito de la poesía: "El lenguaje es la morada del ser".

Al59 dijo...

No estoy muy ducho en esos términos, pero desde luego parece dudoso que ese ser que pensamos (oponer al pensar) pueda ser otra cosa que pensamiento él mismo. Más o menos lo que sucede cuando hablamos de lo inefable o de lo inconsciente, y el manejo que hacemos de ello está desmintiendo lo que la palabra parece querer decir (algo como si al hablar de lo indivisible lo estuviéramos, de hecho, dividiendo).
Aquel moderno sofista, nuestro Agustín, propone una distinción a la que le veo más sentido: el mundo en el que hablamos (al que apuntan cosas como 'yo', 'aquí', 'ahora' y 'hay') en oposición al mundo del que hablamos (al que pertenecen cosas como 'identidad', 'espacio', 'tiempo' y 'realidad' o 'existencia'). La ambigua magia de la palabra consiste en que no sólo convierte lo que hay en idea (lo hace existente, real, para que podamos hablar de ello —y en cuanto lo hace ser lo que no era por conveniencia, lo falsifica), sino que también hace que una secuencia de ideas, purita abstracción, sea capaz de provocar en nosotros sentimientos, recuerdos: en definitiva, dar vida a fantasmas, hacer suceder cosas aquí y ahora, en el mundo donde hablamos. Vasija afuera, vasija adentro. Que baile la varita mágica.

Anónimo dijo...

en Aletrnativas leímos algo de los mitos germánicos. El miércoles es el día de Wodanaz, Wotan, Odín. Que no se corresponde con Mercurio salvo en su papel contemplativo, de espectador (por eso los germanos le pusieron wodanaz al miércoles, copiando a los grecorromanos), ni tampoco es Marte, que en los germanos es Tiwaz (dios de la guerra), ¿thor?

O sea, Odín, el padre de los dioes, ¡un simple miércoles! El domingo, el sol.

Sobre las palabras y las cosas, el último libro de Virno está muy requetebién.

Al59 dijo...

Prokop: bien venidos esos apuntes de mitología comparada. Me ha quedado (como dirían aquí) pensativo eso de que la correspondencia Mercurio-Wotan/Odín se estableció porque ambos tenían en común una faceta contemplativa. A simple vista, no la aprecio en ninguno de los dos (Mercurio, dios de ladrones, comerciantes y heraldos, todo palabra y acción; Odín, como Zeus, dios tonante y detonante, todo él voluntad y deseo, hágase y se hace). Se me ocurre otra conexión: tanto Odín como Hermes tenían juridiscción sobre las almas que se han desprendido del mundo de los vivos pero (aún) no se han integrado en el de los muertos. Odín dirigía la Caza Salvaje (y la cabalgata de las Walkyrias), una variante borrascosa de nuestra Santa Compaña; Hermes guiaba a los muertos hasta la barca de Caronte, y también era dios importante (como muestra la imagen) en la evocación mágica de los eidola o fantasmas. ¿Quizá sea esa faceta mortuoria (pero activa) la que los acerca?

Al59 dijo...

Jurisdicción. Para dicción, la mía :-)

Anónimo dijo...

Lo real y el lenguaje
La costa neblinosa
y su cegato cabotaje.

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Otra bonita entrada, Iskander.
Qué rabia venir siempre prisicorriendo y no poder charlar a gusto con tanti cari amici como veo recalando por aquí.

El patrón de los mensakas (quicksilver mssgr service) siempre cae simpático. Además, fue un luthier de talento, la consabida flauta y tal, aunque lo que de verdad le quedó chévere fue la lira: con tripa de choto afanado y caparazón de carey, como los guinbris morunos de souvenir!!

Con todo, puestos a recordar Hermeses que en el mundo han sido (vade retro Calabria!), el que más me sugiere es el 3 veces grande. Cuyo tratado labrado en esmeralda desenterró (creo recordar) tu tocayo el bicorne.

En versión luso-tropical el cuento suena mejor ainda. Tú que puedes, Al, corre al buscador de almas y pídete: 'Hermes Tri', de Jorge Ben. La del Lp 'A Tábua de Esmeralda'.

(Por cierto, entrenós, menudo oído tienes (sic). De tísico [Sick]!!)

Al59 dijo...

Encargado queda el Hermes carioca (ya le contaré). Lo del oído lo desmiento enseguida confesando que yo sí le tengo algún cariño al Hermes baronrójido, héroe de las nubes, señor del viento. En esta fotico de aquí (http://www.mirolloeselrock.com/hermescalabria.jpg) parece el hombre un George Harrison despeluchado. De la Tabula Smaragdina tengo vago recuerdo, sólo aquello de como es arriba es abajo, más bien heraclíteo ("camino arriba y abajo, uno solo y el mismo"), aunque también recuerda aquello de san Pedro atando en el cielo lo que en la tierra o como fuera. Todo cuestión de vínculos y proporciones, así que seguimos on topic. A ver si estas vacaciones le vemos aquí más de seguido, mon ami. Las sirenas seguirán emitiendo.