En su enésimo eco, Freud sigue molestando. Es una buena noticia. Si lo que él convocó pudiera hablar, quizá lo haría con estas palabras.
¿Quién soy? ¿Ha habido alguna vez, desde que el mundo existe, algún hombre que supiese responder correctamente a esa pregunta? Soy el ruiseñor invisible que está en su jaula y canta. Pero no siempre vibra cada alambre de la jaula cuando canto. ¿Cuántas veces he tratado de que repercutiera en ti una canción para que me escucharas? Pero estuviste sordo toda tu vida. Ninguna cosa del universo te fue siempre tan cercana y privativa como yo, ¿y me preguntas ahora quién soy? El alma propia resulta tan ajena para algunas personas, que caen muertas en el momento de contemplarla, pues ya no la reconocen y se les presenta desfigurada como una cabeza de Medusa; adquiere la faz de las acciones indignas que han cometido y de las que temían secretamente que hubiesen podido manchar sus almas. Sólo podrás oír mi canción cuando tú también la cantes. Quien no escucha la canción de su alma es un pecador, un pecador de la vida, un pecador contra los otros y contra sí mismo. Quien está sordo, también está mudo. Inocente es aquel que escucha siempre la luz del ruiseñor, aun cuando haya dado muerte a padre y madre.
(Gustav Meyrink, La noche de Walburga)
7 comentarios:
Menudo palo, ayer, a Freud e hijos de maese Espada por editorial interpuesto. ¿Postulando quizá una tercera vía (entre freudianos y jungianos, periodistas que psicoanalizan hechos-textos)? Bueno... yo creo que el debate verdadero, y en el fondo, está en si se considera que Freud (y Marx, y Darwin, como padrinos intelectuales del siglo pasado) están superados o si nunca debieron existir. O sea, la asunción crítica, activa, o la ensoñación pastoril.
Un saludo.
Alejados del blog, una tarde de ponientes violetas y alcoholes eternos, le dedicamos a Ud. Al, un pequeño recuerdo.
Como pecador, en bella pradera ajena, he oído la canción de la parada nupcial de las tórtolas turcas y, es cierto, he escuchado mi corazón.Un saludo.
Está bien que traiga a cuenta lo de la ensoñación pastoril. Como señalaba Bousoño, la Ilustración produjo las merengueladas bucólicas de Meléndez Valdés y el positivismo las gracietas de Campoamor. El Romanticismo, el modernismo y el surrealismo, en cambio... Pues eso.
De Freud suelo recordar cómo una amiga mía, en su época de estudiante de Psicología, 'conversaba' con él en la ouidja. En un momento, él sonrió; y ella le vió toda la dentadura negra por el cáncer de mandíbula que se lo iba comiendo. Él siempre fue educado con ella; y nunca le dijo, por ejemplo, que tuviera prisa porque otras estudiantes, en Bielorrusia o El Caribe, lo hubiesen convocado para lo mismo.
Freud descubrió el material más alucinante de nuestra vida: los sueños. Y no sólo eso: descubrió el método correcto para interpretarlos (el mismo con que los teóricos como Bousoño interpretan las creaciones poéticas: condensación, desplazamiento, eleboración secundaria, etc...; o sea: metáforas, metonimias, tratamiento del contexto no expreso, etc...).
No fue culpa suya si la sociedad de su época tenía otras preocupaciones más urgentes, como quitarse la represión de encima. Los vieneses siempre han debido de ser unos cachondos.
Y la obra de Freud peca de parcialidad, como tantísimas otras.
Pero su *Intepretación de los sueños* está destinada a larga vida, por encima de su teoría psicoanalítica.
Saludos.
Grifo
[537] Escrito por: Al59 - 8 Mayo 2006 10:19 PM
[529] Ya que les va el método científico, úsenlo. Lo que dice Fedeguico es constatable: hay un grupo de iracundos que escriben (o escribían) por aquí con la palabra mierda como estilema. Casualmente, todos (o el 99,9%: como el alcohol puro) de derecha, retrofranquistas y falanjoides. Con semejante sentina en la psique, no me extraña que teman el psicoanálisis o cualquier otro método de introspección.
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Saltándose la Academia quedaría mejor acentuar:
la "psiqué"
Así sale en las novelas de Núñez Alonso: lo chupilerendi es muy psiqué. Por mí, bien, pero ¿no se nos haría raro un mundo de Safós, Socrátes y Arquimédes? Un poco más y acabamos, como los dioses de la Ilíada de GC, haciendo noche en el Olumpo.
Lo que más me atrae de Freud es su empeño en hacer de su disciplina cosa de Ciencia, su fracaso y, lo que más, el afán con el que años después sus detractores científicos siguen denostando, vapuleando y queriendo enterrar en las catacumbas de la realidad toda su obra.
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