...Pero también está lo dulce de esos poemas incógnita, que nunca das por terminados. Sus variantes dan fe de iluminaciones pasajeras, provisionalidades redentoras que te devuelven al mismo punto, imperfecto pero vivo. Venga o no el milagro, reescribir es mantener la puerta abierta.
Licencia Paracelso
Un soneto me manda hacer Violante...
(Lope de Vega, La niña de plata)
Un soneto se presta a violaciones.
Su cuerpo se insinúa aunque esté quieto.
Ansioso de airearnos su secreto,
se viste con escuetas convenciones.
Los reyes sueñan con revoluciones.
Toda madera aguarda su Gepetto.
Al dios de la palabra, analfabeto,
le gusta agazaparse en los rincones.
No temas adentrarte en lo prohibido.
Los pasos que se apartan de la vía
conducen, dijo Blake, a la experiencia.
Hay algo entre el impulso y el latido:
la norma que prescribe la licencia;
la costra que insinúa su ambrosía.
Un soneto me manda hacer Violante...
(Lope de Vega, La niña de plata)
Un soneto se presta a violaciones.
Su cuerpo se insinúa aunque esté quieto.
Ansioso de airearnos su secreto,
se viste con escuetas convenciones.
Los reyes sueñan con revoluciones.
Toda madera aguarda su Gepetto.
Al dios de la palabra, analfabeto,
le gusta agazaparse en los rincones.
No temas adentrarte en lo prohibido.
Los pasos que se apartan de la vía
conducen, dijo Blake, a la experiencia.
Hay algo entre el impulso y el latido:
la norma que prescribe la licencia;
la costra que insinúa su ambrosía.
1 comentario:
Uno andaba aún por esos fastos de las fiestas, que parecían imposibles de concluir, y que, no obstante, han concluido felizmente ya, cuando suena la misma música de siempre, la que sonó una vez.
Los antiguos poemas nunca terminan de envejecer. Son como los amores del desván. El primero de los dos sonetos puestos aún está tan vivo como siempre. No piensa envejecer, ante versos como éstos:
*Rebosa el corazón de agua pasada
por esa piedra basta de los años.*
saludos.
Grifo
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