viernes, 12 de enero de 2007

Negra sombra que me asombras


Otra entrega de sus tesoros: Juan Ramón Jiménez, Música de otros. Traducciones y paráfrasis, ed. bilingüe de Soledad González Ródenas, Barcelona: Círculo de Lectores, hoy mismo (o a lo sumo, ayer). En el dibujo jeneral (démosle el gusto) no hay trastorno: primero (1897-1912) algunos poetas gallegos (dialectales, como los llamaba él), algo de Ibsen y mucha Francia; después (1913-1954), la fascinación por los anglos (Shelley, Shakespeare, Yeats, Blake...). Apenas hay alguna desviación de la ruta (sendos momentos de Mallarmé y Baudelaire, abordados en plena anglofilia). No sé si es casual que en esta antología lo primero y de momento único que me arrebata sea esta sencilla versión, que debe ser una de sus primeras, del gran romance de Rosalía:

Cuando pienso que has huido,
sombra negra que me asombras,
al pie de mis cabezales
te veo haciéndome mofa.

Cuando imajino que huiste,
por el mismo sol te asomas,
y eres la estrella que brilla
y eres el viento que sopla.

Si cantan, tú eres quien cantas,
si lloran, tú eres quien lloras,
y eres murmullo del río
y eres la noche y la aurora.

En todo estás y eres todo,
para mí y en mí tú moras,
nunca me abandonarás,
sombra que siempre me asombras.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Si me lo permites, otro poema de nuestra Rosalía, y para el trovador un abrazo:
*

DE A LAS ORILLAS DEL SAR

Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores,
ni con su brillo los astros:
lo dicen, pero no es cierto;
pues siempre, cuando yo paso,
de mí murmuran y exclaman:


-¡Ahí va la loca, soñando
con la eterna primavera
de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos;
y ve temblando, aterida,
que cubre la escarcha el prado!...



-Hay canas en mi cabeza,
hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando,
pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera
de la vida que se apaga
y la perenne frescura
de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores,
¡no murmuréis de mis sueños!;
sin ellos, ¿cómo admiraros?
¡ni cómo vivir sin ellos!

Al59 dijo...

Querido anónimo: qué enorme poema, confesión a la vez de armonía y desencuentro con la naturaleza. Rosalía entiende lo que las cosas le dicen, pero éstas no la entienden a ella, contagiadas del espíritu criticón de los vecinos. ¿Cómo es posible?

Anónimo dijo...

Parece que tendemos a proyectar nuestros deseos y temores también en la visión de la Naturaleza, queriendo hacerla partícipe de nuestra irrevocable soledad.Una manera de aliviarnos.
Espero disculpe Rosalía que se hayan descabalgado algunos versos al copiarlos.
También te pido disculpas a ti.Hasta siempre.
*

j. dijo...

En ambos poemas, algo que siempre asocié a lo gallego -a mi familia gallega-: la importancia que se le da a la presencia ajena como pura idea (la gente, los otros, el qué dirán, esa sombra de algo que tal vez se fue o nunca existió pero que aun queda bajo esa forma...) Para mi fue una sorpresa -y un alivio- descubrir esa otra forma de ser gallego diametralmente opuesta que encarnaba Cela. Menos mal. Eso sí: los dos poemas, bellísimos.

Un saludo.

Al59 dijo...

Querido anónimo: ojalá ese hasta siempre signifique un hasta ahora mismo. Un abrazo, en cualquier caso.

Al59 dijo...

Con lo linda que es la melodía de Negra sombra, no termino de encontrar una versión que me convenza. La de Luz Casal y Carlos Núñez tiene un cierto aire megaluxe, de faena apañada por promotores discográficos, en la que los artistas cumplen pero no se entregan. La de Milladoiro, orquestal, de puro estilizada y culta no me emociona. Estoy por quedarme con la también instrumental de los Relámpagos, con más vidilla —pero su versión sólo se entiende bien como la traducción al pekenikés de un original ausente. Hay otra de Los Tamara, calorro-sinfónica, y otra del ínclito Albano, que son directamente demenciales. ¿Alguien da más? ¿Menos?

Al59 dijo...

Javi: curiosa esa idiosincrasia gallega, que al menos en Rosalía está muy presente. Al hilo de las definiciones dadaístas que se recordaban hoy donde Azúa, me viene esta coplilla escolar :

Si te besas con tu chico,
que no sea en el balcón,
porque el Amor es ciego,
pero los vecinos, no.

Al59 dijo...

(Le entra a uno la tentación de regularizarlo:

Si te besas con el novio,
que no sea en el balcón:
piensa que el amor es ciego,
pero los vecinos, no.
)

j. dijo...

Está bien, bonita, esa picardía blanca.

(Vaya sorpresa -otra vez- descubrir que lo de Azúa sigue con vida, aún de cuerpo ausente. Qué gracia el artículo del presi esdrújulo.)

Muy bonita también la letra de Las líneas enemigas.

Un saludo.