viernes, 8 de junio de 2007
Te la picas
Aquí lo dicen así. Nosotros, allá, decíamos que el infortunado se la ligaba (quizá, a veces, que se la pringaba o se la pochaba). La idea es siempre la misma, como sacada de alguno de esos manuales antañones sobre el origen de la tragedia griega. Para que haya juego, un actor debe separarse del coro y enfrentarse dialécticamente a él. La pérdida del uno es la ganancia del otro. En un instante, todos tus amigos han dejado de serlo y traman tu ruina: se mueven para escapar de ti, te citan y burlan como al toro, intentan alejarte del Eje del Universo (la Casa) para llegar allí a hurtadillas, sin que puedas evitarlo, y salvarse (es decir, condenarte durante una partida más). Convertido en un farmakós, un enemigo público, sólo podrás dejar de serlo cuando le traspases el cargo (tal enfermedad infecciosa) a alguno de los jugadores. Si el que se la pica es torpe (y nadie, rompiendo la solidaridad del coro, se compadece de su sufrimiento), puede seguir en su rol toda la mañana o tarde, cada vez más cabreado y mustio. El juego sólo es divertido si el toro puede vestirse, en la siguiente, de traje de luces.
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3 comentarios:
curioso lo de los nombres, yo también decía (y digo) pochar y ligar. Me parece que a "los mayores" les sigue apeteciendo jugar pero ya no se atreven, así que necesitan un empujoncito. Nosotros a la menor ocasión ponemos a jugar a los amigos, ya casi todos treintañeros,pero de buen ver, al escondite inglés (mira que es tonto este juego) y al "tú la llevas", o su versión "tulipán" por la calle o enmedio de un piquenique en el parque y nos lo pasamos "como enanos".
Recopilar los juegos (y sus nombres) que nos han entretenido tantos recreos, tardes y noches de vacaciones, es buena cosa.
Me pregunto a qué juegan ahora los niños, hace unos años en el patio del cole había un par con los brazos en cruz gritando. "¿a qué jugáis?", "a Titanic".
saludos periféricos
En esencia, se juega a lo mismo. Hoy es siempre, todavía
Periférica amiga: el tulipán y el rescate siempre me han encantado. Con el escondite me pasa como a ti: lo veo un poco tonto (aunque dé tanto juego: "que mi escondite ya no lo puedes ver / porque no está donde estaba").
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