La Red nos trastorna, afortunadamente. Cataclismos sucesivos van sacando a la luz la memoria perdida de nuestra especie. Primero, el sector público (o publicado): libros, discos, películas y programas de TV que dimos por desaparecidos o buscamos por los rincones de saldos y tiendas especializadas (dejándonos a veces la bolsa y la vida). De Nick Drake al Nodo, no hay fenómeno underground, antañón o friki que no tenga ya, en acto o en ciernes, su edición definitiva y comentada. Después, vía Facebook, ha tocado la hora del sector privado: álbumes familiares de fotos, listados de EGP, BUP y COU, pasados por revivir y pasar a limpio en sesiones abiertas de terapia (o delirio) colectivos.
A mí, quede claro, todo esto me agrada —incluida esa sensación de inquietud que añade sal y picante al mero regodeo. Como dirían los sabios, siento una gran perturbación en la Fuerza. Hoy más que nunca, el pasado no está escrito: no deja de pasar y desbordarse. Para los que dejamos cosas por hacer, tantísimo por grabar, ecualizar o antologar, la noche es propicia y no se le ven fronteras. A por ella.
(Si aún hubiera singles, esta canción por Ángela sería la cara B de Y a pesar de todo: ambas canciones habitan ya junto a Antonio, que tanto las quiso, en el Doble País.)
2 comentarios:
Entro un momento para dar a conocer que Luis Valdesueiro, a pesar de sus reticencias, ha abierto un blog en esta dirección:
http://lasesquinasdeldia.blogspot.com/
P.D. Aún sigo impresionado por el poema de Antonio Hernández Marín
Luminoso asunto. Gracias por dar el queo.
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