Historia de tres amigos
de la dulce libertad:
si se hicieron anarquistas,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver,
llamados Los Solidarios,
que desprecian al Poder.
Buscados y perseguidos
por el campo y la ciudad,
si acabaron en la cárcel,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver:
tres hojas de trébol negro
contra el viento del Poder.
Siguiendo con su costumbre
de burlar la autoridad,
si cruzaron la frontera,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver:
la negra sombra del pueblo
contra el brillo del Poder.
Después de una temporada,
se volvieron para acá;
si temblaron los burgueses,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver:
tres balas negras de plomo
apuntando hacia el Poder.
(Chicho Sánchez Ferlosio)
de la dulce libertad:
si se hicieron anarquistas,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver,
llamados Los Solidarios,
que desprecian al Poder.
Buscados y perseguidos
por el campo y la ciudad,
si acabaron en la cárcel,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver:
tres hojas de trébol negro
contra el viento del Poder.
Siguiendo con su costumbre
de burlar la autoridad,
si cruzaron la frontera,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver:
la negra sombra del pueblo
contra el brillo del Poder.
Después de una temporada,
se volvieron para acá;
si temblaron los burgueses,
no fue por casualidad.
Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver:
tres balas negras de plomo
apuntando hacia el Poder.
(Chicho Sánchez Ferlosio)
6 comentarios:
Libertad, poder, autoridad, pueblo... Cuántas palabras que supuestamente tanto revelan y tan poco dicen, salvo toneladas de ambigüedad, las clásicas buenas intenciones con que Samuel Johnson pavimentó el infierno y el mapa de un territorio mental tan esquemático como puede concebir un can su territorio orinado...
Lamento ser tan duro, pero hay abstracciones que extravían de un modo deletéreo...
Luego nos quejamos del famoso "buenismo" de Zapatero, pero hunde sus raíces en plantamientos tan simplistas como el ejemplo de hoy.
Juan Poz:
Totalmente de acuerdo. se trata de abstracciones y palabras masificadas y vacías. Pero no creo que Al las traiga por eso. Pienso que él intenta evocar la vida de unas personas, su manera de ser, sus reacciones frente a los problemas que plantean estos términos tan genéricos y oprimentes como 'libertad', etc, etc...
Saludos.
Grifo
Juan Poz: honra a los anarquistas, grandes cuestionadores, que se afronten sus testimonios con mentalidad analítica implacable. Dicho lo cual, estoy casi convencido (sólo casi; pero casi) de que el extravío suele venir al revés, cuando uno cae por ejemplo en la trampa de detestar al poderoso tal o cual en vez de al Poder. Para entendernos, si tiene su razón aquello de "para conocer a Pedrito, dale un carguito", la tiene en mayor medida la vieja constatación anarca de que los puestos tienden a pensar por sí solos. (Lo que es casi como decir que se odia al Pecado, pero no al pecador.)
Por otra parte, las quejas sobre el buenismo de Zapatero me merecen un escrutinio poco amable. La mayor parte no está en desacuerdo (anecdótico) con ZP: lo está (profundamente) con Sócrates y Cristo, con la idea de que es peor hacer el mal que sufrirlo y con la recomendación de insultar al que te agrede poniéndole la otra mejilla. Confieso que, considerándome pagano y más heraclitano que socrático, los valores implícitos en esas dos posturas me parecen, lejos de ingenuos o periclitados, lo mejor que ha dado nuestra famosa civilización occidental (mejor representada, un suponer, por Gandhi que por Runsfield).
Me temo, pues, que en esto no vamos a estar muy de acuerdo. A mí de Zapatero y los suyos me molestan otras cosas: el puritanismo con afeites feministas, por ejemplo, o la sintaxis aborrecible, que sugiere lo peor del pensamiento que pretende vehicular. En cuanto a los anarcos del 36, la Historia les puso en el disparadero de la contradicción al otorgarles un poder decisivo en Barcelona y otros sitios durante breve tiempo. Yo diría que no salieron muy mal de la prueba (algo en plan Sancho Panza en Barataria), y en cualquier caso Stalin no les dio mucho tiempo para el extravío. No hay épica que leída en frío no resulte ridícula (Aquiles era un picajoso, Ulises un marrullero, el Cid un obsesionado con el qué dirán, y así todos), pero la de Ferlosio y sus anarcos me parece una de las más felices. Ni Dios ni patria ni rey. ¿Vigente? Pues ya ve usted: los tres, a fecha de hoy, dando por culo.
Rafa: encantado de verle por aquí. Confío en que los temas que se planteen puedan interesarle. De García Calvo hemos hablado (y hablaremos) bastante a menudo, y de Chicho me gustaría ir rescatando lo que esté a mi alcance.
Alejandro, de mi intervención lacónica no puede inferir posicionamientos míos que no he expresado, aunque sí de otros, como el "buenismo" zapateril, que puedo haber expresado ambiguamente. En cualquier caso, estoy de acuerdo con el pacifismo cristiano-filosófico al que alude y de Zapatero y alrededores me repugnan los mismos hechos que usted señala. ¡Cómo perdonarle que sea el principal enemigo de la prosodia y la sintaxis!
La diferencia, si acaso, está en que a mí la épica me deja frío, tanto en frío como en caliente; soy un poco al estilo de Brassens, que oigo la música militar y sigo en la cama igual. Prefiero la lírica, sin duda.
Juan Poz: así sea. Fíjese que yo encuentro algo épico en el personaje de su diario (ni siquiera falta la invocación a la Musa).
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