sábado, 2 de diciembre de 2006

Al pasar la barca


Creo que, salvo en la dulce Memoria, no he dado nunca con un comentario de esta canción de corro. Una lástima, porque me encantaría saber qué ven otros en esa verdad del barquero: ¿cortesía? ¿Rapacidad? Da que pensar que el planteamiento permanezca fijo en todas las versiones, mientras que la respuesta de la niña, a partir de ni lo quiero ser, haya dado lugar a todo tipo de ocurrencias: además de la que elegimos nosotros, recuerdo a bote pronto yo pago dinero como otra mujer y arriba la barca de santa Isabel (indagando un poco más: tome usté el dinero y déjeme usted; yo pago dinero como otra mujer; tome usté el dinero y me embarcaré; maldito dinero, maldito parné; al pasar la barca, yo le pagaré; ¡arriba la rosa, arriba el clavel!). (Más aún, aquí.)

En tierra del sargento Pepper el invento lo han aprovechado antes, entre otros, las Grecas (rock lolailo) y Nacho Cano (sinfonismo naif). Nuestra versión sigue otra vía: coloca a la niña y su barquero en las inmediaciones de Haight-Ashbury.

Al pasar la barca
me dijo el barquero:
—Las niñas bonitas
no pagan dinero.

—Yo no soy bonita
ni lo quiero ser,
las niñas bonitas
se echan a perder.

Y al pasar la barca
me volvió a decir:
—Las niñas bonitas
no pagan aquí.





7 comentarios:

Anónimo dijo...

El barquero... Sin querer, por la bella imagen expuesta me voy a una película que acabo de ver muy recientemente, del director iraní Bhaman Ghobadi, que se titula "Half Moon". En ella, esta Media Luna o Mariposa y además Niña Bonita, hace las veces de barquero, es decir de medio de transformación psíquica... En el caso de la película, al fin de una vida. En el caso de la canción, al tránsito hacia la vida adulta. La película, por cierto, es pura magia creativa, un placer para todos los sentidos, dignísima Concha de Oro en Donosti.
El barquero de la canción, también trae ecos de la pertinaz represión contra toda forma de autodependencia de las mujeres, tan vigente hoy como siempre en demasiados lugares de este mundo que nos toca vivir, y que también retrata fielmente la película de que os hablo.
Un saludo,

Drix

Juan Poz dijo...

De verdad, de verdad que me ha sonado como esos "breves" musicales que intercalaban los Beatles en el doble álbum blanco, apenas un esbozo, pero con una fortísima carga de creatividad... Bunbury la incluiría en su repertorio, sin duda.

Anónimo dijo...

Entro ahora y coincido con Juán Poz: la canción arranca con un punteo de guitarra arrebatador, como una explosión dispuesta a jugar con todo. Ya lo conocía, claro está; pero, cuanto más lo oigo, más me empuja.
Saludos.

Grifo

Al59 dijo...

Drix: gracias por la recomendación. Lo de la autodependencia no lo entiendo: ¿equivaldría a la independencia? De un modo u otro, me vienen a la cabeza los versillos de Isabel Escudero:

Esto sí que tiene ciencia:
que yo dependa de ti
y tú de tu independencia
.

Al59 dijo...

Juan Poz: ya se imagina qué bien me siento en tan buena compañía. Los Beatles son algo más que mi grupo favorito: aprendí a tocar con sus canciones. Con Bunbury no conecto tanto, aunque cuando se pone en plan Bowie meets Morrison acierta bastante. En todo caso, su comentario me deja animadísimo. Gracias.

Al59 dijo...

Grifo: me conforta la coincidencia. La verdad es que el arreglo quedó, aunque, por decirlo todo, yo no hubiera mezclado la canción así (me ponen nervioso los cambios de volumen de la guitarra).

Anónimo dijo...

si kieren saber a cuento de ké viene la canción lean la catedral del mar